SAN LUIS - Sabado 18 de Mayo de 2024

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Adiós a Luis Lusquiños, un férreo defensor de San Luis

Por redacción
| 18 de junio de 2017
Inesperado. La muerte de Lusquiños sorprendió a todos. "Estaba más feliz que nunca", dijo Adolfo. Foto: El Diario.

El Chorrillero, símbolo inequívoco de San Luis, sopla fuerte en la tarde y se cuela por todos los rincones de Terrazas del Portezuelo. Un nutrido grupo de legisladores, funcionarios y dirigentes soporta estoico el frío creciente. El objetivo es uno solo: acompañar a la familia y a los amigos del diputado nacional Luis Lusquiños, quien murió ayer a la madrugada, víctima de un infarto.

 


Lusquiños, de 65 años, fue velado en el Salón Blanco de Terrazas. Desde las 8 de la mañana fue incesante el desfile de ministros, diputados y senadores de la Provincia y la Nación y viejos compañeros para despedirlo. Al frente del grupo institucional, dos de sus más grandes amigos: el gobernador Alberto Rodríguez Saá, y su hermano Adolfo, senador nacional.

 


Rostros apesadumbrados, lágrimas que se escapan, recuerdos que aparecen en ruedas de amigos que se juntan para mitigar el dolor. La congoja envuelve a todos. Y el cariño y respeto se distingue entre las flores acercadas en más de cincuenta coronas al Salón Blanco: desde los viejos compañeros peronistas hasta los jóvenes que recibieron sus consejos, desde los amigos más cercanos hasta los adversarios políticos; desde el saludo de sus pares de la Cámara de Diputados de la Nación hasta el de intendentes y pobladores de las localidades más pequeñas del interior sanluiseño.

 


Más allá de sus cualidades como político, ayer la palabra que todos repetían para describirlo era lealtad. "Tenía un amor por San Luis increíble, una lealtad como amigo y peronista puesta a prueba en todo tipo de situación", dijo Berta Arenas, una de sus compañeras puntanas en Diputados.

 


Ivana Bianchi coincidió. "Como amigo es una pérdida irreparable. Como político, San Luis pierde a una persona que ha defendido las banderas del cambio al lado de Adolfo y Alberto".

 


En medio de la tristeza, funcionarios del gobierno puntano también recordaron y destacaron la figura del diputado con afecto y agradecimiento. "Era un gran dirigente, comprometido, con convicciones y códigos. La provincia pierde a alguien que tenía muy claro los intereses que tenía que defender", aseguró el ministro de Gobierno, Eduardo Mones Ruiz. "Para los que tenemos unos años menos, Luis fue una guía", agregó Cristian Moleker, jefe de Medio Ambiente, Campo y Producción.

 


Hubo tiempo para el recuerdo de un joven dirigente, y de uno de sus compañeros de toda la vida. Luis era "como un tío" para Juan Pablo Funes.  "Mi último contacto con él fue acá ayer (viernes) en la asunción de la ministra de Educación (Natalia Spinuzza). Me abrazó y me felicitó. Tenía una lealtad absoluta y convicciones que lo hacían poner a San Luis por sobre todas las cosas. Esa lealtad de tantos años nunca se nubló por el poder ni por las posibilidades individuales", dijo el secretario de Deportes.

 


Carlos Sergnese, apoderado del Partido Justicialista de San Luis, era quizás uno de los más consternados. "Se ha ido un gran amigo, un gran dirigente, el compañero de un camino recorrido durante muchísimos años. Había conversado ayer con él. Un legislador que ha trabajado muchísimo y ha sacrificado su vida por los intereses y el pueblo de la provincia de San Luis. Lo vamos a extrañar mucho".

 


El Gobierno de San Luis decretó tres días de duelo, con las banderas nacional y provincial a media asta. La actividad administrativa y escolar será normal.

 



Puntano sin discusión

 


Eligió a San Luis como su patria adoptiva, y terminó haciéndola suya para siempre. Fue hace más de 30 años, cuando llegó de Buenos Aires para ser parte del proyecto de Adolfo primero, y de Alberto después.

 


Nació en Buenos Aires el 27 de noviembre de 1951, en el barrio de La Paternal. Se recibió de licenciado en psicología (1978, Universidad de Buenos Aires). En San Luis fue director de Prensa y ministro de Industria, Turismo, Producción y Minería (1997 a 1999), y de Desarrollo Humano y Social (1999 a 2000). Fue secretario general de la Presidencia en 2001, en el mandato de Adolfo Rodríguez Saá. Estaba casado con Florencia Benveniste, con quien tuvo dos hijos: Santiago (32 años) y Julia Eva (30).

