Rusia realizó entre el 16 y el 23 de diciembre una prueba piloto del llamado “Internet soberano”, su segmento propio de la red global, bautizado Runet. La idea se originó en la ley sobre el funcionamiento sostenible del segmento ruso de la internet que entró en vigor el 1º de noviembre pasado y constituye una decisión controversial, cuyo alcance aún es imposible de determinar.
Las aspiraciones rusas ya no son ningún secreto. El objetivo no es solo impedir la influencia extranjera bloqueando el acceso a determinados sitios, como ya hace China con su gran “cortafuegos”. No, el proyecto ruso es incluso más ambicioso e implica desconectar a la mayor parte del país del internet que usa el resto del mundo.
Este es uno de los grandes proyectos de Vladimir Putin, y el tipo de maniobra para la que se necesita una influencia poco común, ya que implica no solo control sobre el gobierno, sino también sobre las operadoras que ofrecen el acceso a internet. Justo eso es lo que está al alcance del gobierno ruso, y lo que le va a permitir un control sin precedentes sobre las comunicaciones del país.
Funcionarios del Ministerio de Desarrollo Digital y Comunicaciones y cuatro compañías operadoras pusieron a prueba la estabilidad de conmutación, la seguridad del uso del internet y de la telefonía móvil. Incluyeron en la prueba medidas de protección de datos personales e intercepción del tráfico informático.
Todo ello obedece a la intención de separar el segmento ruso del resto de la red mundial, así como para hacer frente a otros peligros provenientes del exterior. Si hay algo que comparten Putin y Donald Trump, es la desconfianza, cercana a la paranoia, respecto de la libertad absoluta que permite el tráfico de internet, su libertad y su independencia.
El viceministro Alexéi Sokolov estimó que las autoridades y las operadoras se han mostrado “en general listas para reaccionar con eficacia” ante riesgos y amenazas. Los trabajos de reparación en las redes de comunicación posteriores a una situación de emergencia y un desastre natural también formaron parte de la agenda y permitieron apreciar la coordinación de las distintas autoridades.
El periódico “Védomosti” recogió algunos detalles del entrenamiento conjunto a partir de una presentación confeccionada por el Ministerio.
Cada operadora recibió 18 guiones de ataques: dos tercios a través del sistema de señalización por el canal común número 7 (SS7), utilizado para el establecimiento y la finalización de llamadas. El resto de los guiones llegó mediante uno de los principales protocolos de las redes 4G: el Diameter.
El ensayo dentro de cada guión duró en torno a los 20 minutos, según informó “Actualidad.rt”. El ministerio calificó de exitoso el resultado del primer ejercicio de mantenimiento estable del Runet, como se denomina el dominio ruso de internet.
El experimento se llevó a cabo en Moscú, Rostov y Vladímir, pero siempre en unos “segmentos, caballetes y polígonos autónomos” para que los usuarios no sufrieran dificultades con el acceso a Internet. Los funcionarios prometen que los simulacros se repetirán con regularidad y abarcarán toda una variedad de influencias potenciales en las redes rusas.
Este primer paso exitoso, seguramente alentará a profundizar la separación de Rusia del resto del mundo, en cuanto a internet concierne. De ahora en más, dependerá de la voluntad de Putin (cuya convicción está clara), de la capacidad científica de Rusia (de lo que no quedan dudas), de los millones que esté dispuesto a invertir en el proyecto; y del único elemento que no puede controlar: el factor tiempo.
El tiempo dirá hasta dónde es posible que Rusia llegue con esta decisión controversial, por lo pronto, esta prueba palpable y efectiva ya es algo que el mundo debiera observar con más atención que indiferencia.


Más Noticias