Nicolás Razzetti
Periodista
Pérdidas en la cría vacuna y alta faena de hembras
Pasó la zafra de vacas, pero la faena de hembras siguió creciendo. Muchos operadores creían que una vez superados los tactos iba a comenzar a descender, en particular la de vacas, pero eso no fue así y en noviembre representó el 47,6% del total enviado a los frigoríficos, superando los registros de los últimos años y acercándose a los niveles máximos que hubo cuando se liquidó el stock en 2009.
La faena de hembras es un dato relevante para el sector ganadero porque da cuenta de varias cuestiones, entre ellas cuál es la expectativa de los criadores respecto del negocio. Son los mismos que suelen retener cuando ven un futuro promisorio y que se desprenden cuando la economía aprieta.
Un ejemplo de eso fue lo que sucedió con el último recambio presidencial, que impulsó los precios de todas las categorías y las decisiones de los criadores de quedarse con hembras pensando en que la política sectorial y macro económica del Gobierno permitiría una rápida recuperación del país, pero lo que quedó demostrado es que eso no es tan fácil y que los protagonistas tampoco pudieron o supieron hacerlo.
Hubo al menos un año y medio de retención, pero luego comenzó el proceso contrario cuando los precios del ganado volvieron a perder contra la inflación y los costos, cuando el consumo interno no dio la respuesta suficiente y cuando la exportación, que pegó un salto enorme, no alcanzó para sostener los valores básicamente porque la mayor demanda fue justamente de vacas.
De acuerdo con los datos que publica el Senasa, la faena de hembras en noviembre fue de 47,6% sobre un total de 1,1 millón de animales. Es la mayor participación porcentual desde el arranque de Cambiemos y refuerza la tendencia al aumento que se dio durante todo el año. En efecto, entre enero y noviembre el promedio según la faena informada por el organismo sanitario fue de 45,6%.
La alta faena de hembras refleja varias cuestiones. Por un lado hay que tener en cuenta las fuertes pérdidas económicas de los criadores, que sufrieron una enorme suba de costos productivos como los del gasoil, que aumentó 80%, y tantos otros. Los criadores vendieron mal sus terneros, la suba interanual fue mínima y en eso tienen mucho que ver los malos resultados del engorde a corral, que se quedó sin fuerza para trasladar el precio a la invernada. La invernada aumentó 15% y hasta 20% en el mejor de los casos, contra una inflación promedio anual de 45/50%.
El achique de la rentabilidad también queda expresado en los magros resultados que reflejan los boletines económicos que publica la Secretaría de Agroindustria. Según el seguimiento de los resultados económicos de la cría que hacen los técnicos en la Cuenca del Salado en un campo estudiado desde hace años, en 2018 la renta es de $916 por hectárea contra los $1.428 de igual fecha del año pasado. En la Cuenca del Salado la renta neta este año es de $1.900 contra los $2.600 de 2017. La caída en la renta es de más de 35% y mucho mayor en términos reales.
En la Provincia de San Luis se repite la situación. El modelo estudiado por Agroindustria es el de un campo de 2.100 hectáreas con 450 vacas y 70% de destete. La renta neta en ese caso el año pasado fue de $472 y este año, de $385. La baja nominal fue de 18% en el ingreso que el productor tuvo para vivir, pero si al resultado de 2018 se le resta la inflación, la caída fue de 60% en su ingreso.
El primero factor entonces de la alta faena de hembras es la mala renta del sector de la cría por al menos segundo año consecutivo. Pero hay otras causas de peso importante también.
Un tema no menor y que afecta a toda la economía es la falta de financiación. Al no haber créditos en los bancos ni con las tarjetas, con una tasa tan alta que hace también inviable el crédito intra-sector; es decir, el que dan habitualmente los proveedores de insumos y hasta los mismos consignatarios, todo se frena y obliga al productor a echar mano a sus existencias para financiar gastos y costo de vida. Así se van depurando los campos de cría en el mejor de las casos, y en otros se fueron achicando los planteles.
En ese contexto gana importante terreno la alta demanda de China por carne de vaca, que es el tercer factor que impulsa la faena de esta categoría particularmente y que elevó sus precios más de 60% interanual. Esta es la única categoría vacuna que le ganó, y por mucho, a la inflación, y que acortó distancia con otras como los novillos o el consumo liviano, cuyos valores corrientes son apenas 20% superiores a los que logran los mejores lotes de vacas. La venta de vacas para la exportación fue la única buena noticia que tuvieron los criadores este año.
La alta faena de hembras explica en gran medida el incremento de la matanza total en el período enero/noviembre, cuando las tres categorías crecieron en 650.000 cabezas (330.000 fueron vacas, el 50%), lo que significa el 85% del crecimiento nominal de la faena, que fue de 780.000 animales más respecto de los once primeros meses de 2017.
Pero aunque estos números den cuenta de las complicaciones económicas del sector, todavía parece temprano para anunciar una etapa de liquidación. Los consultores, productores y referentes de la industria frigorífica no quieren agitar ese fantasma y algunos números parecen darles la razón, ya que en el acumulado de los primeros 11 meses del año la faena de hembras sumó 5,7 millones de cabezas, y a eso hay que agregar una estimación para diciembre que aportaría otras 600.000 cabezas. Aún así, la cantidad de hembras enviadas a frigorífico este año sería muy inferior a los nacimientos de terneras, que ese año alcanzó las 7,4 millones de cabezas.
Cueros: se demora la quita de retenciones
Hace unos meses el presidente Mauricio Macri prometió a la Mesa de las Carnes la eliminación de las retenciones a las exportaciones de cueros, que son tan altas que hacen imposible que los frigoríficos puedan exportarlos, lo que beneficia a las curtiembres que, como reza el dicho, terminan “cazando en el zoológico”.
Las retenciones al cuero son del 10%, pero se calculan sobre el precio de Chicago, que es mucho mayor al del mercado local. El descuento entonces implica un achique del precio del 45/50%.
La primera promesa oficial fue cuando instruyó al ex ministro de la Producción, Francisco Cabrera, para que implementara la medida. Pasaron varios meses sin novedades, lo que comenzó a generar preocupación y por eso algunos referentes del sector privado metieron el tema en la agenda de la última reunión con el presidente y sus funcionarios hace pocas semanas.
Allí Macri repitió la promesa. Ahora la fecha es el 1º de enero. Se espera que a partir de ese día las retenciones bajen a 5% y que luego la reducción sea de 0,5% mensual hasta su eliminación. Así, en menos de un año no existiría más esa protección que tuvieron las curtiembres durante décadas y que tanto ingreso restó a los frigoríficos.
Pero los industriales de la carne tienen temor de que nada suceda. Faltan un par de semanas para la puesta en vigencia de la medida y todavía no hay nada cierto, por el momento mantuvieron unas cuantas reuniones con técnicos de Producción pero nadie les mostró nada escrito ni concreto.
Para las fábricas de carne la medida es fundamental ya que el cuero junto con el resto de los subproductos sirve para pagar gran parte de los costos fijos como los salarios. Eso sucede principalmente en las que dan servicio de faena a terceros, ya que ese es su único ingreso; pero también ayuda a los que tienen faena propia y a los matarifes a pagar mejor la hacienda o evitar el traslado de la suba del precio del ganado al valor de la carne. Pero más allá de esas cuestiones es injusto que un sector subsidie a otro de forma eterna y sin que el segundo justifique con inversiones, agregado de valor o más empleos el beneficio en cuestión.


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