El líder del Partido de los Trabajadores (PT), Lula Da Silva, quedó habilitado para participar de las elecciones presidenciales de octubre de 2022, luego que la mayoría del Supremo Tribunal Federal de Brasil (STF) decidió mantener el fallo de un magistrado que anuló la condena del expresidente.
Los jueces votaron 8 a 3 a favor de sostener la anulación de las penas. El STF analizaba en el plenario tres recursos —entre ellos, uno de la Procuraduría General de la República— sobre una decisión del magistrado Edson Fachin, quien en marzo pasado consideró incompetente al tribunal de Paraná, que condenó a Lula en dos casos y lo procesó en otros dos, en el marco de la operación "Lava Jato".
Fachin declaró incompetente al 13° Tribunal Federal de Curitiba en los casos del apartamento triplex en Guarujá, una hacienda en Atibaia y el relacionado con la sede y las donaciones del Instituto Lula, al considerar que no tenían relación con los desvíos de dinero en la estatal Petrobras, que fueron los que justificaron los procesos, y por eso no debían ser juzgados en Paraná, desde donde se llevó a cabo la operación "Lava Jato".
Con el fallo de Fachin, el exmandatario recuperó sus derechos políticos y podría participar en los comicios de 2022; sin embargo, estaba pendiente esta decisión del STF.
En tanto, las causas deben volver a tratarse desde cero en otra jurisdicción, por lo que Lula Da Silva podría ser eventualmente condenado en el futuro, dado que se anularon las condenas, pero no los procesos.
El encargado de juzgar y condenar a Lula fue el juez Sergio Moro, quien, luego de tomar protagonismo como el hombre que envió a la cárcel al líder progresista por presunta corrupción, se convirtió en ministro de Justicia y Seguridad Pública en el gobierno de Jair Bolsonaro.
Moro sentenció al exmandatario a 12 años y un mes de prisión por supuestas dádivas y lavado de dinero. Tras eso, Lula estuvo un año y siete meses privado de libertad, hasta que en noviembre de 2019 el Supremo declaró inconstitucional su encarcelamiento.
La defensa del histórico político siempre sostuvo que Moro recibió y aceptó la invitación por parte de Bolsonaro para incorporarse al gobierno, lo que indicaría que tuvo motivaciones políticas durante todo el proceso contra el fundador del PT, ya que Lula Da Silva lideró todas las encuestas de opinión y era el gran favorito para ganar los comicios de 2018, pero fue vetado de su candidatura en el proceso judicial.
A finales de marzo, el STF determinó que Moro fue parcial en los procesos que condenaron a prisión a Lula. Pese a eso, el ahora exjuez federal dijo tener "absoluta tranquilidad" con sus decisiones en la operación anticorrupción "Lava Jato".
En abril del año pasado, el exmagistrado fue destituido por Jair Bolsonaro de su cargo en la Justicia, en el marco de una disputa política interna que selló el fin de la relación entre ambos.
En una rueda de prensa, Moro cuestionó duramente al mandatario y lo acusó de interferir políticamente en la Policía Federal, que había iniciado una investigación sobre los hijos del presidente, Flavio y Carlos Bolsonaro. Fue luego de que el presidente desvinculara a Maurício Valeixo, director general de la PF y mano derecha del exministro de Justicia.
El escenario legal está servido para el regreso de Lula. Los escenarios social, sanitario y político terminarán por destruir al gobierno de Bolsonaro. Lula tiene allanado el camino del regreso.
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