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Daniel Bassi: "Encontré a Vialidad Provincial destruida, estaba devastada"

Por redacción
| 07 de marzo de 2016
"Aquí trabaja muy buena gente, son viales de raza. Hoy están contentos, juntos queremos recuperar esta casa", dijo. Foto: Alejandro Lorda

Llega apurado, acelerado, como en sus épocas arriba del auto, cuando corría en el Campeonato de Rally. Pero ahora sus responsabilidades cambiaron. Lejos del buzo antiflama, ahora Carlos Daniel Bassi tiene un desafío mucho mayor que subir primero al podio: es el director de Vialidad Provincial -cargo que supo ejercer Carlos, su padre- y además de recuperar una repartición jaqueada por las maquinarias y herramientas rotas, tiene como misión llevar soluciones viales a los puntanos que necesiten los servicios de la entidad, además de desarrollar distintos proyectos que tiene agendados el Estado puntano.     

 

"Me cuesta explicar cómo recibimos a Vialidad. Esto era un abandono total"


—¿Cómo fue la herencia recibida de la anterior gestión. Cómo encontró a Vialidad después de asumir?

—La herencia, la forma en la que, el 12 de diciembre, recibí a Vialidad Provincial es difícil hasta de explicar. Uno puede creer que puedas descuidar una institución, pero nunca abandonarla de la manera en la que dejaron en el olvido a esta casa. Jamás me imaginé que esto estuviera así. Cuando crucé la puerta y vi esto, no lo podía creer.
Yo vi a Vialidad cuando mi padre estaba al frente de la institución. Sé cómo él la dejó. Esto funcionaba. Fui testigo del trabajo que hizo junto al gobernador Alberto Rodríguez Saá. Vi todo lo que hicieron. Construyeron autódromos, autopistas, rutas, los dos mejores autódromos de Sudamérica. 
El de Potrero de los Funes está catalogado como el tercero más bonito del mundo, en una encuesta deportiva que hicieron en Estados Unidos. A todo eso había que cuidarlo, mantenerlo. Porque lo más difícil era ponerlo en marcha, hacerlo funcionar y eso, ya estaba listo porque Vialidad tiene la misión de llegar a todos los puntos del territorio. Tiene la gran responsabilidad de llegar a cualquier paraje o pueblo. Tiene la obligación de asistir a los vecinos, a las escuelas rurales, atender a los productores, atender urgente a los inundados. 
Para mí entrar y encontrar semejante estado de abandono fue muy triste. Esto estaba devastado. Era la destrucción total. Había máquinas que se rompieron y las abandonaron en el medio del campo. No fueron capaces de empujarlas, cargarlas y traerlas a San Luis para guardarlas. 
Porque si no las querías arreglar, perfecto, pero traerlas a la central para que no se arruinen. Esas máquinas son de todos los sanluiseños, son bienes estatales y estaban tirados. Máquinas que, en medio de ellas, había hasta dos metros de yuyos. Las dejaron tiradas a que se pudrieran.

 


 —¿Cómo es el panorama actual de la entidad, qué aspectos lograron recuperar? 

—Ahora estamos tratando de recuperar esos móviles, haciendo relevamientos e inventarios para ver qué repuestos necesitamos y cómo ponerlas en marcha. Estamos empezando a arreglarlas para darle soluciones a la gente que clama por la ayuda de Vialidad. 
La entidad colabora con los intendentes de los pueblos del interior, con los productores, las maestras o directoras de las escuelas rurales. Tengo mucha fe en que sacaremos esto adelante junto al Gobernador y al equipo de trabajo que armó. Confío mucho en los trabajadores viales. Ellos tienen una fuerza de voluntad, unas ganas de trabajar, de servir a sus comprovincianos muy grande. Por eso estoy convencido de que sacaremos a Vialidad adelante.

 


—¿Cuántos campamentos tenía Vialidad y hoy qué lograron restablecer?

 


—Teníamos siete campamentos. Ahora tenemos cinco. Encontramos campamentos abandonados a su suerte, estaban tirados. En Palo Verde teníamos uno que desapareció por completo. No existe más. Otro en La Calera estaba abandonado, pero lo vamos a recuperar. Y ahora contamos con predios en Unión, La Punta, Zanjitas, Merlo, La Toma y San Francisco. Ésos están funcionando pero hay que mejorarlos, ponerlos en óptimas condiciones para que trabajen como debe ser.

