Carlos Etchepare
Periodista
Acuerdo UE-Mercosur: la mirada de "ellos"
Mucho se habló del acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur desde el 28 de junio pasado, cuando el gobierno argentino dio a conocer que se había llegado a un entendimiento después de 20 años de negociaciones.
Lo hicimos también nosotros, desde esta misma columna, intentando presentarles una mirada de futuro y no simplemente comentando lo que ya se decía por todos lados.
Y con ese mismo objetivo que nos planteamos la última vez, esa idea de buscar una mirada novedosa y que aportara algo más a la información ya absolutamente cocinada y digerida, es que en esta oportunidad buscamos la opinión de los productores europeos.
De la palabra del presidente de la Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (Asaja) de España, Pedro Barato Triguero, se desprende la confirmación de que allá también están preocupados con lo que pueda resultar de este histórico acuerdo.
Entonces este testimonio se vuelve fundamental, porque nos agrega algunos datos que desde nuestra óptica desconocemos. Pero también porque nos llama al diálogo entre los productores que conforman, que participan y que son los verdaderos protagonistas de los dos bloques económicos.
—Antes que nada, ¿qué es Asaja?
—Asaja es la Asociación Agraria Jóvenes Agricultores, que en su origen es la fusión de tres organizaciones agrarias españolas: la Confederación Nacional de Agricultores y Ganaderos, el Centro Nacional de Jóvenes Agricultores y la Unión de Federaciones Agrarias de España. Fue creada a fines de la década del '70 porque veíamos la necesidad de unir los intereses de todos los productores y defenderlos. En 1985 España aún no había ingresado a la Unión Europea y nosotros ya habíamos decidido instalar una oficina permanente en Bruselas, porque desconfiábamos de esa organización. El tiempo nos demostró que estábamos equivocados y que estar en una Europa unida, con una política agrícola común para todos, fue muy beneficioso para el campo español y para su entorno. Es decir, para todo el mundo rural. Claro que no fue una integración fácil y de hecho nosotros, los productores españoles, también les generábamos mucho miedo a los productores de otros países y eso era algo que no sabíamos.
—¿A cuántos productores representan actualmente?
—Hoy somos una organización que está en todo el territorio nacional y representamos a casi 200 mil productores. Tenemos como finalidad central representar los intereses de los productores ante la administración española y ante la europea. Pero no dejamos de ser una representación sindical, por lo tanto cuando hay que salir a la calle, se sale a la calle.
—¿Cómo se llevan con la política?
—Creemos que se pacta con el gobierno y se tiene una buena relación con la oposición. En el diálogo se consiguen muchas más cosas que en la pelea. De todas maneras Asaja, como asociación, es libre e independiente, no apoya a ningún partido ni a ningún candidato. Nunca.
—¿Cómo se financian?
—Asaja se financia en un 90% con recursos de sus asociados y después hay una pequeña participación del Estado.
—¿Cuál es la posición de Asaja respecto del acuerdo UE-Mercosur?
—La verdad es que hay mucha preocupación, pero de todas maneras sabemos que primero hay que desgranarlo. Igualmente nos molesta que nosotros, como productores europeos, siempre terminamos siendo la moneda de cambio. No tengo dudas de que hay que hacer acuerdos, abrir mercados, globalizarnos. Pero con las mismas reglas de juego. Y no me refiero solamente a las formas de producir, sino también a los salarios, por ejemplo. Hay que ver cómo el mundo compite con unas reglas de producción que no están escritas, pero con costos de producción que son totalmente distintos. Tanto que se habla de los famosos subsidios en la UE, la realidad es que la agricultura más subvencionada es la de Estados Unidos, la de Japón, la de los países más desarrollados del mundo.
—Descontando a la Argentina, ¿conoce algún país que no subsidie a sus productores?
—Hay muchas formas de subsidiar. Lo de Europa es trasparente, es una política agrícola común, no olvidemos que si no existieran determinadas ayudas habría muchos pequeños productores que verían imposible subsistir. Donde no llegan estas ayudas vemos una España vacía y con productores que tienen que dejar la actividad y ganarse la vida en otros sectores o en otras ciudades. Por eso yo no acepto que critiquen los mal llamados subsidios, más si vemos el tamaño de las explotaciones en la Argentina por ejemplo.
—Pero en Europa los grandes también cobrar subsidio…
—Sí, pero los costos de producción son muy diferentes, mucho más altos. Además el clima es distinto y los sistemas de producción no tienen comparación. Creo que en un mercado global y en un mundo abierto todos tenemos derecho a sacar nuestra mercancía y a competir, pero hagámoslo en igualdad de condiciones. Porque de otra manera no se puede. Pero que quede claro, si tenemos que competir vamos a hacerlo, pero con las mismas reglas de juego.
