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Juzgarán a un joven acusado de asesinar a balazos a su exjefe

El cuerpo de la víctima fue hallado en el dique Saladillo, envuelto en arpillera y atado con alambres.

Por redacción
| 16 de marzo de 2020
Imputado. Samuel Nuarte Bianchi es el único detenido por el asesinato de Jorge Andrés Eyherabide, de 62 años. Fotos: Archivo.

La Cámara del Crimen 2  de San Luis comenzará a juzgar a Samuel Nuarte Bianchi por el homicidio de Jorge Andrés Eyherabide, un productor rural de 62 años, que fue asesinado de dos balazos por la espalda, entre el 31 de julio y el 2 de agosto de 2018. Su cuerpo fue hallado el domingo 12 de agosto de ese mismo año, en el dique Saladillo, donde el homicida lo había arrojado envuelto en arpillera y atado con alambres. Una fuente judicial reveló que está estipulado que unos 129 testigos declaren a lo largo del debate. El juicio oral iba a empezar este lunes, pero es probable que lo suspendan a raíz de las medidas preventivas adoptadas, tanto a nivel nacional como provincial, por la pandemia de coronavirus.

 

Nuarte Bianchi, quien era exempleado de Eyherabide, es el único sospechoso, imputado por el delito de “Homicidio doblemente agravado” por alevosía y criminis causa. Por lo que surgió de la autopsia, los tiros fueron efectuados por la espalda, es decir, a traición. Ese es uno de los supuestos de la alevosía. Y la calificación criminis causa hace referencia a que el fin del asesinato fue el ocultamiento o la facilitación de otro delito. Los investigadores sospechan que, en este caso, el móvil del hecho se vincularía a una cuestión material, al interés de Nuarte Bianchi de apropiarse de los bienes del productor asesinado.

 

La autopsia reveló que los disparos que recibió el hombre fueron dos. Uno de ellos fue en el cráneo, de donde extrajeron un proyectil calibre 38, y el otro, ubicado en la espalda, a la altura de la escápula derecha, con orificio de salida a la altura de la nuez de Adán. Esa última lesión le causó un shock hipovolémico agudo, es decir, una hemorragia incontrolable. El examen también reveló que no había lesiones de defensa en el cuerpo del hombre.

 

Era una persona solitaria

 

La víctima era de Buenos Aires, pero hacía unos años que estaba radicada en la provincia de San Luis. Había comprado un campo ubicado en Los Membrillos, partido de Totoral, Piedra Cuesta o el Cercadito, distante a unos 17 kilómetros al noroeste de Saladillo, 55 kilómetros al este de San Luis, en la zona donde está el embalse en el que un grupo de pescadores halló su cuerpo cuando flotaba cerca del murallón central. También tenía en San Luis unos departamentos para alquilar, donde se alojaba cuando viajaba a la capital. El hombre prácticamente no tenía familiares en San Luis y era una persona solitaria.

 

Tras el hallazgo del cuerpo, la división Homicidios hizo dos allanamientos simultáneos para buscar pruebas del hecho. Uno fue en la propiedad rural de la víctima y el otro, en la casa de Nuarte Bianchi. En esta última, ubicada en la vereda sur del pasaje San Jerónimo 333, entre las calles 9 de Julio y 25 de Mayo, de la capital, secuestraron una camioneta Dodge Ram negra doble cabina, propiedad de Eyherabide. En ella había, entre otros elementos, alambres que fueron cotejados con aquellos que habían usado para atar el cuerpo. Los peritos concluyeron que eran del mismo tipo, “tanto por el corte como por el óxido”.

 

El sospechoso estaba autorizado para manejar ese vehículo. El joven le entregó a la Policía un permiso de manejo hecho de puño y letra por Eyherabide, en el que consignaba que el empleado tenía permitido conducir el vehículo desde Saladillo a San Luis, y viceversa, seguramente. El papel fue sometido a pericias, para establecer si la letra y la firma correspondían a la víctima.

 

A través de la abogada que asesoraba a Eyherabide y le llevaba algunos trámites relacionados con el campo y los departamentos que tenía en la ciudad, los investigadores obtuvieron un documento indubitado con el que constataron la nota que entregó el imputado. La autorización efectivamente había sido escrita por Eyherabide.

 

Su detención

 

Por orden del juez Penal 2, Ariel Parrillis, Nuarte Bianchi fue arrestado por policías del Departamento Homicidios el 7 de noviembre de 2018 frente al Servicio Penitenciario Provincial cuando habría ido a visitar a su padre, Sergio Darío “Checho” Nuarte Morales, quien está preso desde 2017, como presunto organizador del traslado de 2664 kilos de marihuana, que fueron secuestrados el 11 de febrero de 2017 en la localidad cordobesa de Saturnino Laspiur. Es el mayor cargamento de droga incautada por una investigación iniciada en San Luis.

 

En un nuevo allanamiento que realizaron en la casa del sospechoso, secuestraron celulares que luego aportaron importantes pruebas que implicarían a Nuarte Bianchi en el homicidio.

 

El sospechoso habló en dos oportunidades. La primera fue una declaración informativa después del hallazgo del cuerpo, y la segunda fue tras su detención, cuando fue indagado como imputado por asesinar a tiros a Eyherabide. En ese, su primer acto de defensa, el joven, que en ese entonces tenía 23 años, dijo que era inocente.

 

Los investigadores determinaron, además, que el lugar donde fue hallado el cuerpo no fue el escenario del crimen. Creen que al hombre le dieron muerte en su campo, donde criaba algunos animales, como cerdos y pollos. Allí los policías encontraron manchas de sangre, que a través de pericias de ADN, determinaron que era de Eyherabide; pero hay dos elementos que nunca fueron hallados: el arma homicida y el celular de la víctima.

 

Según Nuarte Bianchi, la última vez que vio a su patrón y que estuvo en el campo fue el 23 de julio. Los pesquisas lograron establecer que el joven volvió en los días posteriores a la fecha en que suponen ocurrió el crimen, con un cuñado. 

 

En la vivienda se había acumulado suciedad del perro de Eyherabide, del que nunca se separaba y que había quedado allí encerrado. Según el imputado, cuando él fue halló todo normal, carneó un chancho y se lo llevó. Contó que ese día el productor rural, a quien quería como si fuera un padre, según él, le indicó que se fuera y se llevara la camioneta.

 

Un celular, una prueba

 

A través de uno de los celulares secuestrados en el domicilio del imputado, los investigadores supieron que en los primeros días de agosto —es decir, antes de que apareciera el cadáver flotando y después de la fecha en la que presumen ocurrió el asesinato— el imputado mantuvo una comunicación telefónica con uno de los inquilinos de la víctima, a quien le dijo que su patrón le había encargado que le cobrara el dinero del alquiler. Ese diálogo entra en contradicción con la afirmación del acusado de que después de que Eyherabide lo echó, el 23 de julio, no volvió a  tener contacto con él.

 

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