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Habían denunciado hace un año el caso del nene encadenado

Por redacción
| 02 de agosto de 2016
Fotos: La "Rosario Simón" lo presentó el 3 de junio de 2015 y la nota que la directora envió al Juzgado Nº 1.

Si Mateo, el nene de 7 años al que sus padres encerraban en su casa encadenado, maniatado y amordazado, fue salvado de algo peor de lo que sufrió, no fue porque la Justicia de Familia y Menores, que recibió hace un año y dos meses la denuncia de una escuela sobre el maltrato que sufría, haya reaccionado a tiempo. De hecho, no lo hizo. La jueza Nº 1, Estela Bustos, desestimó el caso cuando se lo comunicó la directora de la Escuela Nº 313, “Rosario Mercedes Simón”, el 3 de junio de 2015.

 


Una fuente de su juzgado informó ayer que la magistrado, tras ordenar pericias médicas y ambientales y tomar testimonios, no encontró ninguna prueba, ni siquiera indicio, de que Mateo era azotado por su padre con una cadena de moto ni de que su madre lo hambreaba, como denunció la institución educativa.

 


Los peritos y la jueza no sólo no percibieron maltratos ya ocurridos, sino que desestimaron que continuar viviendo con sus padres representara para el nene un riesgo, físico o psíquico, dijo la fuente.

 


Ni siquiera influyó en esa valoración el hecho de que apenas seis meses antes, en noviembre de 2014, la Justicia de Familia y Menores le había quitado a María del Carmen García, la madre de Mateo, la tenencia de dos hijos adolescentes, fruto de una relación anterior, porque los maltrataba.

 


El sábado pasado, la denuncia de una familia vecina hizo evidente lo que para la Justicia no había resultado visible pese al alerta escolar: el chico continuaba sometido a un trato humillante por parte de sus padres, García y Antonio José Torres. Ambos están detenidos desde ese día y ayer se negaron a declarar ante la jueza de instrucción Penal Nº 3, Virginia Palacios.

 


“Cuando se recibió la comunicación de la escuela, el nene fue revisado por el pediatra de tribunales, Darío Villarroel, que no detectó lesiones. La madre presentó la libreta de salud al día y el cronograma de vacunación completo”, dijo la fuente del juzgado de Bustos. El informe socioambiental –abundó– arrojó que no percibieron en el entorno familiar un peligro para el chico.

 


Además, aseguró, en el juzgado, en presencia de la jueza y de una defensora de Menores, les tomaron declaración a Mateo y a sus hermanitas y los tres negaron ser maltratados por sus padres. Pero no les hicieron una entrevista en Cámara Gesell, donde una perito en psicología podría haber determinado si al negar todo los nenes decían la verdad, o si habían sido aleccionados o amenazados para que dijeran eso.

 


La directora de la “Rosario Simón”, Alejandra Werchracki, le contó a El Diario que el 3 de junio de 2015 Mateó llegó al establecimiento “con un golpe en la cara”.

 


Pero no fue el primer síntoma de que el nene podía ser víctima de violencia familiar. La maestra Laura Torres le venía haciendo un seguimiento y mantenía al tanto a los directivos.

 


El 3 de junio, “cuando le pregunté de qué era y les preguntamos a las hermanas, decían que se había golpeado, daban distintas versiones. Hasta que dijo que el padre lo había golpeado con una cadena. Y que eso era habitual. Inmediatamente mandamos la denuncia del tipo ‘Comunica situación’ al juzgado”, en cumplimiento de los protocolos contra la violencia familiar y violencia escolar".

 


Mateo tiene cuatro hermanos. Los dos varones adolescentes y una nena de 8 años y otra de 5, hijas de Torres. Ambas van a la escuela “Simón”.

 


“La manera de comportarse de la nena es normal, muy diferente de la del nene, él estaba como atemorizado siempre. La nena nunca hizo manifestación de lo que le pasaba al hermano, cuando yo le preguntaba, decía que el hermano mentía”, reveló la directora. “Es como que estaba preparada o amenazada”, estimó. La madre también decía que el hijo fabulaba.

 


Los docentes dicen que “no se percibe agresión ni violencia sobre las nenas”. Ese diagnóstico coincide en todo con la impresión de los vecinos de María García y Antonio Torres, que advertían un trato normal de la pareja hacia las niñas, muy diferente al que le prodigaban al varón.

 


Los hermanitos más grandes lo sabían. Esos chicos, que viven hoy con sus abuelos paternos, “les pedían por favor a ellos que rescataran a su hermanito, porque sufría tantos maltratos como ellos”, reveló ayer la vicedirectora de la “Rosario M. Simón”, Sebastiana Palacios.

 


Se los reveló el abuelo de los adolescentes, que también fueron alumnos del mismo establecimiento.

 


El comportamiento de esos alumnos llamó la atención ni bien llegaron a la institución. En 2014, uno estaba en 6º grado y el otro, en primer año.

 

Palacios recordó que “cuando tocaba el timbre y todos se iban, se quedaban deambulando por los grados, sacando los restitos de comida que encontraban. Porque, si se portaban mal, la madre los castigaba dejándolos sin comer”.

 

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