19°SAN LUIS - Viernes 26 de Abril de 2024

19°SAN LUIS - Viernes 26 de Abril de 2024

EN VIVO

Bajo cero: puntanos que trabajan en la intemperie

El frío no es un impedimento para ellos. Con sol, lluvia, viento y hasta nieve cumplen sus tareas cada día. “El cuerpo se acostumbra”, aseguran.

Por redacción
| 17 de julio de 2017

Trabajar en la calle no es para débiles. Hay que tener coraje para enfrentar la mañana a la intemperie y zafar de alguna enfermedad respiratoria. No abandonan sus puestos pese a cualquier intento de freno climatológico, o lo mucho que sople un helado viento chorrillero. Y aunque aseguraron que el invierno es cruel,  canillitas, lustrabotas y  empleados de estaciones de servicio lo prefieren antes que el sofocante verano puntano. El Diario de la República recorrió el centro de San Luis para escuchar las anécdotas más gélidas de los vendedores que ya son parte de la cultura urbana.

 

Hace 23 años que Eduardo tiene su puesto de diarios y revistas en la avenida Illia cerca del Correo Argentino. "Dicen que el hombre es un animal de costumbre, y a esta altura ya no siento el frío. La verdad me gusta más que el verano, porque cuando hace tanto calor no tenés donde ponerte, en invierno me abrigo de pies a cabeza, sobre todo los pies", contó divertido y dijo que tiene un caloventor dentro de la casilla, pero no lo usa porque el cambio de temperatura le hace mal. "El peor invierno que pasé trabajando acá fue hace 5 años que nevó muchísimo en la ciudad, fue después de un 9 de Julio me acuerdo. Unos turistas que se habían quedado varados porque no salían los colectivos, venían caminando por la vereda y se resbalaban porque en el suelo se formó una capa de hielo. Incluso yo tengo una cubeta con agua en donde me lavo las manos por la tinta del diario, estaba congelada", exclamó con sorpresa.

 

Otro estoico es Jorge, que más que "un" es "el" lustrabotas de la plaza Pringles. Hace 50 años que saca brillo a los mocasines de los transeúntes, y por supuesto, conoce a cada uno de los que pasan por ahí.

 

Consideró que más que un trabajo, brinda un servicio a "su" comunidad y lo dijo con orgullo. "Gracias a Dios tengo mi buena gente que colabora para mantener a mi familia, porque no dependo de ninguna pensión ni de una jubilación. Es bastante cruel trabajar a la intemperie, porque hay que estar si o si a la espera de que alguien venga. No es fácil estar sentado acá, pasando frío, encima estoy engripado, y no tengo obra social. Pero tenés que venir porque cuando el chico te pide un pedazo de pan, no le importa si trabajaste o no. A veces te 'comés'  el viento Chorrillero, pero si te buscan y no estás, puede que tus clientes no vengan más", remarcó.

 

Miguel es canillita, y a las 5:30 va a buscar los 30 diarios que reparte todos los días. Tiene una clientela fija a la que les lleva el matutino en bicicleta, y cuando termina se para desde hace 7 años en la esquina de Constitución e Illia para vender los que le sobran. "Una vez, hacía tanto frío que me puse cinco buzos y una campera, encima no tenía donde resguardarme, ese día creí que me moría", recordó. Pero igual el clima no lo paraliza y continúa con su labor todos los días.

 

También Jorge hace 35 años que se dedica a vender diarios. Está acostumbrado a pasar frío y advirtió que "tal vez en unos años más me pase factura el cuerpo". Igual no falta nunca a su trabajo: "con lluvia o con nieve, vengo siempre".

 

En la playa sin arena

 

"En el invierno por ahí la podés pelear, si no hay viento. Pero en verano, no sabés dónde meterte", contó Luis mientras cargaba nafta al auto de un cliente. "Aunque nos dan un uniforme abrigado, el pantalón es muy finito entonces apelamos a las calzas para zafar".

 

Con una tos intensa demostró que a peor parte del trabajo "es cuando te enfermás, pero día que peor la pasé fue una nevada que tenía tan helados los dedos que no podía ni contar la plata".

 

Hugo trabaja en la playa, pero de estacionamiento, y tiene un casilla donde se refugia cuando el tiempo se pone difícil. "No la paso tan mal como en verano, por lo menos tengo un calefactor, ahora salir a acomodar los autos es para valientes", afirmó.

 

 Más allá que a nadie le gusta que el aire gélido les acaricie las mejillas, los que se tienen que ganar  la vida en la calle coinciden que trabajar a la intemperie en verano es peor.

 

LA MEJOR OPCIÓN PARA VER NUESTROS CONTENIDOS
Suscribite a El Diario de la República y tendrás acceso primero y mejor para leer online el PDF de cada edición papel del diario, a nuestros suplementos y a los clasificados web sin moverte de tu casa

Suscribite a El Diario y tendrás acceso a la versión digital de todos nuestros productos y contenido exclusivo