Paula Mirábile sacó pasaporte para el Mundial

Al momento de saber que la plaza al Mundial era mía, sentí una alegría inmensa. Pero a la vez me costó caer y creer que realmente era cierto”, detalló Paula Mirábile (29 años). Eso sí, antes pasaron muchísimas cosas para que ese instante tan especial e inolvidable se volviera realidad.

Además de su trabajo en una ferretería industrial, se las rebuscó para meter horas y horas de ciclismo, trote y natación; sumado al entrenamiento invisible, ese que es tan complicado de llevar adelante sobre todo en diciembre, cuando las Fiestas y las reuniones sociales están al orden del día.

Llegó el momento de la carrera que tanto esperó. Hubo un golpe en la nariz que casi rompe sus ilusiones y el segundo lugar en su categoría, en un principio, no aseguraba el boleto al Mundial de Ironman 70.3 en Chattanooga (Tennessee), Estados Unidos, el 9 de setiembre. De todas maneras, todo terminó con un final feliz, tal como ella lo describió al inicio.

La triatleta puntana viajó a Chile con experiencia en la distancia y los objetivos bien claros. “Éste será mi tercer Medio Ironman. Ya corrí en Buenos Aires y en Potrerillos. Más que buscar un tiempo, la idea es lograr el pasaje al Mundial”, le dijo Paula a El Diario días antes de la competencia. Y con esa ilusión cruzó la cordillera.

Ya instalada en Pucón, localidad ubicada en el sur chileno a la vera del Lago Villarica, los nervios de la previa de cualquier competencia no la invadieron.

“Desde el día anterior a la carrera tuve buenas sensaciones. Hice un trote y me sentí bien. Al nado no lo probé por cuestiones de tiempo. También tenía que salir a pedalear y como tuve un problema mecánico en la bicicleta, me dediqué a solucionar eso, que era más importante. Pero estaba tranquila”, rememoró.

"Yo siempre hice mi carrera"

La hora de la verdad había llegado. La representante de San Luis, junto a más de dos mil triatletas, debía afrontar 1.900 metros de natación, 90 kilómetros de ciclismo y 21 kilómetros de pedestrismo. Ése era el desafío.

“Inicié la carrera tranquila. El agua es mi parte más floja pero esta vez le di más importancia. Arriesgué y me puse en un tiempo más rápido al mío porque me tenía fe. Se salió rápido y me sumé  a un pelotón en donde éramos solo cuatro mujeres entre muchísimos hombres”, contó.

Pero ese buen arranque tuvo un imprevisto que casi tira todo el trabajo de meses por la borda. Paula lo relató con detalles “A los 800 metros de nado, recibí un golpe en la nariz. Fue un talonazo de un competidor que venía delante mío. Eso me descolocó y tuve que parar porque no sabía si me había quebrado el tabique. Me acomodé y seguí nadando, aunque con un poco de miedo".

El circuito de natación en el Lago Villarrica era como una “M”. En la mitad, los competidores debían correr un trayecto por la playa para ingresar nuevamente al agua,  “Ahí me toqué la nariz y me la sentí bien. Si bien me dolía, le puse cabeza y dije 'ya fue'. Seguí nadando y recuperé el ritmo que traía hasta el momento del golpe. Eso sí, cuando salí del agua miré el tiempo y no era el que tenía pensado hacer en la previa”. En ese momento, Mirábile marchaba 8ª en la categoría y 45ª en la general.

En la primera transición, siguieron los inconvenientes. Paula debió convencer a la organización de que podía continuar a pesar del golpe en la nariz. “Salí del agua, me saqué el traje de neoprene y me empezó a sangrar la nariz. Entonces la gente de la organización no me quería dejar seguir. Pero insistí en que estaba bien, me colocaron un tapón de algodón para parar el sangrado y como vieron que estaba bien, me dejaron en carrera”.

Arrancó el ciclismo y ella sabía que era el momento en donde debía apretar y recuperar terreno tras el accidentado comienzo. “Agarré la bici y me sentí genial. Hubo mucho viento pero estoy acostumbrada porque acá en San Luis siempre pedaleamos con viento. Eso me benefició. Hoy por hoy, la bici es mi fuerte, antes era el trote”, explicó.

