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Procesaron a uno de los dos detenidos por la fuga de Vogel

Por redacción
| 14 de marzo de 2015
Tarea fina. Vogel, un artesano de la carpintería, construyó la cómoda que usó para salir de la cárcel.

De aquí en más, Santos Fabier Cortez tiene reglas que cumplir. El verdulero que tuvo en su casa el mueble en el que el condenado Jonathan Vogel escapó del Servicio Penitenciario tiene prohibido salir de la provincia. Además, deberá presentarse una vez a la semana en tribunales de San Luis a firmar el libro de procesados, para dar cuenta de que no se ha ido de aquí. A la par de procesarlo, ésas fueron las dos directivas que le impuso el juez en lo Correccional y Contravencional de San Luis Marcelo Bustamante Marone al comerciante que, según se presume, apañó la huida del interno señalado como cabeza de una banda de narcotraficantes.

Cuando declaró, el comerciante de 45 años aseguró que la cómoda llegó a su domicilio el miércoles 4 de marzo a la mañana. Explicó que la noche anterior, Humberto Ramón Victorio, su primo de crianza, lo llamó para pedirle un favor: que recibiera el mueble, lo descargara y pagara el flete. Contó que Victorio le dijo que pasaría luego a reembolsarle el dinero, y presumiblemente a retirar ese armatoste que Vogel construyó de modo paciente en el taller de carpintería.

Horas después de la fuga, los investigadores consiguieron referencias de dónde podía estar el objeto, allanaron la vivienda del verdulero durante la madrugada del jueves y lo ubicaron.

Pero Fabier Cortez recién refirió que un extraño –sería Vogel– había salido de la cómoda de modo sorpresivo y lo había amenazado cuando la Policía comenzó a cercarlo a preguntas. Fue después de que alguien comentara durante el operativo que el comerciante había dicho, más temprano, que “un tipo había salido de adentro del mueble”. Ese día quedó detenido, con la sospecha de que podía ser cómplice del prófugo. El miércoles pasado fue procesado por “encubrimiento para favorecimiento personal”, detalló el juez.

Como la figura tiene una  pena máxima de tres años de prisión, y tomó en cuenta que Fabier Cortez no tiene antecedentes y está domiciliado en la provincia, no correspondió el dictado de la prisión preventiva, explicó.

Al haber una investigación en marcha por la evasión del preso y averiguarse la participación o colaboración de otras personas, le ordenó al procesado presentarse en el juzgado con esa frecuencia, “bajo apercibimiento de que si incumple, se le revocará de modo inmediato la libertad. Y, en ese caso, se ordenaría la prisión preventiva y se lo enviaría al Servicio Penitenciario Provincial”, detalló.

El magistrado sólo indicó que fundamentó el procesamiento en las contradicciones que advirtió en la narración del vendedor. Según otra fuente, “cuando se cotejó y valoró lo que declaró Fabier Cortez con la prueba –testimonial, por ejemplo– que está en el sumario policial, también surgían contradicciones en cuanto a horarios y llamados telefónicos.

Los horarios –continuó– surgen de los relatos. Tiene que ver con decir, por ejemplo, que llegaron a tal hora, y se constató que no fue así; o que había tantas personas, y se confirmó que no había personas en el lugar; o negar que hizo un llamado, cuando hay testigos que declararon haber escuchado que se comunicó de nuevo”.

"No sé quién es Vogel"

El juez tomó la decisión sobre la situación de Fabier Cortez un par de horas después de que Victorio, el supuesto nexo de Vogel en el exterior, fuera indagado como favorecedor de la evasión, el miércoles a las 19. La noche anterior, una comisión policial lo había traído de Malargüe, Mendoza, donde fue ubicado el sábado.

Victorio también es verdulero, como su primo de crianza. Se presentó con el defensor oficial Carlos Salazar. Y habló, al igual que su pariente. Seguirá arrestado al menos hasta que el magistrado resuelva su situación: pidió una prórroga de la detención de ocho días.

Declaró que lo condenaron a cuatro años de prisión por vender droga, que estuvo en el penal de Boulogne Sur Mer, en Mendoza, y en otro más, y que como tiene familia aquí hizo el trámite para que le permitieran firmar el libro de condenados en la provincia, resumió la fuente. Pero negó conocer la cárcel local, haber estado allí alguna vez. Y aseveró que no sabe quién es Jonathan Vogel.

Contó que tiene domicilio en San Luis y que suele viajar a Mendoza a buscar mercadería. Dijo que de hecho, la última vez que se cruzó con Fabier Cortez fue allá, hace un mes atrás, donde coincidieron cuando compraban verdura. Aseguró que luego de ese encuentro no tuvieron ningún contacto. Es decir, negó haber llamado por teléfono a su pariente para pedirle el favor del mueble.

La clave para saber quién dice la verdad podría estar en los teléfonos que les secuestraron a ambos y al fletero que llevó la cómoda desde el penal al domicilio de Fabier Cortez. Los celulares ya fueron enviados a peritos, para que los analicen y cotejen si hubo comunicaciones entre ellos. Y el estudio podría complementarse con informes pedidos a las empresas de telefonía celular.

 




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