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Un ensayo que demostró que fue una gran campaña

El ingenieroagrónomo Marcelo Bongiovanni hizo un estudio comparativo de rendimiento para obtener datos a futuro. Cinco cultivares estuvieron arriba de la media de la zona.

Por Marcelo Dettoni
| 13 de junio de 2021
Estudios. Alumnos de la UNSL e ingenieros agrónomos participan durante la campaña y luego hacen aportes a las conclusiones. Fotos: gentileza Marcelo Bongiovanni.

La soja es sin dudas el cultivo de grano de mayor importancia y principal generador de divisas para una Argentina que casi no la consume, lo que le permite exportar el 95% de su producción. En los últimos años ha manifestado un incesante crecimiento, debido principalmente a los importantes progresos tecnológicos que se vienen dando en diversos aspectos de este cultivo.

 

Ante tantos cambios  de escenario y actualizaciones a nivel mundial, es de fundamental importancia conocer el desempeño de diferentes cultivares de soja en lo que respecta al potencial de rendimiento, a la adaptación a las condiciones agroecológicas de las distintas zonas productivas y a las características agronómicas. “La conducción de ensayos comparativos de rendimiento es una de las herramientas valiosas para generar información técnica, muy necesaria al momento de hacer los ajustes y cambios en  manejo de cultivos de producción de granos”, cuenta Marcelo Bongiovanni, un productor inquieto, que permanentemente está probando maneras de mejorar la producción de su campo ubicado en Tilisarao, y además de mantenerse actualizado, ya que también se desempeña como docente de la cátedra de Agronomía de la FICA.

 

 

Aporte. Los ensayos en el campo de Bongiovanni están disponibles para todos.

 

 

En el establecimiento Don Andrés, ubicado en el kilómetro 886 de la Autopista 55, al norte de Tilisarao, Bongiovanni tiene un convenido con la Universidad Nacional de San Luis que convirtió su tierra en un “campo demostrativo y experimental”, en el que permanentemente está haciendo pruebas con el apoyo de otros ingenieros agrónomos. Allí, cada campaña agrícola lleva adelante la conducción de ensayos comparativos de rendimiento de distintos cultivos y luego recibe la visita de sus alumnos y otros interesados, porque cree que “no hay nada mejor que compartir los conocimientos”.

 

“La información técnica generada, en estos experimentos,  es presentada en congresos, publicada en revistas especializadas y también sirve como base para que alumnos de la carrera de Ingeniería Agronómica de la FICA-UNSL, puedan desarrollar su tesis de grado”, asegura Bongiovanni, dueño además de un negocio que vende insumos agrícolas.

 

Durante la campaña 2020-21, el Proyecto de Investigación P-140618 de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de San Luis,  en conjunto con las empresas BASF Argentina SA y Bongiovanni Agro SRL, llevó adelante un ensayo comparativo de rendimiento de cultivares de soja. De la experiencia participaron ocho  cultivares de la oleaginosa, de grupos de madurez de IV Medio, IV largo y V corto. El diseño utilizado fue de franjas con testigos apareados.

 

Las parcelas experimentales fueron de 14 surcos (a 0,525 metro) de ancho por 321 metros de largo (2.359,35 m2). La siembra se realizó el 30 de noviembre del año pasado, utilizando una densidad de 15 semillas por metro lineal (285.714 semillas por hectárea).

 

La semilla fue acondicionada con tratamiento profesional, que incluyó inoculante específico, fungicidas e insecticidas. Y para la siembra del ensayo se utilizó una sembradora Apache 27000, con dosificación a placas en sistema de plano inclinado y sistema de doble fertilización. En cuanto al suelo del sitio de ensayo, es un Haplustol entico (Orden Molisoles) de textura franca, perteneciente a la Serie Naschel. La soja se implantó bajo el sistema de siembra directa, sobre un rastrojo de maíz.

 

“Para el control de malezas, se realizaron aplicaciones terrestres de herbicidas en presiembra y posemergencia, utilizando distintas combinaciones de principios activos. Al comienzo de la etapa reproductiva (R1-R2) se aplicó un fertilizante foliar y bioestimulante, y durante el llenado de granos (R5), se realizó una aplicación preventiva para insectos (isocas defoliadoras y chinches) y de fungicida, para enfermedades foliares. Ambas se realizaron con avión”, aclaró el dueño de Don Andrés. Las condiciones climáticas fueron muy variables durante la campaña, lo que también hay que tener en cuenta a la hora de evaluar los resultados. “Después de un invierno muy seco que dejó las reservas hídricas en el suelo por debajo del 50% de la capacidad de almacenaje, las lluvias llegaron por fin a fines de octubre y mediados de noviembre, permitiendo sembrar con una buena condición de humedad edáfica”, contó el ingeniero agrónomo, quien agregó que “diciembre presentó altas temperaturas y lluvias erráticas, y de escasos registros hasta finales de mes, hasta que mejoró la situación. 

