Fue a la cárcel por matar a un amigo con el que tomaba

Marcelino Avelino Cortez le había pedido al juez Sebastián Cadelago Filippi, cuando le tomó la declaración indagatoria, que no lo dejara encerrado, porque no sabía si podría soportarlo. El miércoles, finalmente, el titular del Juzgado Penal Nº 1 de San Luis decidió procesarlo por un delito menos grave que aquél que le había imputado en primera instancia, pero no hizo lugar a su ruego. Le dictó la prisión preventiva por matar, aunque no tuvo ese propósito, a Roberto Argentino Magallanes, uno de los tres amigos con los que tomaba alcohol, hace 13 días. Anteayer, los policías de la división Homicidios trasladaron a Cortez al Servicio Penitenciario Provincial.

Sin embargo, ya que le bajaron la calificación del hecho –de homicidio simple pasó a un homicidio preterintencional–, el ahora procesado puede ilusionarse con dejar pronto la celda. Por la escala penal, el homicidio preterintencional es un delito excarcelable.

El lunes, después de hacerlo declarar, el defensor oficial, Carlos Salazar, presentó un escrito en el que pedía el cambio de calificación. Ayer se mostró satisfecho porque el magistrado valoró que había elementos para hacer lugar a lo requerido.

Salazar le anticipó ayer a El Diario que hoy presentará el escrito para que Cortez sea liberado. Estimó que harán lugar a su solicitud y que, por el tiempo que insume de modo habitual este trámite, el acusado podría salir en un mes. “Mi defendido reúne todas las condiciones para ser excarcelado: tiene domicilio en San Luis, no tiene antecedentes penales. No hay riesgo procesal”, aseveró.

A entender del defensor, durante la prórroga de la detención solicitada por él, pudieron acreditar que Cortez, con la intención de provocarle a Magallanes un daño menor, se valió de un medio que razonablemente no debía causarle la muerte –un puñetazo, en este caso– y, no obstante, se la ocasionó.

La víctima y el agresor bebían en la casa de un hombre de apellido Mercau, en el barrio Calderón de la Barca, junto a otro amigo, de apellido Italiano. Al parecer, se juntaron el viernes 9 y continuaron tomando durante toda la madrugada del sábado 10. Cerca de las 7, comenzó una discusión, que terminó con la muerte de Magallanes.

El defensor le contó a este medio que los testimonios del anfitrión y de Italiano, que él solicitó y calificó como “vitales”, fueron contestes con la declaración que luego dio el imputado. Coincidieron en que todos estaban alcoholizados y en que Magallanes comenzó a increpar al dueño de casa, primero, y después tuvo un intercambio verbal fuerte con Cortez, que precedió a la pelea. El alcohol que habían bebido habría influido en el inicio de ese cruce de palabras que derivó en la posterior riña. Según parece, fue por una trivialidad, que no está determinada de modo claro.

La hipótesis es que Magallanes recibió el puñetazo de Cortez y, al caer, se golpeó la cabeza con el piso o con un mueble que había en el comedor, de escasas dimensiones. Ahí donde cayó murió unos minutos después.

El forense Jorge Giboín, que también fue citado al juzgado a pedido del defensor, para que diera más precisiones de las conclusiones de la autopsia, estableció que la causa de muerte fue un traumatismo de cráneo.

Los testimonios de los otros hombres que participaron en la reunión, “la declaración de los policías de Homicidios que se presentaron en el lugar y la del médico forense, que tuvieron como corolario el relato del propio Cortez, permitió que surgieran a las claras los elementos para que el hecho fuera calificado como un homicidio preterintencional”, consideró Salazar.