Justo Daract: premiaron una escuela por aplicar la meditación en el aula

Cada vez son más las escuelas de la provincia que se animan a explorar nuevas herramientas educativas. Ése es el caso de la Nº 429 “Gregorio Agüero” de Justo Daract que hace unos días fue destacada en un congreso en la Universidad de Buenos Aires (UBA) por ser una de las pocas instituciones con jornada extendida en el país, que elige a la meditación como método para mejorar la organización dentro del colegio y el bienestar de sus estudiantes. 

"Los niveles de violencia bajaron luego de que comenzamos con las clases de meditación"

La “Gregorio Agüero” está ubicada sobre las calles Juan B. Justo y Salta del barrio Sur y desde abril, cada uno de sus alumnos aprovecha unos minutos del día para permanecer en silencio al aire libre y logra “bajar los niveles de ansiedad, la falta de atención y concentración”, indicó la profesora de teatro a cargo de la actividad, Grisel Pollacchi. 
"Nuestra actividad nació para ver cómo organizamos el tiempo y los espacios del aula en una jornada extendida. Trabajar con 150 niños, en un salón no es una tarea fácil, por eso decidimos que sería bueno acudir a esta herramienta”, explicó la directora Bibiana López García. Atentas ante cualquier novedad en el campo educativo, las docentes quisieron mostrar lo que ocurría en la escuela después de cada ejercicio. “Apenas supimos del Congreso de Propuestas y Experiencias Pedagógicas, que se hizo por segunda vez en Buenos Aires, quisimos participar. Presentamos el proyecto al Programa Provincial de Educación Primaria junto a otras 26 escuelas que implementan la jornada extendida, como nosotros. El Ministerio de Educación de la Provincia nos eligió y luego el Ministerio de la Nación. Ellos nos invitaron a participar en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Cuando estuvimos allí compartimos el stand con gente de Santa Fe y Mendoza, de todas las escuelas que participaron fuimos la única que utilizaba la meditación”, contó. 
Si bien los chicos del 4º, 5º y 6º grado, desde hace unos meses, meditan después de almorzar, al comienzo fue una tarea que requirió tiempo  y paciencia. "Les decía que era como aprender a leer, lo tenemos que aprender paso por paso. Pero ahora logran disfrutar de cada silencio que logramos en esos diez o quince minutos que estamos en el patio. Es muy lindo el ambiente que se crea porque alcanzamos el mismo nivel de relajación y paz entre todos. Cuando terminamos se crea algo muy interesante porque todos nos vamos renovados”, expresó Pollacchi, quien llegó al colegio a comienzo de año para enseñar teatro.