 

Los meses restantes (enero, febrero y marzo) registraron precipitaciones por encima del promedio (417,5 milímetros en total) y temperaturas por debajo de los registros medios. Hubo dos períodos de 10 días, uno a mediados de enero y otro a fines de febrero, donde se registraron altas temperaturas y sin precipitaciones, generando un estrés leve en el cultivo. Las abundantes precipitaciones caídas durante gran parte del período reproductivo, permitieron que se fijaran un importante número de vainas por planta, y posteriormente, un alto peso de los granos”. La precipitación acumulada en la campaña agrícola (1/4/2020 al 31/3/2021) fue de 637,3 milímetros, mientras que durante el ciclo del cultivo se alcanzó un registro de 501,5 milímetros, muy buena cantidad de agua, más allá de las irregularidades.

 

“El 2 de mayo se realizó la cosecha mecánica de los materiales ensayados y de los testigos, que nos sirven para determinar el rendimiento. De esta manera recolectamos la superficie total de las parcelas del ensayo. Previo a la cosecha se realizó un muestreo en cada parcela para la determinación de los componentes de rendimiento, altura de planta y número de nudos de cada una. Dichas determinaciones se realizaron en el Laboratorio de Calidad de Semillas y Granos de la Facultad de Ciencias Agropecuarias (FICA)”, contó Bongiovanni.

 

 

El promedio estará en 30 quintales por hectárea y hubo cinco variedades que rindieron 32 quintales", dijo el productor Marcelo Bongiovanni.

 

 

Los valores de rendimiento de todos las variedades se ajustaron a humedad comercial (13,5%) y los datos obtenidos, posteriormente, serán analizados estadísticamente. “La media del ensayo fue de  3.302 kilos por hectárea (kg/ha), y el cultivar CZ 4721 STS (BASF) alcanzó el máximo rendimiento del ensayo, con 3.640 kg/ha”, informó el técnico, que lo calificó de "excelente".

 

Los cinco cultivares siguientes en el ranking de rendimiento (NS 5028, CZ 4918, CZ 4.97, DM 4919 y CZ 4505 B STS) superaron los 3.200 kg/ha y presentaron una diferencia media de solo 165 kg/ha, respecto del cultivar de mayor potencial. “De los ocho materiales ensayados, cinco superaron la media del experimento”, resumió Bongiovanni, quien agregó que “el testigo del ensayo (CZ 4505 B STS), también de BASF, obtuvo un valor medio de 3.232 kg/ha”.

 

La conducción del ensayo estuvo a cargo de Bongiovanni, quien contó con la colaboración de los ingenieros agrónomos Diego Martínez Alvarez y Juan Pablo Odetti, quienes al igual que él se desempeñan como docentes e investigadores de la FICA. “BASF aportó la semilla necesaria para la realización del experimento y el ingeniero agrónomo Ignacio Reynoso participó en la realización del ensayo, en representación de la empresa”, distribuyó los créditos el organizador.

 

“Como conclusión, se puede expresar que, la inclusión de tecnologías en la producción agrícola y un correcto manejo agronómico hacen posible estabilizar los rendimientos en las distintas campañas agrícolas, aun en aquellas con condiciones climáticas desfavorables”.

 

 

La media del ensayo fue de  3.302 kilos por hectárea y el cultivar CZ 4721 STS (BASF) alcanzó el mejor rinde, con 3.640 kg/ha.

 

 

Conocidos los resultados, Bongiovanni aseguró que "si bien una variedad siempre es la que sale primera en el ensayo y uno debe reportarlo así en función de los datos, hay muy poca diferencia con las variedades que le siguen. Son no más de 165 kilos de rinde entre la primera y la quinta. Las siguientes cuatro o cinco se comportaron casi de la misma manera. Sin hacer un análisis estadístico, porque la idea es comunicar el resultado y publicitar la actividad que hace la facultad, cuando se puedan hacer se podrá determinar si hay diferencia o no entre las variedades de soja."

 

Agregó que "por lo que se ve de entrada, no existen diferencias. Yo estimo que no serán significativas tampoco desde el punto de vista estadístico. Es como si hubieran salido todas primeras. Pero adelantar algo así no tiene sentido hasta que se profundicen los estudios, porque ahí se agregan otras variables que inciden. Hoy los datos duros son estos. Lo importante es que esos cultivares se comportaron de manera similar en esta campaña, que fue muy buena y todos pudieron expresar el potencial de rendimiento".

 

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