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La joven que murió al dar a luz había tenido embarazo normal

Por redacción
| 05 de diciembre de 2016
La "Teresita Baigorria". Vanesa murió el sábado 29 de octubre, luego de que nació su hija.

Una obstetra declaró que el embarazo de Vanesa Soledad Schvedt Casares, que murió en la Maternidad Provincial “Doctora Teresita Baigorria” después de dar a luz a su beba, fue totalmente normal y que la joven era una paciente de bajo riesgo.

 


Los primeros profesionales de la Maternidad llamados al juzgado, para explicar cuál fue su intervención en el caso, no comparecieron el jueves, cuando estaban citados. “Una de ellas –sería una médica– presentó un escrito explicando que ese día estaba de guardia en un hospital de Córdoba”, informó Javier Rezzano, el abogado que representa a la familia Schvedt. Por una solicitud suya –ese día tenía que estar en el juzgado de Concarán–, la audiencia del viernes se suspendió, y pidió que la reprogramaran, de tal forma que ciertos especialistas de la Maternidad sean convocados para dar testimonio el mismo día, refirió Rezzano.

 


El jueves 1º de diciembre tenían que presentarse la cirujana Natalia Tobares y el enfermero Martín Martínez. Y, al día siguiente, las licenciadas en obstetricia Laura Calzetti y Graciela Lima y la enfermera María Belén Zalazar. Aún no está definida la nueva fecha para que vayan al Juzgado Penal Nº 3, que investiga la muerte.

 


Quienes sí estuvieron son las dos profesionales que debían ir el martes 29 de noviembre, la obstetra Lorena Nasisi y la nutricionista María Luciana Adorno Baudino.

 


Nasisi atendió a Vanesa en el Hospital del Norte: fue quien la controló durante la gestación. Hizo un recuento cronológico del seguimiento a la paciente. Confirmó el embarazo cuando éste llevaba ya ocho semanas y tres días. Según ese estudio, la fecha estimada de parto era el 23 de octubre.

 


“Era activa, estaba muy bien”

 


Nasisi afirmó que la joven era una paciente de bajo riesgo. “Tenía un sobrepeso, pero nunca pasó a la obesidad (…) Comenzó con 84 kilos 700 gramos y terminó con 91 kilos 200 gramos. Era responsable”, aseveró. Además, “los controles de presión arterial fueron normales y sin sintomatología (…). Era una persona activa, que estaba muy bien”, acotó.

 


Sí aclaró que Vanesa tenía dos miomas –tumores benignos y no cancerosos que crecen en el tejido muscular del útero o miometrio– previos a quedar encinta. Nasisi explicó que en nada afectaron el embarazo, que “no traen importancia obstétrica, (aunque) sí pueden traer importancia ginecológica”.

 


Ante una pregunta, respondió que “no traen inconvenientes al momento del parto” cuando no aparecen en ecografías posteriores, “lo que significa que quedaron del mismo tamaño; el útero y el bebé crecieron”, los tumores, no.

 


Ella vio tres ecografías que dieron cuenta del desarrollo sin sobresaltos de la beba, a la que luego bautizarían Angelina. Una, hecha a las 16 semanas, en la que el líquido amniótico estaba “absolutamente normal y cuello (del útero) cerrado”. La hizo un ecografista particular, de apellido Lezcano, ya que en ese hospital no hay profesionales que hagan ese tipo de estudio. La siguiente fue realizada a las 20 semanas y dos días. En ese momento, el peso de la criatura tenía una curva ascendente.

 


Al mes siguiente, la paciente le llevó a Nasisi los resultados del análisis de glucosa que le había encargado, un examen de laboratorio de rigor. Todo estaba normal.

 


La siguiente ecografía, practicada a las 26 semanas y cinco días, indicaba que todo seguía bien. La beba ya tenía presentación cefálica, es decir, estaba con la cabeza orientada al canal de parto.

 


“Cuando estaba por cumplir la semana 40, pedí un monitoreo, que realizan en la Maternidad. Allí constatan los movimientos (del feto) y la frecuencia cardíaca, que dio positivo, estaba perfecto”, dijo. Detalló que iba cada 48 horas para esas evaluaciones.

 


“Sumamente responsable”

 


La nutricionista Adorno Baudino declaró que conoció a Vanesa a mediados de febrero, porque fue derivada por la licenciada Mora, del Centro de Salud del barrio Las Américas. Le dijo que quería quedar embarazada, pero también bajar de peso. Y le contó que estaba con un atraso.

 


“Como trabajo en conjunto con la obstetra Nasisi, le pregunté qué hacíamos en ese caso. Ella me hizo el pedido de la subnidad Beta –se refiere al análisis de sangre para identificar la presencia de la subunidad Beta-HCG, que permite confirmar el diagnóstico de embarazo– y de laboratorio. Le dije a Vanesa que era conveniente saber si estaba embarazada o no para empezar los controles”, contó la nutricionista.

 


Le indicó, además que, de acuerdo al resultado, sacara turno con la obstetra. De todos modos, le dio algunas pautas para que suspendiera ciertos alimentos que la hacían subir de peso.

 


Después de que el estado de gravidez fue confirmado, la nutricionista volvió a ver a la paciente en los controles obstétricos. “Vanesa se portó de diez (…). Su diagnóstico era sobrepeso, no podía seguir aumentando. Todos los controles fueron normales. Fue una paciente sumamente responsable”, aseveró. Y acotó que inclusive, aunque ya había tenido un hijo, fue al curso de preparto.

 


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