 


Fue diputado nacional por San Luis entre 2005 y 2009, y actualmente ocupaba una banca en la Cámara baja nacional en reemplazo de Fernando Salino. También fue el primer rector de la Universidad de La Punta (ULP), y titular de la empresa provincial San Luis Energía.

 


Integraba el Parlamento Latinoamericano (Parlatino) y la Asamblea Parlamentaria Euro-Latinoamericana (Eurolat). En los últimos meses acompañó al Gobernador de la Provincia en la visita que hicieron en Navidad a la dirigente Milagro Sala en la cárcel en Jujuy, y en sus viajes al Vaticano, a la Pontificia Academia de las Ciencias, para impulsar primero, y contar después, la llegada de refugiados sirios a la Provincia a través del Corredor Humanitario, que ayudó a construir.

 



El adiós

 


A las 16, el bullicio del Salón Blanco se acalló, y un pesado y doloroso silencio se instaló para acompañar a la familia de Luis en su último viaje. Hubo guitarras en la despedida, las del Ensamble de la ULP, con la zamba "¡Viva San Luis!" tímidamente entonada al principio, y con más voces sumándose al final. Hubo palabras de despedida (Bianchi, Arenas, el diputado provincial del Frente para la Victoria Daniel González Espíndola, entre otros) y una emocionada despedida de su amigo Adolfo (ver recuadro).

 


Sin poder contener el llanto, Alberto acompañó hasta el final a los familiares del diputado y luego se retiró para recibir saludos y recordar a Luis. Luego encabezó junto a Santiago Lusquiños y la guardia de honor de la Policía de San Luis el cortejo fúnebre.

 


Frente a la estatua de Germán Avé Lallemant, sus familiares y amigos entonaron la marcha peronista para despedirlo.

 


En el ala este del edificio gubernamental, en una de las Terrazas del Portezuelo, Luis ya descansa para siempre frente a las Sierras de San Luis, ésas que eligió como propias hace más de treinta años. Como debe ser.

 



Adolfo Rodríguez Saá: "¡Gracias Luis, amigo de mi vida!"

 


Envuelto en su dolor, Adolfo Rodríguez Saá se acercó al ataúd de su amigo. Luego de las palabras de dirigentes y militantes, él le dio la despedida final. Sus palabras cargadas de afecto emocionaron a todos.

 


"Luis Bernardo Lusquiños llegó en 1983 a la Casa de Gobierno con una mochila. Preguntó: '¿Dónde queda el despacho del Adolfo?'. Un compañero lo acompañó", dijo. Y luego, al escuchar el zumbido del viento dijo: "El Chorrillero le está rindiendo el mejor homenaje. Sólo los puntanos sabemos lo que es este viento".

 


"Se transformó en compañero, amigo y hermano.  Nos acercó al Alberto y a mí. No hay cosa que hayamos hecho en San Luis que no tenga algo de él. Siempre nos aportaba una idea; siempre traía un sueño más grande", destacó Adolfo.

 


También su "cultura extraordinaria: leía, sabía de arte, le gustaba la música".

 


"En el último viaje que hicimos (fue a mediados de mayo), después de cumplir sus funciones en la Eurolat, se fue con el Alberto a la Pontificia Academia de las Ciencias; con su corazón enorme, le abría el camino a los refugiados".

 


Diputados y ex legisladores nacionales de todo el arco político acercaron sus condolencias:  Graciela Camaño (Frente Renovador), Eduardo Amadeo, Paula Bertol Cristian Guibaudo, Pablo Tonelli y Nicolás Massot (PRO) y Agustín Calleri (UNA), entre otros.

 


Adolfo destacó que su amigo pasaba por un momento excelente. "En los últimos años, en los últimos días, lo noté más feliz que nunca.  Feliz en el Parlatino, donde se lucía; feliz en la Eurolat, donde también se lucía. Una noche me pidió que cenáramos juntos; fuimos con Gisela y pasamos una noche fantástica: comimos, nos divertimos, reímos. Estaba feliz porque iba a volver".

 


"Ayer pasó un día fantástico. Estuvo en la Casa de Gobierno, con el Alberto hasta las 4 (de la tarde). Después se fue al campo: había decidido hacer una casa en mi campo. Incluso quería empezarla este lunes. ¡Estaba feliz y apurado!", recordó.

 


En el final, habló muy conmovido, sin poder ni querer frenar las lágrimas. "Querido amigo: el Alberto ha elegido el mejor lugar acá. Cuando sobrevuele un cóndor, tal vez sea el alma de Lusquiños que nos diga que tenemos que volar más alto. Y cuando cante un zorzal o una calandria, nos estará diciendo que estamos haciendo bien las cosas. Fuiste un gran amigo en los mejores y peores momentos. ¡Gracias Luis, amigo de mi vida!".

 


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