La puntana avanzó hasta el 3º lugar en su división y escaló hasta el 11º puesto en la general.

La prueba seguía por buen curso en la segunda transición. “Me sorprendí. Fue mejor de lo imaginado. Quizás estaba suelta de piernas por eso salió rápida”, subrayó.

Y llegó la parte final, el momento de correr. “Salí demasiado rápida. Me encontré con mucho desnivel y comencé a regular. La primera vuelta costó pero en la segunda y en la tercera encontré un lindo ritmo. Mantenía en las subidas y apretaba en las bajadas. Contenta porque no sufrí demasiado y terminé sin calambres”. Entera, con la alegría de haber redondeado una buena carrera, cruzó la meta tras 5h13’20” de esfuerzo. Eso le permitió terminar escolta en la categoría y 11ª en la general femenina. “Yo siempre hice mi carrera. Fui pensando en lo que me pasaba, en mis sensaciones todo el tiempo, no en la plaza al Mundial. Me sentía bien y apretaba un poco. La disfruté muchísimo”, analizó.

—¿Cómo fueron los minutos posteriores?

—Apenas llegué, un amigo de San Juan me felicitó. Me decía 'que buena carrera hiciste'. Yo le contestaba, 'vamos a ver'. Fui a la playa a refrescarme y me hice masajes. Volví, puse mi nombre en una máquina que tira resultados y ahí me enteré que había quedado segunda.

—¿Y cuando te enterás que ganaste la plaza al Mundial?

—Para mi categoría había un solo lugar. Así que debía esperar y ver si la ganadora la tomaba o no. En el podio la ganadora me dijo que ella no la iba a utilizar porque tenía otros objetivos. Inmediatamente el lugar quedó para mí. Si yo no la aceptaba, clasificaba la tercera. Pero yo dije sí inmediatamente.

—¿Caíste o aún no sobre lo que conseguiste?

—Estoy contenta. Pero me pone más feliz ver la alegría de mi familia y de mis amigos por este logro. Creo que merecía este premio porque le he dedicado mucho tiempo, le he puesto empeño, fui constante. Me rompí el lomo entrenando. Esta carrera es en una fecha complicada. Fin de año, con las Fiestas, reuniones y juntadas, es terrible. Y no es fácil tener una conducta y cumplir con todos los entrenamientos a esa altura del año. Las cosas no se consiguen de otra forma que midiéndose con la comida, descansando, planificando y entrenando todos los días, así esté feo el clima o esté cansada. Y tener cabeza, eso me ayudó mucho.

—¿Trabajaste mucho lo psicológico?

—Sí, eso se entrena también. Antes me agarraban cada "chiripiorca" antes de correr. Me daban muchos nervios previo a las largadas. Me encantaba competir pero la pasaba mal. Hasta que un día dije: "Pará Paula, basta. Cambiá la ficha".

—¿Y eso cuándo ocurrió?

 —Creo que en el Ironman 70.3 de Buenos Aires. Ahí todo cambió. Largué tranquila, relajada y la disfruté muchísimo, de punta a punta. Fue un quiebre.

—Justamente ése es tu próximo gran objetivo.

—Sí, es el 12 de marzo. Es un circuito completamente plano, para hacerlo a fondo. Quiero mejorar mi marca de 2016 (NdR: 5h16’15”). También correré el Vendimia, el 12 de febrero en el Parque General San Martín de Mendoza. Ése será distancia olímpica (NdR: 1,5K de natación, 40K ciclismo, 10K trote) y el Triatlón Short en Potrero, el 5 de febrero. No me gusta mucho la distancia Short (NdR: 750 metros, 20K de ciclismo y 5K trote), pero es en San Luis; y hay que correr y apoyar cada vez que se hace una carrera acá.

—Y el Ironman, ¿te llama la atención?

—Me encantaría hacerlo algún día pero soy realista. Yo trabajo y son otros tiempos lo que debés manejar para prepararlo. Soy joven, lo intentaría en un futuro. Hoy no me llama la atención y además hace poco empecé con los Medio Ironman. Me gusta hacer las cosas bien y no apurarme. Quiero ir de a poco, despacio, a paso firme.