La Renga en Potrero de los Funes: el rito de los corazones sangrando

En un rincón de las sierras, alejados de la red, La Renga desplegó sus animales salvajes. Las águilas estuvieron en las remeras, pilusos y banderas de los seguidores; el león en las pantallas y en la voz ronca del Gustavo “Chizzo” Napoli y las cucarachas de bronce arriba del escenario en boxes de Potrero de los Funes en forma de sesión de vientos. “Son todos bichos”, gritó a su público el cantante y el gentío siguió al rey de la selva con graznidos y maullidos de todo tipo.

La diferencia más notoria con respecto al último show de La Renga en Potrero fue la disposición del escenario. En 2017 los músicos le daban la espalda al dique; esta vez el agua estaba a en su flanco izquierdo, detrás el puente de acceso al ingreso A13, y frente a ellos, el público dispuesto en una gran subida lo que permitió tener una buena visual desde todos los ángulos.

La segunda distinción, aunque no menos importante, fue la cantidad de personas que como hormigas recién salidas de debajo de la tierra coparon el circuito en su camino al show; un número superior del que había convocado en su anterior visita.

Pasadas las 22 la ciudad pesquera distinguida por el tradicional faro y un espumoso oleaje, que se representaba en el escenario, se encendió con colores psicodélicos. “Buena pipa” fue el tema que rompió como ola en la costa y despertó los primeros “Oh, oh, oh” de Los mismos de siempre.

Un hablador y desinhibido Napoli agradeció a quienes los acompañan en esta gira, que inició en febrero por Córdoba y finalizará en Neuquén. “Después de tanto tiempo de estar separados es un buen momento para estar  ‘A tu lado’”, presentó el tercer tema. En ese momento unos sorpresivos rayos le hicieron competencia a las luces del escenario y, por momentos, jugaron un compás peligroso con la batería de Jorge “Tanque” Iglesias.

Mientras cantaban “No da refugio el cielo”, la letra se hizo profecía y un chaparrón humedeció los torsos desnudos, las gargantas eufóricas y las cabelleras expuestas de aquellas mujeres que estaban sobre los hombros de algún varón.

En las pantallas volaban pipas sobre ruedas de la fortuna, bosques enteros estaban en llamas pero sin llegar a consumirse del todo y asteroides y cometas sobrevolaban las figuras de los músicos; siempre cerca de estrellarlos pero nunca lo suficiente como para permitirles errar una nota.

El instrumento más destacado fue la guitarra de Chizzo que en la mayoría de los temas de su disco más reciente, pero no el último según aclaró, tenía un solo para puntear. El repertorio estuvo repartido, si bien quedaron algunos temas por fuera de la red; el grupo tendió una buena carnada a sus presas que pogearon con “Panic show”, “La razón que te demora” y “Alejados de la red”.

Para cuando llegó “Hablando de la libertad” la mandíbula casi payasesca, de labios rojos y dientes filosos que ocupaba el centro del escenario ya se daba por complacida. Ella y el grupo devoraron al público de un solo mordisco. Las víctimas, más que complacidas.

Redacción/MGE