 


En esos lugares hay maquinaria rota que estamos trayendo para la central para repararla. Ahora trajimos dos máquinas y dos camiones para recuperarlos. Había una topadora que estuvo tres años parada, tirada y ahora pudimos ponerla en marcha. La vamos a traer para mejorarla. Otra estuvo cuatro años parada, tirada. Pero la arreglamos, la pusimos en marcha y hoy está trabajando en Alem. En el cauce del río El Palmar, ahí está después de cuatro años de abandono.

 


Cuando entramos teníamos el 90 por ciento del parque parado por roturas. En dos meses arreglamos un 30 por ciento, pero tenemos mucho que hacer por delante. Nos queda por reparar otro 60 por ciento. Las maquinarias que están abandonadas nos hacen mucha falta. La misión inmediata es ponerlas en marcha para enviarlas a trabajar.

 


—¿Qué pasó con la planta de asfalto que tenía Vialidad?

 


—¡Eso es tremendo! (se ofusca). Teníamos una planta de asfalto que producía 600 toneladas por día. La tiraron, la dejaron venir abajo y la abandonaron. Hace tres años que está desarmada. Dejaron caer el convenio con el dueño del terreno donde funcionaba. El arreglo era que Vialidad le arreglara el acceso a su campo y sus caminos y él nos cedía esa tierra dónde estaba la planta. ¿Qué pasó? Nunca más le arreglaron el terreno al hombre, se enojó y los desalojó. El convenio se rompió. Entonces no les quedó más remedio que desarmar la planta que ahora está tirada en distintos puntos de la provincia. Un poco adentro del autódromo y otro poco en el campamento de La Punta. Estaba en un lugar estratégico, cómodo para trabajar, pero nunca más le cumplieron al hombre y se rompió el arreglo. Entonces no tuvieron mejor idea que desarmar la planta.  

 


Esa maquinaria tiene un valor de 750 mil dólares. Y están tirados. Ahora hicimos otro convenio de contraprestación con otro señor que nos dará un lugar cercano al que teníamos. Antes hay que arreglar la planta, ponerla en funcionamiento. Tiene una capacidad para producir 600 toneladas de asfalto por día. Es una de las mejores plantas del país, una de las más grandes de la región. Calculá todos los caminos o calles que se pueden arreglar o hacer con esa máquina. Hace tres años que está tirada.

 


—¿Por qué había ese nivel de devastación, de abandono?

 


—Una de las decisiones que tomó el ex gobernador fue cortarle el presupuesto a Vialidad. Se calentó un día (sic) y dijo: "Vialidad no tiene más presupuesto, chau. Ahora todo se hace por Compras". Y eso no se puede hacer porque esta institución presta servicio a toda la provincia, asiste al pueblo. Esta es una infraestructura que tiene 290 empleados hoy. Funcionando mal. En la época de mi viejo tenía más de 500 empleados. Moverla, hacerla trabajar implica un presupuesto serio. Los funcionarios que estaban acá, en la anterior gestión, no tuvieron presupuesto, pero siguieron y usaron las máquinas hasta que se rompían y luego las dejaban abandonadas. Lo que podían lo desarmaban y armaban de esa máquina o camión roto, una casa de repuestos. Si tenía el arranque roto, le sacaban las gomas para otro al que se le rompían las cubiertas. Y después le sacaban la caja para ponérsela a otra. Y después el motor. Era un desguace. En vez de gestionar para conseguir las reparaciones hicieron un desarme total.

 


Te cuento algo insólito (se toma la cara). Un día un Ford Cargo se paró porque tenía la bomba de agua rota. Arreglarla, cambiarla, salía 1.200 pesos. El vehículo tuvo que esperar cinco meses para que saliera el concurso de precios, el trámite desde Compras. Pasó que, mientras esperaba, le sacaron el paquete de elásticos, las ruedas, la bomba inyectora, los frenos, la caja. No pudo andar nunca más. Fue una locura. ¡Acá no se puede esperar cinco meses por un repuesto!

