Llegar con tiempo al "Mario Alberto Kempes" era la mejor opción. Por eso, tres horas y media antes de que el uruguayo Daniel Fedorczuk pitara el inicio del partido, se abrieron las puertas del estadio. El ingreso del público fue lento, por los controles pero sin pausa.
En las avenidas cercanas al estadio, el tránsito era a paso de hombre, pero las tribuna "Ardiles", "Willington", "Gasparini" y "Artime", ídolos de Instituto, Talleres, Racing y Belgrano, respectivamente iban cubriendosé poco a poco hasta casi completarse en su totalidad. Muchísimo público, cerca de cincuenta y cinco mil personas, a pesar del flojo nivel que había mostrado el seleccionado en su anterior presentación en Perú; como así también ante la ausencia del mejor jugador del mundo: Lionel Messi.
Los visitantes rompieron el hielo gritando "Paraguay, Paraguay", pero los silbidos y el "Vamos, vamos Argentina....", hicieron calentar las gargantas de los fanáticos "albicelestes". Pasaban los minutos de una espera interminable y a las 19:50 salieron los jugadores de Argentina al campo de juego para realizar los movimientos precompetitivos. Al mismo tiempo, un locutor que animó la previa, comenzó a dar la formación Argentina. Aplausos para todos, pero hubo una verdadera ovación para Javier Mascherano, a modo de respaldo tras su falla en el empate peruano en Lima.
Comenzó a rodar la pelota y la euforia poco a poco se diluyó. El equipo quedó en deuda.
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