Buscan pistas de los ladrones que robaron $10 mil de Diarco

Quizás los delincuentes, que entraron y robaron en la sucursal que Diarco tiene en Villa Mercedes, fueron tan sigilosos e indetectables como el lugar y el momento les permitieron. Y, de alguna manera, lo consiguieron. Pues el complejo sistema de alarmas no se activó y, al parecer, el de monitoreo que vigila el inmenso depósito tampoco. En la búsqueda de los ladrones que lograron apoderarse de 10 mil pesos, la Policía intenta descubrir por qué falló la tecnología.

El autoservicio mayorista cuenta con un sofisticado sistema de alarmas y otro de videovigilancia propio, que sólo el personal de la empresa está autorizado a monitorear. Para el jefe de la Comisaría 11ª, subcomisario Pedro Alaniz, es, al menos, llamativo que dicho equipo no haya funcionado la madrugada del robo. “Todo eso está en investigación”, señaló el policía, que, por lo pronto, prefirió no ahondar en detalles.

Dijo que recabarán testimonios, aunque testigos no hay. La parte por la que entraron los delincuentes apunta hacia el norte, campo adentro. En ese lugar no hay vecinos, indicó el subcomisario.

El Diario se comunicó con la sucursal de Diarco Villa Mercedes. Pero el subgerente Hernán Vesque aclaró que no están autorizados a dar ningún tipo de información.

Los investigadores calculan que el robo sucedió entre las 00:30 y las 7 del viernes. El primero en anoticiarse fue justamente Vesque. Ese día llegó al autoservicio, situado en el kilómetro 694 de la Autopista de las Serranías Puntanas, sobre la colectora norte, a las 7:30.

Para su sorpresa, se topó con que dos puertas metálicas estaban violentadas. Una de ellas era de la tesorería. De esa oficina faltaba toda la plata que había: alrededor de 10 mil pesos.

Alaniz explicó que en Diarco, por lo general, no hay efectivo. “Lo poco que se llevaron es un dinero que usan como cambio”, comentó. En el autoservicio también hay electrodomésticos y mercadería, pero nada de eso fue tocado.

De inmediato, Vesque llamó a la Policía. A los diez minutos el personal de la Comisaría 11ª llegó y comenzó a inspeccionar el depósito.

Así descubrieron por dónde habían entrado los delincuentes. Aunque en un primer momento había trascendido que entraron a través de un boquete que hicieron en una pared, el subcomisario aclaró que no. Fueron más prolijos que eso.

A partir de los dos metros y medio de altura, las paredes del galpón son de chapa. Los investigadores suponen que, de alguna manera, los ladrones se las ingeniaron para llegar hasta esa parte del muro. Tal vez lo lograron subiendo al techo de alguna de las oficinas que se desprenden del corralón.

Una vez allí, desajustaron los tornillos que adhieren la plancha metálica a la pared, la levantaron y entraron al autoservicio. “Aún no podemos establecer cuántas personas actuaron y si se movilizaban en algún vehículo”, dijo Alaniz.

Hace dos años Diarco pasó por algo similar. Malvivientes intentaron hacer un boquete en una pared, en una parte diferente a la que forzaron ahora. Pero se quedaron en el deseo. Las alarmas sonaron de manera automática y tuvieron que esfumarse cuanto antes.