 


Hubo muchas trabas. Vialidad tenía un sistema de compras autónomo para temas de primera necesidad. Lo impuso Alberto Rodríguez Saá, no mi viejo. Mi papá lo cumplió. Era para compras chicas, para los repuestos, las urgencias. Y la cosa caminaba.

 


Pero un buen día, en 2012, este señor dijo: "Esto no va más, todo sale de Terrazas". Entonces un empleado que está detrás de un escritorio a veces no entiende qué es una bomba de agua y pregunta ¿para qué camión?, ¿por qué se rompió?, ¿dónde está el camión? Y todo eso a través de expedientes, de papeles. Con un código que identificaba la necesidad de la compra, del repuesto.

 


Entonces en Compras nos preguntaban todo eso vía papel, por expedientes. Y Vialidad respondía vía papeles. Entonces va el papel, viene el papel, va el papel, viene el papel, va el papel, viene el papel y cuando quisiste ver ¡pasaron cinco meses para comprar un repuesto! (se enoja).

 


Acá a la gente tenés que darle respuestas. Llaman a Vialidad los productores, las maestras, los vecinos, los intendentes pidiendo que les arregles el camino o el badén o el acceso al campo o a la escuela. O tenés que llevarles el agua potable y no podés decirles "Estamos esperando el repuesto".  Es ahora. ¡Es ya, hay que salir y arreglar los caminos ya! Ésas son cosas que los funcionarios deben valorar de Vialidad. La gente lo sabe, conoce lo que hace la institución, pero algunos funcionarios no tienen idea del servicio que prestamos.

 


— ¿Hubo desidia, inoperancia o mala fe hacia Vialidad?

 


—No tenían idea de lo que es esto. Fue negligencia pura. No sabían nada. No creo que exista una mente tan perversa que busque destruir una entidad como Vialidad. Porque acá no gastás plata de más, esto tiene un presupuesto que se ocupa a lo largo del año. Lo elabora gente que conoce a través del Ministerio de Hacienda. Ellos evalúan lo que los técnicos y administrativos de Vialidad presupuestan para el año. Hacienda te dice sí o no. O te responde "para tu repartición hay tanto". Luego tenés que hacer frente al año con ese presupuesto. Pero esto quedó devastado porque le recortaron todos los recursos, por una inoperancia absoluta.

 


—Llovió mucho en los últimos tiempos y en las banquinas los pastizales altos preocupan. ¿Qué trabajos están haciendo?

 


—Antes, hace cuatro años atrás, teníamos dieciséis equipos de desmalezado. Ahora sólo funcionan cuatro. Necesitamos hacer un trabajo de desmalezado muy grande. Pero con lo que tenemos ya arrancamos por el sur, antes de llegar al límite con La Pampa. Pero la idea es recuperar herramientas para iniciar un desmalezado por distintos puntos de la provincia. Otros trabajos que hoy cumplimos son los bacheos por las rutas 2, 5, 27 y 12

 


—¿Cómo marchan los trabajos en la Autopista de las Serranías Puntanas?

 


—Están haciendo las gestiones junto al ministro de Obras Públicas, Felipe Tomasevich, y en conjunto con la Nación para profundizar los trabajos en esa traza. Es una labor conjunta, y esperamos terminarla entre abril y junio del año próximo. La idea es reactivar la obra. Son 212 kilómetros. Es un compromiso que asumió la Nación, ante tantos reclamos nuestros, cuando el tramo pasó a manos de la Provincia. Ellos firmaron el compromiso de restituirnos la traza vieja de la ex ruta 7 en condiciones de transitabilidad. Pero recién lo están cumpliendo desde hace dos años. Igualmente, estamos trabajando.

 


—¿Qué labores tienen prevista para la avenida José Santos Ortiz, la autovía más transitada de la capital?

 


—Hacemos bacheos periódicos a lo largo de la avenida, pero estamos estudiando la posibilidad de hacer una repavimentación integral. Es un nudo vial importante, se usa mucho y necesitará una repavimentación pronto. Está en los planes hacerla.

 


—¿Cuál es el estado de los autódromos, qué planes hay para ellos?

