10°SAN LUIS - Sabado 11 de Mayo de 2024

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"Nunca me sentí una heroína sino alguien que hacía lo que debía"

Por redacción
| 27 de marzo de 2017
Mai supo qué hacer, cómo, cuándo y le salvo la vida a un joven que se accidento.

Entre cuarenta personas paralizadas por el horror, una chica de 24 años, de jeans azules y remera blanca fue mariscal y salvadora. Mai, una estudiante de Enfermería le puso las manos en el pecho a Ismael, le hizo reanimación cardiopulmonar (RCP) justo después que un joven gomero que había sido herido luego de la explosión de una cubierta de un tractor, daba sus últimas exhalaciones.

 


La chica, la noche del martes se fijó en lo que pasaba, ayudó a la víctima, aconsejó a los desesperados, cuidó a su mamá y dio una cátedra de aplome y profesionalismo en poco menos de cuatro minutos y medio.

 


Maimará Chaves Rivarola tiene los ojos grandes y marrones, el pelo color violeta  y una alegría en la mirada que le da un contexto ideal a una cara salpicada de pecas. Tiene las cejas ordenadas y los labios finitos. Parece frágil, pero no lo es. Cuando habla explica con onomatopeyas, mira de frente y aclara hasta que todo queda más claro aún.

 


Está en el último año de la carrera y dice que por suerte cayó en una universidad pública, en la Nacional de San Luis. Quiere cursar la licenciatura, pero también instrumentista quirúrgica en Río IV, cerca de Río de los Sauces, dónde nacieron su padres y un lugar que ama y vista asiduamente.

 


¿Qué hacías ahí esa noche?

 


—Justo pasábamos,  veníamos de hacer unos trámites con mi mamá y mi tía. Íbamos por Lafinur enfrente a la estación de trenes y sentimos una explosión inmensa. Yo lo primero que pensé era en las estaciones de servicio de la zona ya que había sido muy grande, sentimos la explosión como en el pecho.

 


Mi mamá preguntó si era un tiro y mi tía fue la que dijo que pasaba algo en la gomería. Las dos se desesperaron y empezaron a gritar.  Vimos que estaba un chico tirado en el piso. Yo trataba de calmarlas. Ellas se bajaron primero de la camioneta y después yo, demoré un poco más porque nuestra camioneta tiene seguro para niños y como iba atrás tuve que desbloquear el mecanismo para poder salir.

 


Mi mamá siempre quiere ayudar y por eso estoy acostumbrada. No sabíamos de dónde venía la explosión, pero  siempre que pasan esas cosas hay que saber qué pasó, puede ser algo relacionado con gas u otro combustible y producir más explosiones.

 


¿Y qué viste cuando bajaste?

 


—Yo miré como por arriba y no entendí mucho qué pasaba, me tranquilicé porque había un policía casi de mi edad que estaba llamando a la ambulancia. Lo primero que hay que hacer en este tipo de accidentes es alertar a los servicios de urgencia. Mientras yo también trataba de llamar vi que el policía se había podido contactarse.

 


Aún no me había acercado al chico accidentado, yo no me iba a meter, fue como la última opción lo que hice. Mi mamá estaba en la vereda cerca de una rueda grande. Había un escape de aire, pensé que era gas pero luego me di cuenta que era el compresor.

 


Una vez que supe que mi mamá estaba bien y que no había peligro reaccioné. Veía que una señora estaba queriendo mover al chico accidentado. Ahí me metí, estaba acostado boca arriba, quieto, cuando yo me acerqué reaccionó un poco, no pude escuchar bien porque todo era un caos, había muchos gritos. Nadie pensaba bien qué hacer.

 


Una señora me dijo algo de sus hijos, que estaban en peligro. No entendí, pero luego mi mamá me aclaró que en realidad era que los chicos habían escapado de esa situación por muy poco. Cuando vi que los nenes estaban bien, me acerqué al chico en el piso y me di cuenta que una señora y un señor lo querían dar vuelta porque se estaba ahogando con la sangre.

 


  —¿Qué hiciste ante semejante panorama?

 


—El chico Ismael estaba muy cortado, tenía la cara literalmente partida al medio. En ese momento me metí y les pedí que no lo dieran vuelta, pero no me hicieron caso y me pedían que me callara.

 


En ese momento les dije que estudiaba enfermería y que sabía lo que estaba diciendo. Me tomé el trabajo de explicarle las razones porque esa mujer estaba desesperada y muy nerviosa. Le dije que si había una fractura y lo movíamos podíamos empeorarlo, que por querer salvarlo lo terminaríamos matando. De nuevo les pedí que no lo tocaran.

 


¿Ahí te hiciste cargo de la situación?

