Los Angus de La Cleides desfilaron para los clientes

En la cabaña La Cleides hay dos tradiciones inalterables desde hace cinco años. Una es el remate de reproductores Aberdeen Angus que realiza a mediados de octubre, y la otra, que es previa a la gran fiesta que conduce el martillo de Alfredo Mondino, es la invitación que cursa a sus principales clientes para que puedan ir observando la hacienda que va a salir a la venta, anotando características y números para llegar más armados al día de la subasta, y de yapa, llevarse más conocimientos en materia de genética, cría y, a partir de esta edición, también nociones básicas sobre inseminación artificial a tiempo fijo, la famosa IATF que ya es una técnica mayoritaria en las principales cabañas del país.

Una treintena de productores desafiaron el frío de la mañana en el campo que Ser Beef tiene camino al dique Paso de las Carretas, en el kilómetro 751 de la Autopista de las Serranías Puntanas, para escuchar lo que tenían para decirles el genetista del rodeo, Néstor Chiaravalli, y el médico veterinario Emilio Huguenine, quien se encarga de las tareas reproductivas en la cabaña de la familia Radici, que tiene varios de los mejores Angus de la región central del país.

Tras la presentación a cargo de Alejandro Sánchez, el responsable técnico de la hacienda de La Cleides, tomó el micrófono Huguenine para contar las bondades de la IATF y, de paso, recordar sus años jóvenes, ya que su primer trabajo después de recibirse en Río Cuarto fue justamente allí. Luego, hace unos siete años, volvió ya más formado, con empresa propia (es el dueño de SAV) para trabajar con la reproducción, una tarea sensible en una cabaña que pone tanta atención a la genética.

“El valor agregado del que tanto se habla en el campo en los últimos años debe ser traducido en valor económico”, arrancó su charla, apuntando directamente al bolsillo del  productor agropecuario, que es su costado sensible, como en toda actividad comercial. Y para dar una idea del desarrollo de la técnica de inseminación a tiempo fijo, retrocedió apenas a dos años  atrás: “En 2015 ya había 2,5 millones de vacas sometidas a este sistema, el 10% del rodeo nacional, un número similar al que tiene Brasil”, ejemplificó.

“El objetivo de todo rodeo de cría es el de tener un ternero por vaca y por año. Con 283 días de gestación y 45 de puerperio, ya sumamos 328, por lo que la ventana para volver a preñar a ese vientre es muy corta, de apenas 37 días. Como ciclan cada 21 días, tenemos  no más de dos celos, por lo que es vital hacer un buen manejo de ese rodeo”, amplió Huguenine, quien dio a entender que por manejo se entiende, “una buena condición corporal, el mantenimiento adecuado para que los animales conserven la energía y los requerimientos básicos que debe satisfacer el criador”.

La energía es todo un tema a resolver con decisión y cuidado. “Los animales la necesitan para mantener la condición corporal, producir leche para alimentar a los tenernos, para crecer en el caso de las vaquillonas y para volver a preñarse”, dijo el veterinario, quien recomendó empezar el servicio con un mínimo de condición corporal de 2,5 (en la escala de 1 a 5) y ganancia de peso, “aunque sea 100 gramos diarios, lo que alcanza para volver a preñarse. Si es negativo, es baja la condición corporal y el animal no cicla”.

Luego de la introducción, el encargado de la reproducción en Ser Beef mostró un ensayo propio realizado en San Luis sobre 100 vacas sincronizadas para demostrar la efectividad de la IATF, en el que el 50% se preñó con el sistema y un 25% más con repaso de toros cuando vuelven a ciclar, entre los 18 y los 24 días. “Así logramos mayor parición de cabeza para terminar con terneros más pesados, una excelente fórmula de más preñez y más kilos destetados”, agregó, destacando además que “se precisa la mitad de los toros que en un servicio natural”.

Otras ventajas de la IATF, según Huguenine, son que no hay que detectar celo, hay más fertilidad, una mejor uniformidad del lote, se puede hacer en el monte, la genética que se consigue como resultado es muy mejorada, el precio de venta será siempre mayor, se puede aspirar a la marca líquida, hay menos probabilidades de que afecten las venéreas y la cruza con vigor híbrido otorga un valor agregado que hay que sumarlo a la cuenta final.

Por último, el veterinario alentó a los productores a inseminar con IATF aunque las vacas estén flacas y lo apoyó en un estudio en San Luis con tres grupos con distinta condición corporal. Sobre el peso al destete, también dijo que la IATF arroja mejores números que el servicio natural: “Son entre 28 y 30 kilos más, eso también es valor agregado”.  Y dejó un cálculo hecho por su empresa, en el que todas las comparaciones dan positivo para el método artificial: mejor porcentaje de preñez (95% contra 90%), superior peso al destete (87% a 82%), en el peso promedio del ternero en ese momento (150 vs. 175 kilos) y en dinero contante y sonante ($94 mil cada 100 vacas más que con servicio natural, más $40 mil por obtener toros más homogéneos para la venta).

Genética de punta

Néstor Chiaravalli, platense e hincha de Estudiantes, trabaja hace 8 años en La Cleides como asesor externo y encargado de la genética. Es un hombre apasionado por su trabajo, capaz de charlar una hora con un productor sobre un tema específico y volver a él si se acordó algo un rato más tarde. Y además es un inconformista, que pretende que los criadores sepan más sobre lo que van a comprar. “Veo muchos compradores que levantan la mano, ofertan, le bajan el martillo y ahí empiezan a mirar qué toro eligen. Es un error. Hay muchas herramientas para tener en cuenta más allá de la pinta del toro”, dijo con firmeza para introducirse en una sigla que lo desvela: DEP’s, la diferencia esperada de progenie.

“Los DEP’s no son fáciles de hacer, pero sí de usar, por eso los tienen que aprovechar, ya que la que gasta en eso es la cabaña”, explicó, para luego afirmar que “los toros son el factor fundamental para mejorar cualquier rodeo, por eso hay que elegirlos bien”. Considera que hay toros promedio, con terneros al destete de 170 kilos siempre, y toros superiores, que son en los que hay que enfocarse: “Generan excelentes hembras para reposición y excelentes machos para la venta, además de un desplazamiento hacia arriba de los promedios. Deben producir más y mejores kilos de ternero, lo que redunda en más rendimiento económico por hectárea”, definió.

Chiaravalli cree que para lograr toros superiores hay que hacer una selección dirigida y eficiente, que apunte a los rasgos a mejorar, la heredabilidad y las correlaciones. “Siempre hay que hacer concesiones, por ejemplo para tener un peso alto al destete primero hay que lograr un ternero más pesado al nacimiento, y para tener más kilos por hectárea hay que destetar terneros más pesados”. Y si aún alguno tenía dudas, planteó una comparación: “Un toro sin datos es como una camioneta que compramos sin saber si es naftera o gasolera, o si tiene 4x4 o es 4x2. No hay que andarla unos meses para saberlo, eso tiene que estar claro al sacarla de la agencia. Con los reproductores pasa lo mismo”.