Testigos comprometerían a un adolescente que atropelló y mató

El martes se cumplieron 20 días del accidente que se cobró la vida Oscar Ramón Lanza, atropellado por un adolescente de 17 años en el barrio Ignacio Vidal de San Luis. Con un hermetismo total de parte del juzgado que lleva la causa, el abogado de la familia de la víctima aseguró que existen testimonios que comprometerían al conductor de la camioneta que mató al hombre de 51 años. Puntualmente, dijo que varios vecinos señalaron que no era la primera vez que el chico circulaba por el barrio a velocidades excesivas y sin frenar en las esquinas; para él, elementos suficientes para pedir un cambio de carátula. Actualmente, el joven está acusado de “homicidio culposo en accidente de tránsito”, un delito excarcelable y que no deja de causar malestar entre quienes perdieron a un ser querido en casos similares.

El abogado Andrés Lazart representa a la viuda, los hijos y los hermanos de Lanza, que levantaba pedidos para la distribuidora de la familia Gugliermo y a quien la muerte encontró trabajando. Habían pasado algunos minutos de la una del mediodía del miércoles 11 de enero cuando el preventista fue embestido en la esquina de José Franco y Tilisarao, cuando acababa de salir en moto de un comercio de la zona.

El golpe que le dio la camioneta Volkswagen Amarok fue tal que su cuerpo salió despedido y dio contra la pared de la vivienda que está en la esquina noreste. Cuando la propietaria de esa casa salió a ver qué sucedía, Lanza ya estaba muerto. “Tenía un fuerte traumatismo de cráneo, otro cervical y fracturas múltiples en el tórax y en ambas piernas. La causa de muerte fue una sumatoria de esos traumatismos”, explicó el médico forense Jorge Giboín, que practicó la autopsia.

Una semana después, Lazart presentó un escrito en el Juzgado de Familia y Menores Nº 1 para que le permitan a la familia damnificada presentarse como querellante en la causa. “Al ser una etapa preliminar, el juzgado es bastante reacio a dar detalles del expediente, sobre todo para resguardar la identidad del menor. Nosotros ya hemos pedido que nos hagan parte bajo la figura de particulares damnificados, pero aún no ha sido decretado y seguimos sin tener acceso al expediente”, explicó ayer. Por eso el letrado no se animó a decir si ya existen en el sumario elementos que comprueben una conducta dolosa de parte del conductor de la camioneta.

“Todo está en etapa de investigación. Se han hecho pericias en el lugar del choque, pericias médicas y se han tomado testimoniales de familiares, vecinos y amigos del entorno de ambos (víctima y victimario)”. Si bien aún no se le permite ofrecer pruebas para sumar a la investigación, Lazart aclaró que en el pedido que elevó a la jueza Estela Bustos para que los deje participar de la instrucción “ofrecimos pruebas accidentológicas para que sea elevadas a través de la licenciada (Carina) Bernal. También hemos ofrecido la ratificación de algunos testimonios vertidos en sede policial y otras nuevos que pudimos recolectar entre los vecinos, donde algunos manifiestan una serie de hechos anteriores que creo pueden servirle a esta parte para, el día de mañana, poder mutar la carátula de homicidio culposo a homicidio con dolo eventual”, una figura penal mucho más grave, ya que implica que quien cometió el hecho sabía de la peligrosidad de sus actos y de todas formas no cesó en su accionar.

“Hay testigos que lo han visto en varias oportunidades circular por esa misma arteria a excesiva velocidad, lo que nos da la pauta de que la persona ha venido subestimando el resultado dañoso. Y no solo en este hecho, porque en el barrio es conocido por pasar con la música a todo lo que da, con el acelerador a fondo y atravesando esquinas sin mediar ningún tipo de precaución”. Y puntualizó: “Hay un testimonio increíble de un vecino que vive a menos de 150 metros del choque y que, cuando escuchó el impacto, lo primero que dijo fue ‘el pendejo de la chata blanca’ (color de la Amarok)”.

Fuentes de Accidentología Vial precisaron que el chico tenía carnet de conducir y todos los papeles del vehículo en regla. Según trascendió, la camioneta pertenece a su padre, propietario de una distribuidora ubicada a unos mil metros del choque. Al parecer, el conductor y su familia viven en los barrios ubicados al este de la ruta 147, por lo que el barrio Ignacio Vidal sería un paso obligado desde el negocio familiar hacia su domicilio.

“Hubo personas que dijeron que tenían pensado seguir a la camioneta cuando pasara por su casa para saber quién era, dónde vivía y denunciarlo, porque hacía casi un año que pasaba por ahí de forma imprudente”, refirió el letrado.