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La Policía de Merlo rastrea a una banda tras un robo bien planificado

Por redacción
| 11 de abril de 2015
Nicoletti Materiales. El corralón está en la ruta provincial Nº 1, a mil metros del cruce con la ruta 5.

La Policía de la ciudad de Merlo está tras los pasos de lo que cree es una banda organizada de ladrones. Hace dos meses, las oficinas del corralón Nicoletti sufrieron un robo cuantioso y detallado. Los delincuentes hicieron un hueco en el techo para entrar y lograron abrir una vieja caja fuerte tras un minucioso trabajo. El botín fue de 80.000 pesos, pero podría haber sido superior si los dueños del comercio no hubieran hecho pagos de último momento. Los investigadores tienen la hipótesis de que pudo haber un entregador y que el robo podría tener conexión con otros similares ocurridos en la ciudad cordobesa de Río Cuarto y otras localidades de esa provincia.

 


Los primeros días de febrero, el personal de “Nicoletti materiales” llegó al edificio que tiene en ruta provincial Nº 1, para comenzar su día habitual de trabajo, aunque pronto se dieron cuenta de que algo andaba mal. Las dos cajas fuertes de la empresa, que estaban empotradas en unos armarios de las oficinas, estaban abiertas y había signos de desorden.

 


Por el trabajo que hicieron, los investigadores sospechan que participaron varias personas, aunque no tienen precisión de cuántas aún. “Entraron por el techo que da al salón comercial u oficinas. Es de madera, así que retiraron algunas tejas del exterior y luego rompieron algunos tirantes y machimbres”, contó el jefe de la Comisaría 26ª de Merlo, comisario Ariel Barroso.

 


Lo curioso es que el orificio no fue en ningún otro ambiente, sino en el que estaba la caja fuerte. “Sabían dónde entrar”, opinó el policía.

 


El corralón tiene alarmas en la mayoría de los ingresos y dependencias, y una de ellas se disparó y envió una señal de alerta a la central de seguridad privada contratada por Walter Francisco Nicoletti, dueño del comercio. “El personal que hace el recorrido cuando las alarmas dan un aviso percibió que una se disparó, pero fueron a verificar y no encontraron nada raro. No reportaron ninguna novedad”, siguió Barroso. Ahí se presentó el segundo hecho extraño: las cámaras de seguridad ubicadas estratégicamente no tomaron a los ladrones y otros sensores de la alarma fueron “arrancados”, según el comisario, pero no emitieron ningún aviso. Esa anomalía motivó que Jorge Pinto, juez Penal, Correccional y Contravencional de la 3ª circunscripción judicial, ordenara el secuestro de la central de alarmas del local hace dos semanas. El aparato fue enviado para peritar y tanto la Policía como el juez aguardan los resultados para ver qué ocurrió.

 


Una vez que estuvieron dentro y seguros de que nadie iba a molestarlos, los ladrones comenzaron a trabajar para obtener el dinero. “Hicieron cortes en la caja fuerte y alteraron el sistema de cerraduras. Quien trabajó tiene conocimiento del tema, porque no cortaron los hierros con una amoladora al azar, han hecho cortes precisos y destrabado el mecanismo de seguridad. Así la han abierto”, detalló el jefe de la Comisaría 26ª.

 


“Se supone que esta gente estuvo varias horas dentro del local”, agregó Pinto. Sólo una de las cajas fue violentada, porque la otra aparentemente estaba abierta, ya que allí la empresa no guarda valores.

 


Pero cuando terminaron, los maleantes tal vez se llevaron una decepción. “Nicoletti dijo que en la caja normalmente llega a haber un millón y medio de pesos, pero justo habían sacado gran parte del dinero para guardarlo en una caja de seguridad del banco. Habían dejado 300 o 350 mil pesos, que para ellos es el cambio chico para el movimiento diario”, contó Pinto. “Cuando volví a entrevistarlo, Nicoletti dijo que su hijo había efectuado pagos ese día a la tarde y sólo habían quedado en efectivo unos 80 mil pesos aproximadamente”, agregó.

 


Cuando se fueron los ladrones sólo dejaron el desorden. “No había herramientas ni rastros de lo que utilizaron para trabajar”, precisó Barroso.

 


Muchas sospechas

 


“Hubo un trabajo de inteligencia nunca visto acá en la zona”, no dudó en decir Pinto, un hecho que para los investigadores achica de algún modo el abanico de sospechosos.

 


“Nuestro personal trabajó no sólo en San Luis, sino que se trasladó a la ciudad de Río Cuarto y otras localidades cordobesas porque allá hubo hechos de similares características al sucedido en Nicoletti”, relató el comisario Barroso. “Uno de esos casos se dio en un supermercado TOP de Huinca Renancó”, especificó el juez, que investiga la hipótesis de que los hechos estén ligados.

 


En Merlo no hubo allanamientos ni otros procedimientos, “sólo citamos a declarar a personas  que están vinculadas con el comercio. Empleados, gente de seguridad interna del comercio, etcétera. Algunos declararon en sede policial y otros en sede judicial”, aclaró el comisario.

 


Si bien por el momento la línea investigativa más firme es la de una banda foránea, los pesquisas no descartan la complicidad de “alguien que tenía conocimiento de cómo funcionaba todo en las distintas dependencias de este comercio para poder ingresar de forma tan precisa. Alguna información desde el interior del comercio tiene que haber habido”, sospechó Barroso. Pinto fue más directo y estimó que pudo haber “un entregador”.

 


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