“Los humoristas debemos decir cosas fuertes sobre la actualidad”

Cuando era chica, Fátima Florez vivía en el piso 20 de un edificio a pocas cuadras de la Quinta Presidencial de Olivos. Una de sus mayores diversiones consistía en subirse a la terraza y observar los patios, las piscinas y el movimiento que se gestaba en esa casona, cocina de buena parte de las grandes decisiones del país. Posiblemente desde esas alturas solitarias haya empezado a observar los movimientos, los gestos y las intervenciones de quienes serían parte de su carrera artística: los políticos. “Iban muchos presidentes extranjeros, había movimiento de motos con policías y las personas entraban y salían todo el tiempo. Yo miraba todo eso y quedaba fascinada”, recuerda Fátima hoy, convertida en una estrella del espectáculo nacional a tal punto que en la temporada pasada en Mar del Plata “Fátima superstar” fue la obra más vista y obtuvo dos Estrellas de Mar, a la mejor actuación cómica y la de Oro, la mayor de las condecoraciones. Julián Labruna, su coprotagonista, también obtuvo el premio.

Otra de las cosas que rememora Fátima de su infancia fue la insistencia de sus padres en formarla en la vida sana y en el deporte. “Hice mucha vida de club. Jugaba al hockey y creo que eso me inculcó el trabajo en equipo, el hecho de ponerse la camiseta por algo. Eso se convirtió en una prioridad para el resto de mi vida”.

—Es extraño, sobre todo porque forjaste una carrera aparentemente sola.

—No es tan así. Para trabajar en esta obra somos 25 familias que parecemos una sola. Cuando salimos de gira vamos técnicos, productores, músicos y bailarines en un colectivo enorme en el que nos divertimos muchísimo. Será por eso que me gustan tanto las giras.

—¿Qué importancia le das a los premios?

—Yo trabajo para el público, como la mayoría de los artistas. También para renovarme y para mejorar. Pero los premios siempre sirven. El artista que diga que no importan, miente.

—¿Qué creés que vio la gente en “Fátima superstar”?

—Es un espectáculo con mucha producción, que tiene más personajes que nunca porque tiene que ver con la dinámica de la televisión, donde todo es rápido porque si no, la gente se aburre. Hay sobre el final un sketch en el que parodiamos las tapas de las revistas, donde todas las vedettes quieren salir en la mejor posición. Mostramos los codazos, los empujones de la farándula para entrar en la foto pero también de los políticos. Es muy divertido.

—Si bien esta gira no abarca San Luis (el fin de semana estuvo en San Juan y hoy cierra en Mendoza) viniste varias veces ¿Qué recordás de la provincia?

—Siempre me trataron muy bien, la gente fue afectuosa y la bienvenida que me dieron siempre fue muy cálida. Me habían dicho que el público de allá era muy exigente y por eso las primeras veces que fui tenía un poco de miedo sobre si les iba a gustar lo que llevaba. Cuando fui comprobé que era cierto lo de la exigencia y me sirvió para darme cuenta de que mi espectáculo valía la pena.

—¿Notás alguna diferencia entre la gente del interior y la que va a verte a Capital?

—Está la creencia, que es absolutamente cierta, que dice que cuando vamos al interior nos reciben con mucho cariño. Es distinto en la calle Corrientes donde la gente no es tan así, aunque no quiere decir que sean distantes. En mi caso diría que sí, que en el interior son más afectuosos. Y creo que el cien por ciento de los artistas va a decir lo mismo.

—En Mar del Plata se supone que hay un buen combo entre públicos.

—Cuando hago el sketch de Mirtha, que es hermoso porque tiene la misma escenografía que hay en su programa y porque tengo un vestido que usó ella, pregunto a la gente de dónde viene. Y ahí responden de todos lados, de San Luis hubo, por supuesto.

—¿Qué dijo Mirtha cuando te fue a ver?

—Le encantó. Esa noche fue única. Ella quedó muy contenta y después lo dijo en su programa. Es una reina.

—¿Qué es lo peor que le puede hacer un imitador a su imitado?

—Faltarle el respeto. Y tocar temas de la salud, que son jorobados y considero que con eso no se puede hacer humor. Siempre fui muy respetuosa de la gente a la que imité. Cuando los trabajé, quedaron muy contentos y nadie quedó incómodo. Lo que pasa es que muchos ya me conocen y saben cómo trabajo, saben que es importante para mí no faltar el respeto. Incluso muchas veces hice duetos con el mismo imitado y el secreto era pasarla bien.

—¿Y cómo hacés para ponerte los límites cuando estás preparando un personaje?

—Yo trabajo con mucha libertad, eso es fundamental. Y con mucho tiempo. Le pongo dedicación, tardo mucho tiempo investigando, trato de observar hasta el mínimo detalle, del más chico al más grande. Pero siempre con respeto, como dije.