 


—No me quería meter porque supuse que el policía sabía hacer RCP, escuché que mucha gente le pedía que hiciera algo. Pobre, primero lo trataron mal pero él me ayudó muchísimo. Algunas personas le seguían reprochando.

 


En medio de las quejas se acercó mi mamá y me dijo: "Mai, dejó de respirar". Miré al chico y no se le movía más el abdomen, no había pasado ni dos minutos desde que llegamos.

 


Yo veía que nadie hacía nada, me saqué la camisa para no mancharme con sangre, me saqué el celular del bolsillo y se lo di a mi mamá, me acerqué, le tomé el pulso y ya no tenía signos. Le dije: "Voy a empezar con el RCP". No me fijé en la técnica, se estaba muriendo y actué un poco desesperada.

 

Contame ese momento con detalles.

 


—Me paré al lado y empecé. Ahí se me acercó una señora, a la que nunca le vi la cara, pero me acuerdo que me ayudó. Me dijo que cuando necesitara un reemplazo la dejara porque ella también sabía RCP.

 


Seguí con la maniobra y el chico volvió en sí y vomitó un poco de sangre, se ve que se estaba ahogando y eso, a mi criterio, le estaba produciendo un paro. Cuando reaccionó me asusté, fue con un espasmo que tuvo.

 


Era la primera vez en mi vida que le hacía RCP a una persona. Ahí le pedí ayuda al policía, otro señor trajo un trapo y le pusieron la cabeza de costado un poco levantada para no cerrarle las vías aéreas.

 


No quería parar con la maniobra porque podía entrar en paro de nuevo, pero la maniobra te cansa. Pregunté dónde estaba la señora y ella llegó rápidamente. Le dije: 'Yo suelto y vos seguí'. Hice unas 35 compresiones y la señora 10 más y llegó la ambulancia.

 


Cuándo pasó todo, ¿qué pensaste?

 


—Tiritaba entera, en ese momento y hasta el día de hoy no caigo en lo que pasó. Me tiritaban las manos, las rodillas.

 


Es la primera vez que actúo, a uno le enseñan por ejemplo que en situación de catástrofe se debe mantener la calma, pero no sabés qué vas hacer en el momento hasta que realmente te pasa.

 


Estuve tranquila. El punto central era que mi mamá estuviera bien. Lo primero que hice fue analizar todo, que nadie estuviera en peligro, la que sí me distrajo fue aquella señora que me avisaba lo de sus hijos.

 

¿Tomaste conciencia que salvaste a alguien?

 


—No. Yo en ese momento no pensé bien, como debería haber pensado una enfermera. Estaba sin guantes y siempre se me lastiman los dedos al lado de las uñas. Yo estaba en contacto con la sangre. Podría haberme contagiado de algo, no pensé claro.

 


Lo primero que atiné cuando terminé y se fue la ambulancia fue mirarme las manos y no las tenía muy manchadas. No miré nada, agarré, me fui a la carnicería de al lado y le pedí si podía lavarme. Cuando terminé con eso salí a buscar a mi mamá.

 


Cuando llegó la ambulancia la señora que siguió con la reanimación estaba medio en shock y seguía con las compresiones, yo le dije que ya estaba, que había que hacer lugar para que actúen los del servicio médico.

 


En un momento en el que caí, me dieron ganas de llorar por los nervios, no era que me había emocionado. Lo que sí me emocionó es por algo que compartí en Facebook y luego me escribió la madre y después me di cuenta que al chico lo conocía, de la Escuela Industrial.

 


Yo me entero que lo conocía como siete horas después. En ese momento estaba irreconocible. Estaba desfigurado.

 


No me siento una heroína, sino como alguien que hacía lo que debía.

 


Esta forma de actuar: ¿es natural o te sorprendiste a vos misma?

 


—Siempre lo supe, siempre quise trabajar en la salud. Para estudiar medicina sabía que no me podía ir a estudiar afuera, pero no empecé enfermería por eso. Creo que a todos los que estudiamos esta carrera nos pasa. Empezás con una expectativa y después cuando estás en la carrera, que hacés las prácticas y tenés contacto con la gente, te terminás enamorando. En mi caso es así.

 


¿Qué te dijeron tus padres cuando llegaste a casa?

 


—Cuando llegamos primero hicimos unas bromas. Estaba mi papá y mi mamá (tiene dos hermanos varones) le decía que tenía una hija heroína y nos reíamos mucho. Después cuando pensamos en la situación ella se emocionó mucho y lloraba y mi papá también se puso a llorar.

 


Me dijo que estaba orgullosa de haber estado presente y de ver cómo había actuado. 

 


Tenés algo más para decirnos.

 


—Sí, que es necesario que se dicte y aprendan los primeros auxilios y la técnica del RCP, no importa los ámbitos en lo que se enseña, son conocimientos que puedan salvar vidas y mientras más lo sepan es mejor.

 


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