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Descalzo, quiso mover un ventilador de pie y casi murió electrocutado

Por redacción
| 22 de enero de 2016
Las Heras 2128. La ventana de la derecha corresponde al dormitorio donde ocurrió la descarga.

Era de noche y hacía mucho calor. Girar el ventilador de pie, que les daba aire de frente a él, a su esposa y a sus dos criaturas, le iba a tomar a Leonardo Guzmán apenas unos segundos. Entonces, para ese tan acotado tiempo, tal vez no recordó o no creyó que hiciera falta volverse a calzar. Estaba equivocado. La electricidad que se descargó cuando agarró con las manos la parrilla del aparato lo tiró al suelo, con el artefacto encima. En un principio, los médicos del policlínico regional de Villa Mercedes habían perdido la esperanza de que el joven de 24 años lograra sobrevivir al fuerte golpe de corriente que sufrió. A las pocas horas, el paciente les demostró lo contrario.

 


Ayer, a la madrugada, Leonardo despertó. Le quitaron el respirador artificial. Puede hablar, pero no coordina lo que dice. Luce confundido. "La doctora nos dijo que eso es normal y que, a medida que pasen los días, va a mejorar. Tienen que controlar cómo evoluciona", dijo Fátima, la hermana del muchacho.

 


Hasta el momento que hablaron con El Diario, ni Fátima ni el resto de la familia habían podido ver a Guzmán. Recién ayer, a partir de las 15, el hombre iba a estar en condiciones de recibir visitas.

 


El ventilador se le vino encima

 


Leonardo vive con su esposa, Melisa, y sus mellizos, de nueve meses, en Las Heras 2128, en una humilde vivienda del barrio Belgrano.

 


Él se gana la vida como albañil. Y, anteayer, regresó justamente del trabajo a su domicilio alrededor de las 18. "Es como que todavía no lo puedo creer. No caigo, porque cuando yo me fui de la casa, él estaba bien y después, antes de que volviera, me avisaron lo que había pasado y que teníamos que esperar cualquier cosa", expresó.

 


En algún momento, seguramente cansado por el trabajo y con el calor a cuestas, el joven decidió acostarse un rato, en su dormitorio. Lo acompañó Melisa. La mujer, que no quería descuidar a los bebés, los recostó a su lado.

 


“Cuando los chicos se durmieron, mi hermano quiso girar el ventilador. Para que no les diera directo a los nenes, porque son chiquitos y les hace mal el aire”, contó Fátima. Quería voltear la ventilación hacia la pared. Entonces, se levantó y, descalzo como estaba, tomó con las manos la parrilla del artefacto. Era las 21:35.

 


La corriente que se desprendió de esa rejilla fue tan potente que Leonardo, poseído por la electricidad, sin poder desprenderse del aparato, se desplomó en el suelo.

 


"Siguió electrocutándose en el piso, hasta que mi hija, que andaba por ahí, lo vio, fue y desenchufó el ventilador", contó la mujer.

 


Desesperada, Melisa corrió hacia afuera, en busca de algún vecino que ayudara a su marido. "Un señor, que vive a la vuelta, le hizo los primeros auxilios", dijo.

 


El vecino trató de reanimarlo y le dio respiración boca a boca, pero Guzmán no reaccionaba.

 


"En un ratito se llenó de gente. Mi otro hermano sacó a Leonardo a la calle. Uno hacía una cosa y otro otra", recordó. Estuvieron así media hora, hasta que llegó la ambulancia.

 


La mujer explicó que la asistencia médica tardó en arribar porque regresaba de hacer una diligencia en el barrio La Ribera. Relató que, en un principio, ni siquiera los paramédicos con sus procedimientos podían hacer reaccionar a su hermano. Luego de un rato, lo consiguieron.

 


Lo recostaron en una camilla y lo subieron a la ambulancia. En el viaje al hospital, Leonardo sufrió tres infartos, dijo Fátima. Una vez en el centro médico, en el transcurso de la noche, experimentó otros cuatro ataques al corazón. "El médico de guardia y el de terapia nos decían que teníamos que estar preparados para lo peor", comentó.

 


"Hoy (Ayer) otra doctora nos decía que era un milagro que ahora él pueda respirar por sí solo y pueda hablar", agregó.

 


Un aparato traicionero

 


Fátima no está segura, pero cree que es muy posible que el ventilador haya estado encendido casi todo el día. La habitación de Leonardo da hacia el frente de la vivienda y su techo es de chapa, lo que hace aún más incesante el calor en el domicilio.

 


El aparato era muy viejo y, a lo largo de sus años, ya había sido reparado en alguna ocasión por su dueño. El padre de Guzmán era electricista y su hijo, al mirarlo trabajar, alguna noción al respecto había adquirido. "Para mí que el ventilador tenía algún cable pelado o algo", razonó. El artefacto fue secuestrado por los policías de la Comisaría 9ª.

 


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