Pamela Mackey despertó temprano el jueves en su casa de Villa de Merlo sintiéndose muy mal. No podía mover sus piernas, le faltaba fuerza muscular. Con su compañero, Federico Vázquez, sospecharon que podía tener baja la presión. Fueron a la clínica privada de Merlo donde le recomendaron tomar bebidas con sales minerales para subir su presión arterial. Pero conforme pasaba el tiempo iba perdiendo la movilidad de su cuerpo, primero de ambas piernas, y luego de sus brazos. Eran las 20:30 y Pamela seguía sin tener un diagnóstico. El director de la clínica merlina la derivó al sanatorio Rivadavia en la capital puntana. Ahí le diagnosticaron Síndrome de Guillain Barré, un trastorno autoinmune, en el que el sistema inmunitario ataca al sistema periférico nervioso, más precisamente a la mielina que es una capa aislante que recubre los nervios. Esto provoca la parálisis de los músculos, generalmente de forma ascendente. La familia está a la espera de que el tratamiento con Inmunoglobulina G que cuesta $250.000, funcione y ella pueda ser la misma de siempre.
La odisea que sufrió la familia de Pamela comenzó horas después de que el cuadro se agravara mientras estaban en Merlo. La falta de ambulancia para trasladarla de urgencia a San Luis, por estar afectadas al Dakar, los llevó a tener que contratar una privada que les costó $15.000.
Al llegar, nada de lo prometido estaba esperándolos. Ni la cama en terapia intensiva, ni un neurólogo que precisara el motivo real por el que Pamela no se podía mover. Luego de tres horas de espera en una sala común y con complicaciones respiratorias, por el pedido incansable de sus padres, le dan una cama en terapia intensiva, y a las 8:45 del viernes fue entubada, ya no podía respirar por sus medios. En menos de 24 horas la vida de Pamela se comprometió a niveles insospechados.
Federico contó que el sanatorio "nos hizo responsables de conseguir la medicina que es la Inmunoglobulina G, las 5 dosis que necesita cuestan $250.000, en teoría la obra social -Unión Personal- cubriría el tratamiento, pero todavía no nos reintegraron las tres dosis que le dieron. La verdad que por todo lo que ella ha sembrado hemos recibido colaboración económica y mucha solidaridad para cubrir las dosis. Menos mal que Pamela es Pamela y pudo tener estas donaciones, pero nos preocupa qué pasaría con otra persona que no sea ella".
"Ahora está consciente, pero sedada, nunca perdió la conciencia ni la sensibilidad. Creo que la agarramos a tiempo, pero no podía respirar y la tuvieron que entubar. Ahora estamos esperando que evolucione. Es lenta, puede tardar de 20 a 30 días o un par de meses, y la única ventaja es que salga de la terapia sin ninguna secuela, aunque pueden ser motoras, son reversibles", explicó,
Pamela es trabajadora social, trabaja en la Secretaría de Agricultura Familiar en Merlo, es militante social, está en la Organización Campesinos del Valle y también integra la Red Contra la Violencia de Género. "Es una persona muy activa, que defiende los derechos de la mujer, y de las personas que viven en el medio rural. Hace poco, justamente, se hizo una concentración en Merlo para visibilizar el problema de la salud con respecto a la obstetricia porque no hay lugar dónde ir a parir, hay que trasladarse a la capital", relató Federico.
Además aseguró que iniciarán acciones legales contra la clínica privada de Merlo y movilizaciones "porque no nos atendieron como debían y porque nos dijeron una mentira, que acá llegábamos y la iban a internar inmediatamente en terapia intensiva y que la esperaba un neurólogo".
El domingo los familiares y amigos de Pamela realizarán un festival, aunque Federico se esperanzó en que para ese día ya cuenten con todo el dinero necesario para terminar el tratamiento. Por eso esperan hacerlo por dos motivos: "Primero para que la gente piense en Pamela y se recupere, y segundo para mostrar el problema que existe en el sistema de Salud".
Al mismo tiempo, la pareja de Pamela aguarda la respuesta de la obra social para saber si va a cubrir las dosis que faltan.


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