SAN LUIS - Miércoles 15 de Mayo de 2024

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Caso Balbo: buscan que declare un joven señalado por testigos

Por redacción
| 29 de octubre de 2016
Uno de tantos. José Saavedra escuchó de boca de conocidos que Vescia había estado involucrado. Fotos: Martín Gómez.

La confesión de una adolescente que participó del crimen y la investigación de los efectivos de la división Homicidios, destacada por los jueces de la Cámara del Crimen 2, permitieron cercar la responsabilidad por la muerte de Edelia Bianny Ortiz de Balbo en torno a dos sospechosos: Miguel “El Miguelón” Castro, preso y juzgado actualmente, y Cristian “El Panadero” Giménez, quien está prófugo. Pero en las audiencias celebradas hasta ahora, varios testigos señalaron a un cuarto sospechoso, que la Policía no logra ubicar para que declare como testigo, y que podría aportar otros detalles a la causa.

 


Resulta curioso que ese nombre surgió de la información que un joven, al que hallaron muerto en la calle a principios de este año, le dio a su hermano militar, quien,  a su vez, le aportó esos datos a sus compañeros de cuartel y a la familia de la víctima.

 


Marcos Andrés Ceballos Rojo es cabo primero del Ejército Argentino y presta servicio en el Gada 161 de San Luis. El miércoles, él y su esposa dieron testimonio en el juicio por el homicidio de Balbo, ocurrido el 19 de noviembre del año pasado en su casa de Ministro Berrondo 210, del barrio San Cayetano, pegado al barrio Militar, en que vive la pareja.

 


Valeria Soledad Galeazzi, su mujer, contó que era habitué del negocio que atendía la víctima. “Vivimos en diagonal a su vivienda, cruzando un descampado. Teníamos una relación de amistad porque siempre iba a comprarle algo para que mis chicos llevaran a la escuela y ahí conversábamos”, les contó a los jueces. La mujer recordó que el día del crimen lloviznaba, y que si bien no puede precisar el horario exacto, vio a Edelia temprano a la mañana, “entre las 10 y las 11 estimo, porque a las 11:30 tengo que ir a buscar a mi nene al colegio. Por eso tuvo que ser antes”. “Compré un paquete de galletitas. Ella estaba sola, como siempre. La persiana estaba abierta como siempre a esa hora, yo golpeé y ella me abrió. Hablamos y quedé en volver a buscar pan, pero al mediodía regresé corriendo con los chicos a casa, por la lluvia”, explicó.

 


Esa noche, Galeazzi y su esposo notaron las sirenas de la Policía en el barrio, pero no le dieron importancia y supieron del crimen recién al día siguiente. “Esa tarde mi esposo me mostró los mensajes de WhatsApp que un soldado, compañero suyo, le había pasado. Tenía información de los supuestos autores”, explicó. Dijo que fue hasta la casa de Edelia para darle la información a la familia.

 


Ceballos Rojo, el próximo en sentarse en el estrado, confirmó que Darío Falasca, un joven que supo ser su compañero pero que ya no pertenece al Ejército, les comentó a un grupo de militares que su hermano Diego, “que estaba siempre en la calle y tenía malas juntas, según él mismo decía”, le había contado que los involucrados eran un tal “Panadero” y un tal “Nanda”, en referencia a Nanda Vescia, un joven que ya fue nombrado en otras audiencias y a quien señalaban como la persona que vendió el televisor que le robaron a Balbo.

 


“Eran mensajes de texto con esos sobrenombres. Incluso indicaban dónde vivían esas personas. No recuerdo exactamente qué decían, pero yo se los pasé a mi señora para que se los diera a la familia” de la anciana asesinada, explicó.

 


La defensora Claudia Ibáñez, que asiste a Castro en el debate, le preguntó por qué le dieron esa información a él y le consultó si aún guardaba esos mensajes. A lo primero contestó que “casi todos en el cuartel conocíamos a la señora (Balbo) porque íbamos a comprarle al quiosco, así que lo que le pasó fue comentario entre los compañeros”. “El teléfono en el que tenía los mensajes se me rompió y tengo otro ahora, así que no, no los conservo. Igual yo fui a Homicidios y les di todo a ellos. Un oficial transcribió textualmente todo lo que decía”, respondió a la segunda pregunta.

 



Hallar a dos testigos

 


El presidente del tribunal, Hugo Saá Petrino, le encomendó a la secretaria de la Cámara “arbitrar los medios necesarios para citar a declarar a Darío Falasca para la próxima audiencia”. Ceballos Rojo le había dicho antes que, si bien no pertenece más a la fuerza militar, aún mantiene contacto con su ex compañero y podía aportar su número de celular. Y es que ese joven sería la fuente más cercana para tratar de dilucidar de dónde salió esa información, ya que su hermano habría muerto en febrero de este año.

 


El juez también encargó que continúen con la búsqueda de Vescia, que no ha respondido a las citaciones para el debate oral. Galeazzi y Ceballos Rojo no fueron los únicos que lo nombraron el miércoles.

 


José Roberto Saavedra y Lucas Maximiliano Salinas también escucharon los rumores de que “'el Nanda' y 'el Panadero' eran los que habían entrado a la casa de la señora”, según relató el primero. A Saavedra, vecino del barrio Vialidad Nacional, le hicieron un allanamiento en su vivienda para ubicar los bienes robados a Edelia. “No encontraron nada”, confirmó, y dio a entender que los investigadores quizá sospecharon de él, porque hasta un tiempo antes del crimen fue repartidor de bebidas y frecuentaba el negocio de la víctima.

 


Aseguró no conocer a Castro, ni a Giménez ni a “La Puki”, la adolescente que ingresó con los asaltantes a la casa de Balbo y que terminó vinculándolos, en su declaración. Contó que supo del crimen y que oyó que Nanda y un tal “Panadero” habían estado implicados por los dichos de un primo lejano suyo, de apellido Salinas, y de Ayelén, la novia de ese chico, y que éstos, a su vez, lo supieron de boca de Diego Falasca.

 


Salinas, que vive a media cuadra de la casa de la víctima, aseguró que tampoco sabe quién es Castro y dijo haber escuchado la versión de los supuestos autores “por gente del barrio”. “Decían que era 'el Nanda' el que se había metido”, le contestó a Ibáñez, y explicó que a Vescia sí lo conoce porque “una vez entró a robar a lo de mi novia, en el barrio Vialidad”.

 


Los inspectores de Homicidios Franco Rosales y Federico Vílchez, felicitados por los jueces por su trabajo investigativo y la precisión del relato que dieron ante el tribunal, contaron que le siguieron la pista a Vescia porque había datos que indicaban que era quien habría “reducido” (vendido) el televisor robado a Edelia, pero hicieron un allanamiento que dio resultado negativo.

 


Sí establecieron que Giménez, que estuvo en el penal provincial y tenía antecedentes por robo, era conocido de Nanda y frecuentaba el barrio de Balbo porque allí vivía su novia.

 


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