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Lautaro Balmaceda, un jockey de "Punta" que no para de ganar

Estudió en la Escuela de Aprendices del Hipódromo La Punta. Logró 310 victorias oficiales.

Por Daniel Valdés
| 23 de octubre de 2020
Primero en la foto. El jockey cordobés festeja un triunfo del Grupo 1 con el ejemplar "Power Up". Foto: Gus Duprat.

Lautaro Balmaceda anda dulce en los grandes hipódromos de Argentina. El jockey de Achiras (Córdoba) que estudió en la Escuela de Aprendices del Hipódromo La Punta comenzó a tomarle el gusto a las victorias. El discípulo de Marina Lezcano vive un gran presente y todo eso se lo debe al esfuerzo y sacrificio que hace día a día para superarse en su profesión. Lleva ganadas 310 carreras oficiales. Desde 2013 está radicado en Buenos Aires.

 

“El amor por los caballos empezó de muy chico. A los dos años mi papá (Guillermo) me subía al caballo y a los cuatro ya andaba solo. Siempre anduve en los desfiles y jineteadas con mi abuelo y con mi tío. Corría en la cuadra de mi casa con los petisos. Y a los 12 años comencé a cuidar con mi viejo mi primera petisa y largué con las cuadreras. La primera vez que corrí fue en El Guanaco (un paraje de San Luis). Me acuerdo como si fuera ahora”, comenzó diciendo Lautaro.

 

Es un jockey que tiene un enorme futuro. Con 30 años le queda mucho recorrido en la actividad. Además cuenta con una gran ventaja: no tiene inconveniente para dar el peso. Mide 1,56 metro y pesa 52 kilogramos. Y como si esto fuera poco, es zurdo. “Ser zurdo muchas veces ayuda porque generalmente los caballos están acostumbrados a que los toquen de derecha y al tocar de izquierda suelen motivarse un poquito más”, asegura mientras hace un poco de docencia.

 

Si bien es cierto que a los 12 años ya cuidaba y corría en las cuadreras, tuvo que esperar hasta los 16 para subirse a un Pura Sangre, ya que su papá no lo dejaba porque decía que tenía poca fuerza, propia de la edad. Hasta que le llegó la posibilidad. Y en la silla de “El Hippi”, un ejemplar de la propiedad de su papá, se dio el gusto de ganar en Alpa Corral (Córdoba). Fue una emoción muy grande. El turf es una pasión de familia.

 

“Creo que no elegí ser jockey, el destino ya estaba así. En 2008 terminé el secundario y en paralelo corría cuadreras. En esos viajes conocí a Fernando Videla, en Juan Llerena, y él me motivó para que me anotara en la Escuela de Aprendices del Hipódromo La Punta. Estuve un año y en 2009 corrí mi primera carrera oficial en enero. Gané debutando con 'Leona Brava', iba de 48 kilos”, dijo.

 

Junto a su hija Nahiara. En uno de los tantos podios logrados. Foto: Hipódromo de San Isidro.

 

Después de llevar a la victoria a “Leona Brava” vinieron más triunfos, y la idea de pegar otro salto de calidad estaba en la mente de Lautaro. Le picaba el “bichito” de irse a Buenos Aires, pero lo frenaba ese apego que tiene por la familia; como todo pibe de pueblo es muy familiero. Pero en 2012 apareció en la vida de Lautaro el profesor Héctor Libré (director de la Escuela de Jockeys Aprendices del Jockey Club Argentino, que funciona en el Hipódromo de San Isidro), que lo vio ganar dos carreras en Santa Fe. Ahí Lauti festejó con “Fuerte Señal” y “Honor Charrúa”. Y fue él quien lo motivó a dar ese gran paso en su vida. En octubre de 2013 se decidió y se fue a Buenos Aires. “Héctor me motivó a que vaya. Nació mi hija Nahiara y fue otro incentivo, si bien me tenía que alejar de ella, pero opté por intentarlo para darle un mejor futuro”, aseveró.

 

Está consolidado en los grandes escenarios. Hay muchos cuidadores que lo apoyan y le dan monta. Quiere seguir aprendiendo. Escucha y mira a los de más experiencia. Es disciplinado, ya que la vida de jockey es muy sacrificada. “Hay que estar con los cinco sentidos bien puestos. Cuidarse mucho en la alimentación. No tenemos feriados. No importa el clima. Me levanto a las seis de la mañana, o un poquito antes. Empiezo casi todas mis mañanas en San Isidro montando, excepto los lunes que monto en Palermo. Vareo hasta las 10. Después descanso un poco hasta el mediodía y después a los hipódromos a correr. Por semana corro entre 10 y 15 carreras promedio”.

 

A la hora de elegir un caballo no duda. Dice que “El Consorte” es el mejor ejemplar que corrió. Le permitió ganar su primer Grupo 1. En el podio también aparece “Power Up, y no podía quedar afuera de esta elección “Fuerte Señal”, el mejor fondista del interior en su momento. El moro y Lautaro se entendían de memoria. Se cansaron de festejar.

 

Es un enamorado del césped de San Isidro. Dice que es único. Disfruta correr y salir primero en la foto en ese escenario con tanta historia. Se siente un privilegiado de poder estar ahí y compartir competencias con Jorge Ricardo, su gran referente dentro de la profesión.

 

Siempre está pensando qué hacer para mejorar. Es inquieto. Muy perfeccionista. Es un laburante que al igual que todos se vio afectado por la pandemia. “Nos jugó una mala pasada a todos, pero el jockey creo que estuvo muy perjudicado, nosotros somos independientes y cobramos cada vez que corremos. Por suerte tenía ahorros, pero llegó un momento en que se acababan. Nunca pensé que fuera tan largo esto. Necesitábamos correr. Por suerte pudimos y empecé ganando casi todos los días, de a poco me fui acomodando”, cerró.

 

El pibe que corría cuadreras en Achiras hoy está consolidado en Buenos Aires. Sueña con ganar un Pellegrini y seguir creciendo en la profesión.

 

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