El mal olor invade una de las cuadras de la peatonal
Se siente con más fuerza en Rivadavia entre Junín y el ex pasaje Heriberto Mendoza.
Algo huele mal en el tramo más nuevo de la peatonal Rivadavia. El olor a desagüe cloacal invade entre Junín y el ex pasaje Eriberto Mendoza. Chicos que salen de las escuelas, gente que está de compras, turistas, comerciantes, trabajadores, todos se ven afectados por el intenso aroma que en los días calurosos y húmedos se torna insoportable.
La Municipalidad inauguró las obras en el Paseo del Padre hace no más de cuatro años y desde ese entonces los comerciantes se quejan de la hediondez que emanan las alcantarillas todos los días. La zona que se ve más afectada es Rivadavia al 800. Muchos negocios deben trabajar con las puertas cerradas, sino el local se les impregna de olor cloacal, tiran constantemente desodorantes de ambiente, perfumes, palo santo o utilizan aceites aromáticos para combatirlo. Noelia, vendedora del local "Mimo", afirmó que “en el verano es insoportable el olor y está presente en todo momento, no te da respiro ni siquiera cuando abrimos”. “Hay mucha gente que entra al local, mira y se va porque no lo aguanta”, manifestó Rocío, encargada de un local de ropa femenina. A otros no les queda más remedio que trabajar a puertas abiertas ya que cuentan con un sistema en las aberturas que no les permite permanecer cerradas.
En épocas estivales además se ven perjudicados por un árbol que está en Rivadavia 850, de la especie platanus hispánica, que larga una pelusa amarilla, cae en las alcantarillas y se mezcla con el agua, lo que produce una pestilencia aún más fuerte. Yanet, encargada de local de calzados, contó “que cuando llega el verano, las alcantarillas se llenan de moscas y mosquitos”.
Los comerciantes lo atribuyen a que hay algo mal hecho en la obra. Dicen que trabajadores del Municipio pasan cada 15 días y echan lavandina pura en las canaletas para apaciguarlo, pero eso no es suficiente. Y que ayer un empleado de la Comuna les informó que están tratando de solucionarlo. “La gente pasa caminando por la vereda y se tapa la nariz, y dice ‘uy, qué olor’”, expuso Marisa empleada farmacéutica que trabaja en esa cuadra. “No se puede estar así todos los días porque es algo insalubre”, agregó Rocío.


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