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El Hospital La Pedrera atiende y espera el alta de tres pacientes con COVID-19

El centro de salud villamercedino alberga a los únicos casos positivos de la provincia. Los profesionales cuidan a los pacientes mientras se recuperan y se preparan para recibir más casos leves.

Por redacción
| 24 de abril de 2020
Como nuevas. Las salas de internación tienen camas, monitores y respiradores, baño y oficina de enfermería. Foto: Juan Andrés Galli.

En este momento es uno de los edificios más importantes para el sistema de salud de la provincia. Sus pisos y paredes, que brillan con un blanco impoluto, albergan a las únicas tres personas que todavía tienen testeos positivos de coronavirus en todo el territorio puntano. Aun así, en el Hospital La Pedrera de Villa Mercedes reina la calma, sus pasillos son silenciosos y el personal trabaja con la tranquilidad de hacer a diario todo lo que está a su alcance para combatir la pandemia.

 

El nosocomio abrió sus puertas en el 2017, apenas unos meses después de que fuera inaugurado el gigante parque de 66 hectáreas. Hasta hace unas semanas, funcionaba únicamente como un centro de día. Pero desde que la enfermedad empezó a ganar terreno en el mundo, se convirtió en un lugar indispensable para alojar a los pacientes que llegan como casos sospechosos y que hasta pueden ser confirmados, pero sin factores de riesgo que agraven el cuadro.

 

 

“Desde que tomamos conocimiento de esta enfermedad, las instituciones del sector público empezamos a reorganizar nuestros servicios", explicó la coordinadora ministerial de Salud, Rosa Dávila. Por ejemplo, en el policlínico regional "Juan Domingo Perón" diagramaron protocolos de ingreso de pacientes y espacios para la toma de muestras, y dispusieron de sectores para internar a los contagiados.

 

Entonces, las instalaciones de La Pedrera aparecieron como las ideales para servir como un pulmón que descomprima al principal centro sanitario del Departamento Pedernera y de toda la zona sur de la provincia. El director de la joven institución, Agustín Bentkovsky, explicó que las puertas están cerradas para el público en general y que toda la atención primaria que realizaban antes fue absorbida por el hospital “Braulio Moyano”, que también funciona en el barrio La Ribera. Mientras que en el edificio del parque tuvieron que reacondicionar los sectores, cerrar los consultorios y transformarlos en habitaciones.

 

 

“Los tres pacientes están sin síntomas y con muy buena predisposición, a pesar de que ya llevan varios días internados". Valeria Giannobolli.

 

 

De esa forma, ahora cuentan con cinco cuartos con dos camas cada uno, que les permiten recibir a diez pacientes. Pero además, Dávila informó que continúan las obras de ampliación que habían comenzado antes de la cuarentena, con las que pretenden incorporar otras 40 plazas. “Que no aparezcan nuevos casos y que no haya circulación comunitaria, nos da tiempo para completar estos trabajos y para la compra de equipamientos, que es algo muy difícil en este momento por la gran demanda que hay", aseguró.

 

Así, el aislamiento de las personas que llegan con síntomas y a quienes se les realizan los hisopados, se distribuye entre los dos centros: el "Juan Domingo Perón" se encarga de quienes están en edades de mayor peligro o que tienen enfermedades preexistentes, mientras que La Pedrera aloja a los que no presentan gravedad.

 

La funcionaria sostuvo que tienen un mecanismo bien aceitado para seleccionar y llevar los pacientes a cada lugar. “Hay gente trabajando en el área de Epidemiología, que está con el teléfono todo el tiempo definiendo los casos. Y luego, el Sistema de Emergencias Médicas Provincial (Sempro) ya conoce los circuitos y hace los traslados", agregó.

 

 

Una guardia permanente

 

Desde que tomó su nueva función, el Hospital La Pedrera ya recibió a siete pacientes. Cuatro de ellos fueron descartados para coronavirus y pudieron volver a sus hogares, mientras que los otros tres (que contrajeron la enfermedad en el exterior y en el mismo viaje) todavía permanecen internados, pero sin síntomas y con un muy buen estado de salud. Aun así, todavía deben esperar que los muestreos arrojen resultados negativos, algo que no lleva el mismo tiempo en todas las personas.

 

"Ellos están con muy buena predisposición, a pesar de ya llevan varios días acá", contó Valeria Giannobolli, una de las médicas que los atiende. Ella y su compañera Fany Sánchez son dos de los diferentes profesionales que tuvieron que cambiar de lugar de servicio para asegurarse de que los contagiados tengan una guardia permanente. Es que a falta de una vacuna o un tratamiento para combatir el virus, el personal de salud se encarga simplemente de asilar, cuidar y monitorear a los pacientes hasta que logren superar el cuadro.

 

"Cada uno de ellos tiene su habitación individual y se cumplen todas las medidas de higiene y protección personal desde el momento de la atención médica hasta cuando se les sirven los alimentos", explicó Sánchez. Todos los cuartos cuentan con monitores, respiradores, un baño individual, y una oficina de enfermería a disposición. Todas las personas que atraviesan la puerta, tienen a mano un kit compuesto de batines, guantes, antiparras o máscaras, barbijos y cofias. Al salir, hay diferentes cestos para descartar los elementos usados.

 

Para llevar adelante todo ese protocolo, Bentkovsky reveló que fueron fundamentales las capacitaciones que les dio la especialista en control de infecciones, seguridad e higiene, Sara Ruggeri, quien trabaja en el policlínico regional. "Nos brindó muchísima información a nivel general y específica para los servicios de laboratorio, de farmacia, de kinesiología, para las mucamas, entre otros”, contó. Además, agregó que a diario reciben nuevos datos del Comité de Crisis de la Provincia, que luego transmiten a todos los trabajadores.

 

 

“Cada uno tiene una habitación individual y se toman medidas de higiene desde la atención hasta cuando les sirven los alimentos". Fany Sánchez.

 

 

Son alrededor de 50 los profesionales que trabajan en el hospital, y recibieron refuerzos de enfermeros de los centros de atención primaria y del “Juan Domingo Perón”. “Ahora somos todos un solo equipo", aseguró.

 

Las doctoras aseguran que el día a día para atender a los infectados es menos dramático de lo que podría imaginarse. Sin embargo, admiten que en un primer momento, cuando se enteraron que los test dieron positivo, tuvieron una pequeña sensación de temor. “Pero el miedo viene de la inseguridad. Si uno hace las cosas como debe y tiene todos los recaudos, ese sentimiento desaparece. Solo se trata de cuidarnos a nosotros y a los pacientes”, expresó Fany. Mientras que su colega valoró que pudieron contar con el tiempo suficiente para aprender. “Una persona que sabe lo que hace, está más segura. En las capacitaciones, fueron saliendo dudas e ideas, fuimos cambiando los procedimientos, y conociendo esto que es nuevo y nadie esperaba”, dijo. Y contó que cuando regresan a sus hogares, se cambian la ropa, los zapatos y se desinfectan para proteger a sus seres queridos.

 

Dávila destacó el trabajo de todo el personal del sistema de salud. “Acá se ve la vocación, el compromiso y la entrega a la comunidad”, resaltó.

 

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