SAN LUIS - Sabado 28 de Junio de 2025

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Lo procesaron por atacar a ladrillazos a tres inspectores

El hombre agredió al personal municipal porque había detectado mercadería vencida en su negocio.

Por redacción
| 11 de julio de 2017

Hugo Oscar Aguilar había asegurado en el Juzgado Contravencional y Correccional que la denuncia por agresión verbal y física que levantó en su contra una inspectora de la Municipalidad de Villa Mercedes era prácticamente mentira. Según él, jamás amenazó a la mujer y a sus compañeros de la UCIM (Unidad de Control e Inspección Municipal). Mucho menos les arrojó ladrillos cuando le informaron que habían hallado mercadería vencida en su autoservicio. Pero su declaración careció de credibilidad frente a lo que los inspectores relataron sobre él y lo que sucedió hace más de dos años, cuando en un control para evaluar si su comercio merecía o no la habilitación del Municipio, el hombre los echó,  primero, con palabras y, luego, con lo que halló en el camino. Aguilar se convenció de eso ayer, cuando lo notificaron de que acababa de ser procesado por el ataque.

 

Lo acusaron por amenazas, confirmó el juez Contravencional y Correccional, Santiago Ortiz. Dado que es un delito excarcelable, que en el caso de condena, ésta pueda ser ejecutada de manera condicional, y de que el hombre de 51 años no registra antecedentes penales, sobrellevará el procesamiento en libertad.

 

Aguilar se ganó esta mancha ante la Justicia por lo que sucedió la mañana del 11 de junio de 2015, en Pablo Lucero y Rivadavia. En esa esquina del barrio Las Miranda el acusado tiene lo que ahora se llama Autoservicio Fénix, pero hace dos años era Autoservicio Don Weifá. El comercio está a nombre de su esposa, Marisa Bamba, pero es regenteado por ambos.

 

La jefe del programa de Calidad Alimentaria, Luciana Bertozzi, por aquel entonces inspectora, contó que el jueves en cuestión ella y sus compañeros Hugo Sariago y Marcelo Wotoszyn fueron hasta el negocio de Aguilar. “Ya habíamos ido ahí por denuncias, que canalizamos a través del 147 (la línea telefónica para reclamos municipales), pero ese día no fuimos por eso, sino por la planilla de habilitación”, señaló. La funcionaria se refería a que iban allá porque el comerciante había iniciado los trámites para la habilitación del local. Esa tarea conlleva una inspección, que, por supuesto, deben hacer sin aviso previo. 

 

Llegaron a Don Weifá cerca de las 10. Allí los atendió Bamba. Su pareja no estaba. “Le explicamos que habíamos ido por la habilitación y que debíamos controlar los alimentos y que si estaba todo bien le hacíamos el acta y nos íbamos”, recordó. La mujer los dejó entrar para que hicieran la inspección tranquilos.

 

“Comenzamos. Nos dividimos por góndolas y empezamos a encontrar mercadería vencida”, contó la encargada de Calidad Alimentaria. La hicieron a un lado, la separaron del resto, para después embolsarla, precintarla y apuntarla en un acta de infracción, explicó.

 

Bertozzi dijo que trabajaron sin problemas hasta las 11:30, cuando llegó el acusado. “Vino ofuscado. Comenzó a patear cajas. Nos sacó las cosas que teníamos separadas para el decomiso y las tiró hacia afuera”, afirmó. Las arrojó a un baldío que está al lado del local.

 

Sariago y Wotoszyn le dijeron a Bertozzi que se retirara de allí, porque tenía 22 semanas de embarazo y había empezado a sentirse mal. “Me fui a la camioneta de Marcelo. Y  mis compañeros se quedaron adentro”, narró.

 

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