Al ganar el Premio Nobel de la Paz 2020 el Programa Mundial de Alimentos (PMA), con sede en Roma, las Naciones Unidas y sus agencias incrementaron su presencia, cercana al monopolio, en uno de los premios anuales más prestigiosos del mundo.
El secretario general de la (ONU), António Guterres, alabó la decisión del Comité noruego del Premio Nobel, porque el PMA está “en la primera línea contra la inseguridad alimentaria”, al ser el primero en proporcionar asistencia humanitaria de emergencia.
“En un mundo de abundancia, es inconcebible que cientos de millones de personas se acuesten cada noche con hambre”, añadió, y recalcó que a esa cifra hay que añadirle otros cientos de millones que se encuentran “en el abismo de la hambruna debido a la pandemia de la COVID-19”.
“Las mujeres y los hombres del PMA se enfrentan a grandes peligros y distancias para proporcionar sustento vital a los afectados por los conflictos, a las personas que sufren a causa de las catástrofes y a los niños y las familias que no saben cuál será su próxima comida”, planteó la ONU.
David Beasley, director ejecutivo del PMA, dijo que el premio es un galardón para “la familia del Programa. Están en los lugares más difíciles y complejos del mundo, donde hay guerras, conflictos, extremos climáticos, no importa. Están ahí fuera y se merecen este premio”, aseguró sin poder esconder su exaltación.
El director recordó que hay unos 690 millones de personas que sufren hambre en el mundo y que tienen derecho a vivir en paz y con sus necesidades elementales satisfechas.
El Comité noruego quiso —con el galardón— que el mundo ponga su foco en las devastadoras consecuencias para la gente de los conflictos y otros flagelos.
“Las crisis climáticas y las presiones económicas han agravado su difícil situación. Y ahora, una pandemia con su impacto brutal en las economías y comunidades está llevando a millones de personas más al borde de la inanición”, reflexionó Beasley.
“Muchos colegas han pasado años, algunos décadas, trabajando para aumentar la seguridad alimentaria de las personas que padecen hambre y tienen sus vidas destrozadas por conflictos, extremos climáticos o crisis económicas”, afirmó, y recordó que hubo gente del PMA que murió cumpliendo con su deber.
“Todo el personal del Programa ve el voto del Comité noruego del Nobel como un reconocimiento de que los 690 millones de personas que padecen hambre en el mundo tienen derecho a vivir de forma activa y gozar de una vida sana, libre de conflictos y con redes de seguridad frente a los crecientes desastres y extremos climáticos”, agregó.
Es una época de búsqueda de liderazgos sólidos, frente a una coyuntura que ha demolido las creencias establecidas. El hambre de las personas no puede estar sujeto a demasiadas discusiones; debe resolverse. La mirada del mundo respeta la decisión del Comité del Nobel. Honrar ese reconocimiento es parte del trabajo.


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