SAN LUIS - Martes 16 de Abril de 2024

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Marcelo Jolivot: entre UVT o regresar a su querido Lafinur

Un todoterreno del deporte. Tiene 23 años y juega de opuesto. Además de vóley, hizo fútbol, básquet, natación y artes marciales.

Por redacción
| 12 de agosto de 2020
En acción: Jolivot a punto de rematar en un partido. Juega de opuesto.

Marcelo Jolivot no ve la hora que pase este flagelo para volver a jugar al vóley, ese deporte que tanto le apasiona y que abrazó de chico. El puntano, de 23 años, que empezó en Lafinur y que también jugó en Codeba y UVT de San Juan, está haciendo la cuarentena en San Luis y espera para regresar al ruedo. Tiene dos ofrecimientos: seguir en UVT para jugar la Liga A1 o quedarse en tierra puntana para trabajar en Lafinur.

 

Es un fanático de los deportes. Cuando estaba en el primer año del secundario hacía vóley, fútbol y básquet. Se hacía tiempo para todo, hasta que un día se decidió y eligió el vóley.

 

"Empecé vóley por mi mamá, ella me contaba cuando jugaba, sentí en ese momento que necesitaba probar y conocer el deporte que tanto le fascinaba", comentó el opuesto de 1,93 metro, quien también fue arquero de El Lince y tuvo la chance de irse a probar a Talleres y a River, pero decidió quedarse en San Luis junto a su familia.

 

Marcelo pasó por muchos deportes. Si bien a los 13 años hacía vóley, fútbol y básquet, de más chico probó con natación y artes marciales. Siempre tuvo y tiene una vida deportiva muy activa.

 

Es un jugador versátil. El presente lo tiene de opuesto, pero pasó por varias posiciones. En sus inicios en Lafinur, tuvo dos entrenadores que lo marcaron: Fabio Irustia y Fabián Ochoa. "Yo creo que siempre los técnicos que más te marcan son los que te acompañaron desde un principio y fortalecen ese vínculo fuera de lo deportivo. Fabio (Irustia) y Fabián (Ochoa), además de formarme como jugador y moldearme para que crezca en el deporte, son como dos padres para mí", aseguró.

 

 

 

Empecé vóley por mi mamá, ella jugaba y yo necesitaba conocer el deporte que tanto le fascinaba

 

 

Tiene como mayores virtudes la autoexigencia y el no rendirse nunca. Siempre va para adelante y busca redoblar la apuesta. Cuando las cosas no salen, entrena al 200% para mejorar y pulir esos detalles que debe corregir. No solo en el deporte se maneja así, también en la vida. Contó que, si no hubiese elegido el vóley, sería visitador médico, la carrera que estudió para cuando decida dejar de jugar.

 

El sueño de Marcelo no es diferente al de todos los deportistas. Le gustaría representar a la Argentina y dejarla lo más alto posible. "Jugar en la Selección es lo más lindo que te puede pasar. Uno siempre sueña con eso", mencionó.

 

San Juan lo adoptó y le regaló grandes momentos. Se ganó su lugar tanto en Codeba como en UVT, pero su paso por Lafinur es algo que tiene grabado a fuego en su corazón. Fue su primer club, el que lo formó, el que lo cobijó. Siempre recuerda un partido que disputó con Lafinur por la Liga B1 contra Once Unidos de Buenos Aires. "Fue un partido muy duro y la verdad que el equipo hizo todo lo que tenía que hacer, siempre será uno de los mayores recuerdos. Salimos terceros", aseveró.

 

 

 

Cuando jugaba al fútbol en El Lince compartí equipo con Julián Lucero, el actual arquero de Juventud

 

 

Vive y respira vóley. Es su pasión. Ahí se siente en su hábitat natural. "Es un deporte hermoso, sin dudarlo lo volvería a elegir y repetir momentos inolvidables que tuve", afirmó.

 

Es un pibe familiero. El menor de cinco hermanos. Cuando habla de la familia, se evidencia un brillo especial en sus ojos. "Cuando jugaba al fútbol tuve oportunidades de irme a Talleres y a River, pero la verdad que no me sentía listo para dejar mi casa, habían pasado miles de cosas —su papá falleció cuando Marcelo tenía 10 años— y era chico. Iba a extrañar mucho a mi madre, siempre pensé que no podía dejarla sola. Es el pilar más fuerte que tengo en mi vida", aseguró.

 

El fútbol le abrió las puertas para jugar en algún club de AFA, sin embargo, prefirió quedarse con su gente. Después apareció el vóley en su vida, una disciplina de la que se enamoró. El presente lo tiene entre dos propuestas: seguir en UVT de San Juan o regresar a su querido Lafinur. Mientras hace la cuarentena, Marcelo Jolivot va deshojando la margarita para decidir su futuro.

 

 

 

El sanluiseño tiene una vida deportiva muy activa y sueña con seguir progresando.

 

 

Dos puntanos de ley. Marcelo Jolivot y el "Checho" Frías posaron juntos.

 

 

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