Casi todas las grandes cuencas fluviales de África han sido epicentros de conflictos en los últimos 20 años y el rendimiento agrícola en el continente podría caer hasta 50 por ciento en el futuro próximo, debido al agotamiento de las fuentes de agua tradicionales.
Esta situación ocurre en parte por los efectos del cambio climático y la degradación del medio ambiente, según el Informe Sobre el Estado del Ambiente en África 2023, publicado con ayuda de otros organismos internacionales, por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).
Al mismo tiempo, la degradación medioambiental y la pérdida de biodiversidad afectan sobre todo al continente, con una pérdida de cuatro millones de hectáreas de cubierta forestal cada año, el doble de la tasa media mundial.
Esto también contribuyó a que más de 50 millones de personas hayan emigrado de las zonas degradadas del África subsahariana al norte de África y Europa hasta 2020, según el informe elaborado por el Centro para la Ciencia y el Medio Ambiente (CSE) de la India.
El informe deja asentado que todas las cuencas hídricas críticas de África experimentaban al inicio de esta década dificultades y turbulencias a causa, entre otras razones, del uso insostenible de los recursos, además del clima, convirtiéndose en focos de competencia por el agua.
Las cuencas incluyen el lago Chad, compartido por Chad, Nigeria, Camerún y Níger; el río Nilo, compartido por Egipto, Uganda, Sudán y Etiopía; el lago Victoria, compartido por Kenia, Uganda y Tanzania; y el río Níger, utilizado por comunidades de Níger, Mali y Nigeria.
También figuran en la lista la cuenca del río Congo, un recurso conjunto utilizado por Camerún, la República Centroafricana, la República Democrática del Congo, Guinea Ecuatorial y Gabón, y la cuenca del lago Malaui, compartida por Tanzania y Malaui. También figura en la lista la cuenca del lago Turkana, en Kenia y Etiopía.
Los conflictos en la cuenca del lago Chad comenzaron en 1980, después que la masa de agua disminuyera un 90% desde los años 60 del siglo XX, debido a la sobre-explotación y a los efectos del cambio climático.
La ciencia lo considera uno de los grandes desastres ambientales ocurridos en nuestros tiempos.
Durante años, el lago ha sustentado el agua potable, el riego, la pesca, la ganadería y la actividad económica de más de 30 millones de personas; es vital para las comunidades originarias, pastoriles y agrícolas de uno de los países más pobres del mundo. El informe añade que el cambio climático ha alimentado crisis medioambientales y humanitarias masivas en la región.
Los actores internacionales y los gobiernos regionales han ignorado durante mucho tiempo la interacción entre el cambio climático, la violencia comunitaria y el desplazamiento forzado de civiles.
“Los conflictos entre pastores y agricultores se han hecho habituales a medida que desaparecen los medios de subsistencia, y las familias que dependen del lago emigran a otras zonas en busca de agua”, señala el reporte.
En la cuenca del Congo, las disputas comenzaron en 1960. La cuenca es testigo de crisis polifacéticas, como desplazamientos forzosos, conflictos violentos, inestabilidad política e impactos del cambio climático.
Por otro lado, en la cuenca del Níger los conflictos comenzaron en 1980 y se culpa al cambio climático de los desacuerdos por “los daños a las tierras de cultivo y el acceso restringido al agua”. Mientras que en el Nilo, los desacuerdos comenzaron en torno a 2011 a raíz de la construcción de la presa del Gran Renacimiento por parte de Etiopía, que Egipto teme que afecte el caudal de agua”.
Cuarenta años atrás, este era un escenario temible: los conflictos sociales por el agotamiento de los recursos naturales como el agua. Ahora es tiempo de respuestas.
LA MEJOR OPCIÓN PARA VER NUESTROS CONTENIDOS
Suscribite a El Diario de la República y tendrás acceso primero y mejor para leer online el PDF de cada edición papel del diario, a nuestros suplementos y a los clasificados web sin moverte de tu casaMás Noticias