 


—El martes vino gente de la ACTC y vendrán dirigentes de la CDA para actualizar las homologaciones que posee el "Rosendo Hernández". Veremos qué reparaciones tendremos que hacerle en torno a las nuevas medidas de seguridad. Hay que actualizar distintos aspectos del autódromo que hacen a la seguridad de los pilotos y el público. También necesita una sala de prensa y un podio. La idea es contar con una cuadrilla de gente permanente, con maquinaria, como teníamos antes. Ese equipo tendrá la misión de mantener el circuito y todo lo que lo rodea. Es un predio de 180 hectáreas, es grande, y necesita mucho mantenimiento mensual.

 


En Potrero estamos haciendo un relevamiento, empezamos los estudios para reacondicionar la zona de boxes, para reconstruir la pasarela que quedó destruida. La gestión anterior la tumbó. La partieron en la previa de un carnaval y nunca más la arreglaron. Eso se bajaba con cuatro grúas, pero el año pasado quisieron bajarla con dos y una casi se viene. La pasarela quedó tirada, se rompió.

 


Además se han robado hasta el alambrado perimetral. Está todo tirado. La sala de prensa se inunda, se llueven los techos y el cielorraso no sirve más. Al hospital le dimos un sistema de luz provisorio porque el original tomó humedad desde las cañerías y entró en cortocircuito. Hicimos unos arreglos y ahora tiene electricidad. Lo mismo pasó con la comisaría.

 


Además, en Potrero queremos embellecer todo el circuito. No sólo la pista, sino todo lo que lo rodea. Lo haremos junto a la gente del Hotel Internacional y el Municipio. Es un proyecto muy bonito, Potrero quedará muy lindo, sobre todo el perilago. La idea es embellecerlo para fines turísticos.

 


—¿Y en cuánto al nuevo autódromo que está previsto para Villa Mercedes?

 


—En el autódromo de Villa Mercedes vamos a estar. Se construirá bajo el control de Vialidad y el Ministerio de Obras Públicas. El Gobierno contratará a una empresa que ganará una licitación, pero nosotros inspeccionaremos los trabajos.  Estamos en contactos con la gente de la FIA, en Europa, para que nos envíen los reglamentos actualizados, las nuevas exigencias de seguridad y bajo esas normas será construido. Una vez terminado queremos que la misma FIA lo homologue.

 


—En distintas ciudades hay ambiciosos proyectos de pavimentación. ¿Qué rol cumplirán los viales?

 


—Aquí en San Luis se harán mil cuadras. Las desarrollará una empresa, pero los pliegos licitatorios, los controles y la inspección definitiva estarán a cargo de Vialidad Provincial. Se realizarán en cuatro etapas de 250 cuadras cada una. También revisarán las tareas el Ministerio de Obras Públicas y la Municipalidad.

 


También se harán otras mil cuadras en Villa Mercedes bajo las mismas normas. Y, repartidas en todos los pueblos de la provincia, se harán mil cuadras en idéntica modalidad.

 


—¿Cómo está el personal de Vialidad, cómo encontró el ánimo de los trabajadores, qué respuesta mostraron a su llegada?

 


—La que trabaja aquí es gente muy buena. Hay muchos trabajadores mayores. Tengo maquinistas y motoniveladoristas que son excelentes, pero están próximos a jubilarse. Al llegar hablamos con todos, les pedí que trabajáramos en conjunto, que tiráramos para adelante. Ellos estaban tristes porque son viales de raza, acostumbrados a estar al servicio de la gente. Se sentían mal por no poder ayudar. Se pusieron muy contentos cuando les dije que la orden del Gobernador era volver a poner en marcha a Vialidad para darle soluciones a la gente. Y gracias a Dios hoy estamos juntos, luchando. Anoche volvimos a eso de las 23, estuvimos viendo la ruta 1 y la 17, a la altura de La Punilla y no tuvieron ningún problema en acompañarnos hasta tarde. Estaban felices por sentirse útiles. Es un orgullo para ellos solucionar problemas viales para su gente, para el resto de los puntanos. Con mi gente yo estoy muy contento, sé que quieren a la institución, les gusta trabajar y vamos a sacar adelante a esta casa. Volverá a servir a su gente como antes.

 


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