Lorenzo Muñoz, pasta de campeón

Lorenzo Muñoz tiene 10 años y comenzó con el taekwondo hace apenas 2 años y medio, ya es cinturón blanco con puntas amarillas, el segundo escalafón desde el inicio. Hasta ahora compitió tres veces, en Villa Mercedes en un interprovincial; en Mar del Plata en un torneo nacional y en la Copa Laboulaye el fin de semana pasado, que reunió a varios luchadores del centro del país. En todos los certámenes sacó el primer puesto en lucha y sumó terceros y segundos puestos en forma, otra disciplina. A su corta edad mira el futuro y sueña con alguna vez tener su propia escuelita y enseñarle a los más chicos. 
Su vínculo con el taekwondo nació como amor a primera vista, pero también por una recomendación médica. "Una vez vi a mi tía entrenado y dije yo quiero hacer eso. Me encantó y además un doctor le dijo a mi mamá que haga algún deporte por mi falta de apetito", cuenta con voz tímida el pequeño gran campeón. 
El fin de semana, compitió en Laboulaye, logró el trofeo al mejor en lucha y venía muy bien en las formas pero tuvo un error en el final. "Me frené antes del último movimiento, cuando me acordé un segundo después que me había olvidado, lo hice pero ya no valía" se lamentó. 
Aunque estos trofeos están en su pequeña vitrina, hay una medalla entre las más preciadas que fue la que consiguió en el Torneo Nacional de Mar del Plata a fines de 2017, en el cual participaron más de 500 atletas en diversas categorías. En aquel torneo fueron tres los combates los que ganó para llegar al primer puesto, y en formas sólo pudo llegar al tercer escalón del podio. "Me tocaron rivales difíciles pero yo estaba bien, pude ser agresivo. Cuando peleo me doy cuenta rápido si yo les puedo ganar, si veo que son mejores trato de trabarlos y hacer una pelea con menos golpes", contó.
Desde hace dos meses, Lorenzo entrena en el club San Lorenzo de Puente Blanco, a unas 25 o 30 cuadras de su casa en el barrio Eva Perón, casi una ganga para él."Cuando empecé a aprender,  iba a la Academia Internacional de Taekwondo, en El Volcán, me tomaba la linea H de Transpuntano hasta Bolivar y Chacabuco, caminaba una cuadra y subía al colectivo que me llevaba hasta allá. Si entrenaba a las 17, tenía que salir a las 15 de mi casa" relató. 
Ese viaje con 8 años, por supuesto que no lo hacía solo, por lo general lo acompañaba su tía y maestra, Anabel Díaz, Segundo Dan de taekwondo y Campeona Sudamericana en Foz de Iguazú Brasil en 2015, hoy dueña de la escuelita del  Puente Blanco. 
Mientras transcurría la charla, Lorenzo se iba soltando, y como si fuera un secreto iba develando algunas cosas que tenía guardadas. "Tenía razón el doctor, tengo más apetito ahora, me alimento mejor. Otra cosa en la que mejoré desde que hago este deporte es en las notas del colegio y en la conducta", dijo el pequeño liberado. 
A corto plazo, Lorenzo se prepara para rendir el cinturón amarillo, será a fines de este mes o principios de junio. También habrá una competencia en Río Cuarto en unos 20 días. "Para ese torneo espero conseguir un buen puesto en formas, que es lo que me está faltando" se comprometió. 
Por el taekwondo superó su problema de apetito, pronto descubrió que tiene talento y sabe que algún día será el profesor que sueña, como su tía, que es su ejemplo a seguir.