—¿Qué implican esas mismas reglas de juego?
—Que me dejen producir genéticamente modificado, que los costos de producción sean los mismos, que la mano de obra y los salarios sean iguales, obras de infraestructura como sistemas de agua para compensar lo que la naturaleza no nos da, transporte, etc.
—Volvamos a la política agrícola. ¿Para ustedes la decisión de la Unión Europea de girar recursos para apoyar al productor es una decisión estratégica, y que si Argentina, por ejemplo, no lo hace es un problema nuestro?
—Claro, y no vale ponernos de excusa a los europeos para conseguir sus objetivos. Mira, la Política Agrícola Común (PAC) son en realidad 20 centavos de euro por ciudadano y que además lo paga cada uno de ellos. Y los propios ciudadanos están de acuerdo con la existencia de la PAC y con los fondos que se generan, porque si no es así, ¿de quién va a depender la agricultura en el continente?
—Ahora se recorta el presupuesto de la PAC…
—Hay una petición para reducirlos en 2020. Por un lado en el primer pilar (vacas, ovejas, cereales), que sería del 3,8% y con lo que por supuesto no estamos de acuerdo. Y después hay previsto otro recorte más importante que sería sobre los fondos de lo que es desarrollo rural, que tendría una rebaja del 14%. Pero desde Asaja vamos a seguir trabajando para que esos recortes no se den. No se nos puede pedir más cosas con menos dinero.
—El comisario europeo de Agricultura y Desarrollo Rural, Phil Hogan, dijo que les iba a dar mil millones de euros extras para compensar el acuerdo. ¿Alcanza?
—Bueno, yo creo que todos estos temas hay que discutirlos donde se debe. Esos mil millones alcanzan para tomar unos cafés, no más.
—¿Qué hacen políticamente ante estos recortes?
—Nosotros hicimos un alianza, primero en España y en segundo lugar con algunas asociaciones de otros países europeos. Y bueno, lo que hacemos es conversar con los parlamentarios europeos y tratamos de convencerlos para que apoyen nuestra postura.
—¿Le parece que la composición actual del Parlamento Europeo tuvo algo que ver con la rapidez con la que se aprobó el acuerdo UE-Mercosur o se precipitó este acuerdo por una cuestión política?
—Ya lo veremos, ahora hay que ratificarlo y ahí se sabrá. El acuerdo tiene que ser ratificado por el Parlamento Europeo, por el parlamento de cada uno de los miembros y en algunos países, Bélgica por ejemplo, por los parlamentos regionales. Acá tenemos un plazo cierto que son dos años, antes de eso no va a haber nada. Igualmente son muchos años de negociación y algún día tenía que llegar.
—¿Qué les preocupa en cuanto a los productos que puedan ingresar?
—Nos preocupan muchos productos. La carne vacuna que hoy ya ingresa en mayor medida que la cuota que tiene asignada, el arroz, el azúcar, las aves, las frutas, etc., etc. Para graficarlo, si por ejemplo las cerezas argentinas entran en el mismo momento que en España estamos recogiendo nuestra producción, fundimos a nuestros productores. Por eso creemos que a todo este tipo de cosas hay que equilibrarlas. Ojo que también somos conscientes de que hay beneficios y que esto tiene su reciprocidad. Con el acuerdo entrarán soja o maíz más baratos en el mercado y eso es algo que nos hace falta. Ahí claro que no tenemos inconveniente. Por eso pedimos que se haga equilibradamente, con calendario unificado, de mutuo acuerdo, porque si no se hace así al final aparecen situaciones desagradables para todos.
—¿Cómo ven el ingreso de fruta?
—Es un problemón para nosotros. Igual hay mucho tiempo y creemos que hacemos las cosas muy bien, especialmente con la fruta fresca. Por eso hablo de la necesidad de un acuerdo equilibrado, la fruta que ingrese debe hacerlo cuando nosotros no tenemos oferta para nuestros ciudadanos, como complemento en los meses en los que acá no se produce.
—¿Se puede trabajar entre los productores de ambos bloques antes de que el acuerdo se ponga en marcha? ¿Le parece que sería necesario?
—Creo que deberíamos tener una relación más fluida con los productores argentinos, por ejemplo. Sería muy bueno un intercambio directo, que hablemos entre los verdaderos protagonistas. Insisto, el acuerdo debe ser equilibrado y para eso el diálogo entre los privados, entre los productores, es fundamental. Transparencia y equilibrio, esos deben ser dos conceptos claves de cara a un buen acuerdo.


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