Un viaje a La Rioja que dejó muy buenas sensaciones

Copiar a los que hacen las cosas bien es un mérito en materia de políticas de Estado. San Luis lo tiene claro: es ejemplo en algunos rubros, como la infraestructura vial, la extensión de la fibra óptica y el transporte por bitrenes. Y, a su vez, es una provincia atenta para aprovechar experiencias ajenas que puedan ser aplicadas con éxito, teniendo en cuenta el contexto y la geografía de la que se trate.

Por eso, la Unidad Ejecutora Provincial (UEP) ovina y caprina organizó un viaje a La Rioja para que los productores puntanos pudieran aprender de la experiencia de sus pares de la provincia vecina, más acostumbrados a la cría de estas especies, con un desarrollo comercial ya aceitado a través de los años. Con un clima y condiciones sociales similares, los criadores de ovejas y cabras recorrieron instalaciones productivas, hablaron con sus pares, recibieron capacitación y sobre todo se trajeron un concepto en mente que parece ser el engranaje fundamental para poder crecer: agregar valor a las producciones primarias.

Según los testimonios recogidos por la revista El Campo a la vuelta del periplo, que fue intenso porque duró solo dos días y el viaje insumió 1.800 kilómetros, fue interesante observar cómo intentan mejorar estos criadores, que tienen un perfil socio-económico en sus comunidades rurales similar a la zona caprinera por excelencia de San Luis, su porción noroeste, principalmente los departamentos Ayacucho, San Martín y Belgrano. Para los ovejeros, que están en plena expansión en San Luis, también resultó de suma utilidad porque ahora tienen un abanico comercial más amplio en la provincia desde que hace 10 días el programa Carnes San Luis salió a vender carne de cordero en los grandes centros urbanos.

“Elegimos esa zona de La Rioja porque tiene similitudes sociales y climáticas con San Luis, está llena de pequeñas economías familiares de subsistencia”, explicó la coordinadora de la UEP, Gabriela Delgado, quien invitó al viaje a criadores de distinta envergadura, algunos de los cuales trabajan ya con valor agregado de manera artesanal y a muy baja escala, para que pudiera observar cómo mejorar sus explotaciones, que de por sí están muy ajustadas en lo económico por la difícil situación del país.

Valor agregado, esa fue la clave de todo el recorrido. Delgado es consciente de que sin un trabajo de transformación de la materia prima resulta difícil mejorar la comercialización, o al menos hacer una diferencia que justifique tanto esfuerzo en la cría, arriesgándose con el clima, invirtiendo en infraestructura, apostando a la sanidad en medio de carencias. “Los riojanos trabajan muy bien el valor agregado, así pudieron aprovechar el paso del turismo en una zona que tiene como atractivo el Parque Nacional Talampaya. En síntesis, hicieron de sus debilidades sus fortalezas”, reflexionó.

En La Rioja, el trabajo interdisciplinario entre instituciones y organizaciones no gubernamentales contribuyó a desarrollar aspectos de la comunidad rural cuyo destino es el turismo, transformando productores de subsistencia en emprendedores capacitados en valor agregado. El coordinador local, Francisco Oliva, es un especialista en la percepción de las fortalezas potenciales del sector, trabajando a la par con productores, el INTA, el INTI, asociaciones y otros actores la implementación de proyectos relacionados con valor agregado: curtido, talabartería, esquila, y tambo con quesería y fábrica de dulce de leche. También apuestan a la genética para optimizar estas producciones y al mejoramiento de las instalaciones.

Todas las visitas que hizo la delegación puntana a los productores locales estuvieron acompañadas por explicaciones acerca de los procesos, usos de herramientas, insumos y máquinas. Pudieron conocer algunos productores que han comenzado a incursionar en el curtido de cueros y también el beneficio que otorgan algunas máquinas, como la productora de dulce de leche y los fulones, en cuanto a cantidad y tiempos demandados. Con los fulones se ahorra mucho tiempo, ya que se pueden curtir varios cueros a la vez.

Hicieron una visita a un tambo caprino, con producción de leche y carne de ovejas de las razas anglo nubian y bóer. Allí la producción de leche se extiende por unos 8 meses, los cabritos de 30 días se venden con un peso aproximado de 6-7 kilos y el cuero curtido se vende bien por ser cabritilla. En los últimos meses este productor agregó la fabricación de dulce de leche gracias a una máquina que compró con fondos de la UEP; y también hace quesos. “Como verán, no se queda solo en la producción de leche, agrega valor con estos productos”, remarcó Delgado ante un auditorio compuesto por criadores de distintas zonas de San Luis, ávidos por conocer esta experiencia vivida por sus pares.

Al día siguiente, antes de emprender el regreso a San Luis, recorrieron el establecimiento a un pequeño productor que ha diversificado su producción entre pequeños rumiantes y camélidos. Recibieron una charla sobre genética y una capacitación en esquila según el Manual de Prolana. El anfitrión también se había beneficiado con un aporte de la UEP riojana, con el que compró una máquina de esquilar y una afiladora. “Todos mostraron orgullo por lo que producen, fue un viaje inspirador, al menos yo vine muy motivada”, cerró la recorrida la coordinadora de la UEP de San Luis.

“Durante el viaje de vuelta indagué a los productores sobre la experiencia y todos coincidieron en que haber viajado les había permitido visualizar las diferencias sustanciales, sobre todo agroclimáticas, y cómo explotan sus colegas riojanos las fortalezas, comparando el potencial que tenemos en gran parte de San Luis”, explicó Delgado, quien agregó que “desde el punto de vista técnico, la organización fue inquietante en cuanto a llenar las expectativas de un grupo de productores con características diversas, no solo en cuanto a producción, sino también por la escala de conocimientos y los orígenes diferentes de cada uno”.

A diferencia de lo que suele ocurrir en San Luis, en la provincia vecina los proyectos provienen de organizaciones o cooperativas, no son individuales. Tampoco hay un gran abanico de formuladores, los asesora el INTA.