10°SAN LUIS - Martes 16 de Abril de 2024

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Algunas herramientas para recuperar cierta normalidad

Por redacción
| 25 de julio de 2021

La pandemia ha provocado en el mundo entero muchos temores. Muchas personas han sentido y manifestado legítimas preocupaciones referidas a lo sanitario, a lo personal, a lo social y a lo económico. En muchos casos, y como es lógico, han aflorado aprehensiones anteriores y prejuicios muy previos a la aparición del virus. Es natural, es comprensible que ello suceda, aun cuando parezca alejarse de cierta racionalidad. No es frecuente, ni habitual, que los seres humanos deban enfrentarse a tanta incertidumbre y a tantos riesgos colectivos tan extendidos. Incluso aparecen situaciones de mucha indefensión que deben ser debidamente contempladas. Estas conductas vuelven más compleja la situación y complican la aplicación eficaz de algunas políticas públicas. Hay que lidiar con esta realidad e intentar compatibilizar razonablemente el interés general con estas conductas particulares. Lo que resulta incomprensible e inadmisible es el proceder de algunos ciudadanos, muchos de ellos comunicadores sociales con responsabilidad agravada por ese carácter. No hay modo de explicar un accionar permanente en contra de muchas medidas de aplicación imprescindible. La carencia de fundamentos es alevosa. La búsqueda incesante de argumentos absolutamente disparatados es absolutamente irrespetuosa y lesiva del bien común. Con estridencia cercana al ridículo se desafían todos los postulados científicos y valiosas apelaciones al sentido común. Deliran sospechando y sugiriendo que existe un interés perverso en limitar sus libertades individuales, prédica vulgar, disparatada, soberbia y presuntuosa. No son tan importantes, como para que en medio de semejante crisis se destinen recursos muy valiosos a intentar limitar su libre albedrío.

 

El mundo, lejos de estos dislates, intenta encontrar salida a sus problemas más acuciantes, y lo hace de un modo práctico, eficiente y concreto. El pasaporte sanitario es una valiosa herramienta que corre en este sentido. Se trata de un documento digital que permitirá comprobar a su portador que ha sido vacunado, que le dieron negativo las pruebas realizadas o que ya se ha recuperado tras pasar la enfermedad. Esas informaciones virtuales deberían tener una validez de un año y autodestruirse de la aplicación al cabo de 12 meses.

 

El mundo necesita recuperar su ritmo normal, que las actividades retornen a su habitualidad, y para ello se requiere facilitar los desplazamientos de personas, fundamentalmente en los negocios y en el turismo. Los objetivos tienen que ver con un acercamiento a desplazamientos más ágiles y normales, animar a las personas a vacunarse para contar con estas facilidades, proteger a los residentes y trabajadores de la industria médica, de viajes, hotelera y de servicios, y permitir a los países reabrir completamente sus economías.

 

Los europeos tendrán tres maneras de obtenerlo. Ante todo, con el smartphone. Una aplicación bautizada “CovidSafe” estará disponible para ser descargada de Apple y Google a comienzos de junio, permitiendo mostrar el certificado a quien lo exija. El segundo método será a través de la web. Aquellos que no tengan smartphone o no quieran instalar la aplicación podrán visitar sitios oficiales brindados en cada país, que dan acceso a los datos personales de salud. Por último, habrá un tercer método más tradicional: el correo. Cualquier europeo podrá solicitar el envío del certificado por correo, aunque solo será posible en el caso del certificado de vacunación. No será lo mismo con los hisopados, teniendo en cuenta los plazos de 72 horas de validez exigidos para esos documentos. Según el acuerdo, una vez que el pasaporte sanitario entre en vigor, los Estados miembros deberán “abstenerse de imponer restricciones suplementarias de viaje”, como hisopados o períodos de aislamiento, “a menos de que sean necesarios y proporcionales para proteger la salud pública”.

 

Con las variantes del caso, estas prácticas llegarán a la Argentina. Será imprescindible aplicarlas con racionalidad y criterio. Sería deseable que algunos cultores del eterno disparate se abstengan de sembrar mentiras y pánico. Ya fue suficiente con el ”veneno” y otras habladurías similares.

 

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