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Gasoil: siguen las restricciones y el consumo no logra repuntar

La inflación aprieta y la gente carga menos combustible. Eso generó "alivio" ante los límites de las petroleras

Por redacción
| 26 de abril de 2022
Pesadilla eterna. Ahora hay gasoil en los tanques de las estaciones de servicio. El dilema es la falta consumo. Foto: El Diario

La grave crisis económica que padece el país es tangible en un gran número de segmentos. En cualquier ámbito vinculado a la producción, la industria, el comercio o el consumo, los indicadores o las experiencias de empresarios, comerciantes o emprendedores son negativas. En la faz de los combustibles, el imparable terremoto que tratan de pasar expendedoras y clientes muestra su potencia sin tapujos. Las restricciones que rigen en torno a la provisión de gasoil se han calmado, pero solo porque los clientes, al diluirse su poder adquisitivo, cargan menos litros en los tanques de sus vehículos. 

 

Así lo afirmó el presidente de la Cámara de Expendedores de Combustibles de San Luis, José Gianello, en diálogo con El Diario de la República. Para los propietarios de las estaciones de servicio es vivir con la manta corta: si se cubren los pies, se destapan la cabeza y viceversa. Antes, cuando la gente tenía, luego de cobrar sus sueldos, un suspiro de poder adquisitivo podía llenar el tanque de su auto o camioneta. Pero ahora, con el correr de los días, el panorama de toda la gente —especialmente los asalariados— se complicó y en los tanques de las expendedoras hay gasoil. Lo que no hay es plata en las billeteras de los clientes.

 

"El abastecimiento está igual. Sigue en las mismas condiciones, es irregular. No es el normal porque las restricciones continúan. Nosotros tenemos segmentada nuestra provisión en las tres decenas del mes. Ahora nos entró la última que, si el consumo fuera el ideal, no alcanzaría. Pero las ventas cayeron mucho, eso se nota en la calle y en esa merma también cayeron aquellos clientes que cargan gasoil", comentó el dirigente.

 

"Las cuotas que nos proveen las petroleras son las mismas. Ahora, con el cambio del mes, estamos esperando renovarlas. Pero lo cierto es que hay muy poco movimiento. Las ventas, si las comparamos con las del año pasado, están muy por debajo. Es notoria esa merma", agregó Gianello.

 

En Semana Santa había mucha incertidumbre respecto a la provisión del gasoil. Por eso prevalecieron topes de carga a cada cliente que oscilaron entre los $2.000 y los $3.000. Sin embargo, las estaciones de servicio pudieron salir a flote ya que salió a la ruta menos gente que la prevista.

 

"Había incertidumbre con la llegada de la Semana Santa y la cantidad de gente que suele viajar. Pero las ventas no fueron tan altas como en un momento pensamos y no hubo problemas mayores. En lo personal solo tuve problemas con el Euro Diésel (NdR: una de las versiones premium de gasoil que venden las estaciones de servicio), pero el resto de los colegas pudo trabajar", destacó el directivo.

 

Para las petroleras, cualquiera sea su marca, el gran problema del gasoil es el precio. Según ellos, los valores actuales que rigen en los surtidores argentinos están muy desactualizados y le exigen al gobierno nacional una notable actualización de forma urgente.

 

Esas compañías afirman que trabajan a pérdida produciendo gasoil en el país para venderlo a esos costos. Aducen ese gran desequilibrio. El Estado nacional se niega a la suba de precios y por ello las petroleras dosifican la provisión hasta rozar el desabastecimiento. Es una forma de presionar para alcanzar que se libere el precio de ese combustible.

 

Para que ese factor de presión se note mucho más, las empresas impulsan una jugada insólita:  venden a los productores del agro el gasoil mayorista a un precio más caro que el minorista, que consumen los clientes comunes. Y eso hace que la gente del campo se vuelque a cargar muchos litros en los surtidores minoristas. Esa jugada genera más faltante, aunque por estos días esa faceta mermó porque la flaqueza no está hoy en los tanques, sino en la cartera de la dama y la billetera del caballero.  

 

Redacción/MGE

 

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