—Trabajaste con Lanata, Tinelli y Susana ¿con cuál creés que tuviste mayor repercusión?

—Con Lanata fue un boom. Gané el Martín Fierro y fue un espaldarazo muy importante, sobre todo para moverme con más comodidad en el terreno político. “Showmatch” es el programa donde todo el mundo quiere estar. Yo lo conseguí y salí bien parada. Y Susana es la gran diva de los argentinos. Cuando terminé en “Showmatch” me pregunté “¿y ahora cómo supero esto?” y apareció Susana que me dio una repercusión tremenda.

—¿En qué lo notaste?

—Yo venía de trabajar mucho en Canal 13 y el pase a Telefe se notó claramente por el público que empezó a ir a verme al teatro. Este año me vieron muchas de las señoras que ven a Susana.

—¿Y te hizo crecer profesionalmente?

—Sin dudas porque no había tanto trabajo previo. La producción me llamaba y me decía “esta semana vamos con tal personaje” y yo tenía sólo un par de días para prepararlo. Así nacieron, por ejemplo, mis imitaciones de Mariana Nannis y Gladys “La Bomba Tucumana”. Susana se entusiasmó mucho con mi trabajo.

—¿Tenés pensado hacer televisión este año?

—No de manera fija, por lo menos hasta agosto. Voy a ir, por supuesto, a hacer algunas participaciones especiales en los programas donde me inviten, pero no voy a poder tener muchos compromisos. Sobre todo porque voy a estar cinco días por semana afuera por la gira y porque como este es un año de Mundial, la tele se condiciona a eso.

—Hablando de Mundial ¿Cómo ves a la Argentina?

—Quiero que gane, por supuesto, pero no dejaría la vida por eso. Creo que los argentinos nos merecemos traer la copa.

—¿Te gusta el fútbol?

—Lo normal. Soy de Boca pero no voy a la cancha hace mucho tiempo, en parte porque uno piensa que puede ser peligroso cuando ve las noticias de tanta violencia en los estadios. Y en parte porque disfruto los partidos en casa, con el televisor led. Las veces que fui a la cancha extrañé el Telebeam. Como soy muy distraída me perdí varios goles y no había repeticiones.

—Muchas mujeres artistas, sobre todo en el ambiente de la música, dicen que para ellas fue más difícil que los hombres llegar a ser conocidas y mantenerse. ¿A vos te pasó?

—El ambiente del humor es muy machista. A las mujeres nos cuesta mucho llegar a conseguir un espacio y muchas veces tenemos que demostrar el doble para ocupar el mismo lugar que los varones. De todos modos, eso es bueno porque nos obliga a crecer como artista. Aunque estamos en un momento en el que las mujeres estamos más fuertes, somos más oídas, hay más mujeres en la política.

—Uno de los temas del año es la legalización del aborto. ¿Tenés una opinión formada?

—Creo que lo que hay que hacer es respetar todas las opiniones, de todo. La mujer tiene derecho a hacer con su cuerpo y con su vida lo que le parezca mejor porque creo que la libertad con la que trabajo es la misma que debo tener para decidir. De todos modos, creo que para la legalización hay que tener en cuenta cada caso en particular. Sí estoy a favor del debate y de que nadie acuse con el dedo señalador a nadie. Y de que se haga conocer el tema en las escuelas, porque la educación es la base.

—La actualidad es un tema recurrente en el humor ¿De qué manera recabás información?

—De todas. Mi humor tiene mucho de política y de farándula por lo que tengo que estar informada por la tele, por los diarios, por internet; y me sirve para varias cosas, porque más de volcarlo en el show, nosotros como artistas también informamos a la gente, sea en los espectáculos, como en las entrevistas.

—Otro aspecto de la actualidad son los tarifazos y la incomodidad social. ¿Eso hace que la gente vaya más o menos al teatro?

—En épocas como estas, la gente tiene ganas de divertirse. Siente que la actualidad la abruma y lo que desea por la noche es desenchufarse, desabrocharse la corbata y escuchar a alguien que lo haga reír. Por eso es necesario que los humoristas digamos cosas fuertes sobre la actualidad, que seamos la voz de la gente en algunas cuestiones. Cuando uno dice con humor cosas de la realidad, la gente empieza a hacer catarsis y eso es buenísimo.

—Para los hombres, una mujer con buen humor es objeto de seducción. ¿Te sentís seductora? ¿Te han querido seducir muchas veces?

—Ni me siento seductora ni me han querido seducir. No me veo en ese ámbito. No veo que los hombres gusten de mí, fundamentalmente porque las que más me siguen son las mujeres: les gusta que otra mujer lleve sobre sus hombros el peso de un espectáculo arriba del escenario, se sienten identificadas. Y como tengo un público mayoritariamente femenino, muchas señoras me traen a sus maridos para que vean el show y se van felices. Otras me piden fotos para mandarles a sus esposos. Por eso digo que no me ven como una competencia, sino más bien como una amiga.