Diplomáticos estadounidenses y europeos comenzaron una nueva campaña en Oriente Medio para tratar de frenar la propagación de la guerra desde Gaza a Cisjordania, el Líbano y las rutas marítimas del mar Rojo.
A tres meses desde que el asalto al sur de Israel por militantes de Hamas desde el enclave palestino desencadenara una ofensiva israelí que ha matado a más de 22.000 palestinos y ha dejado gran parte de Gaza en ruinas.
Israel, que afirma haber abatido a 8.000 militantes desde la muerte de 1.200 personas en el ataque de Hamas del 7 de octubre, anunció un enfoque más selectivo en medio de la presión mundial para limitar las víctimas civiles.
Sin embargo, los palestinos dijeron que los ataques aéreos y los bombardeos israelíes no habían cesado, y que aviones y tanques habían intensificado sus ataques en zonas densamente pobladas, en el centro de la franja costera.
“El gobierno israelí reclama democracia y humanidad, pero es inhumano”, dijo Abdel Razek Abu Sinjar, mientras lloraba sobre los cuerpos amortajados de su esposa e hijos muertos en un ataque contra su casa en Rafah, en la frontera con Egipto.
La guerra en Gaza, gobernada por Hamas, ha avivado la violencia en Cisjordania, gobernada por Al Fatah y otro territorio donde las esperanzas palestinas de tener un Estado se han visto aplastadas desde que la última ronda de conversaciones mediadas por Estados Unidos sobre una solución fracasó en 2014.
La oficina de Derechos Humanos de la ONU afirmó que las fuerzas israelíes utilizan cada vez más tácticas militares en Cisjordania y que han muerto 300 palestinos, entre ellos 79 niños, de los cuales ocho o nueve fueron asesinados por colonos israelíes. También han muerto dos israelíes, un civil y un militar.
Hamas, que ha jurado destruir Israel, cuenta con el apoyo de Irán. Otros militantes respaldados por la república islámica en Oriente Medio han lanzado lo que dicen que son ataques de venganza dirigidos contra las fuerzas estadounidenses en Irak y Siria, y contra Israel desde Líbano por el intento declarado del Estado judío de eliminar el movimiento islamista palestino.
Estados Unidos ofreció hasta 10 millones de dólares a cambio de información sobre cinco financistas de Hamas o de cualquier dato que conduzca a la desarticulación de los mecanismos financieros del grupo militante palestino.
Hassan Nasrallah, líder del poderoso movimiento libanés Hezbolá, respaldado por Irán, dijo que Líbano quedaría “expuesto” a más operaciones israelíes si su poderoso grupo armado no respondía al asesinato del subjefe de Hamas en las afueras de Beirut.
Y un día después, Hezbolá se atribuyó la responsabilidad del lanzamiento de proyectiles desde el Líbano contra el monte Merón, en el norte de Israel.
Hezbolá dijo que apuntó con 62 proyectiles a una instalación militar israelí ubicada en el área y agregó que el ataque es “una respuesta inicial” al asesinato del subjefe de Hamas, Saleh al-Arouri, en el Líbano, presuntamente a manos de las fuerzas israelíes.
Por su parte, los hutíes, alineados con Irán y que controlan gran parte de Yemen, han atacado buques comerciales en el mar Rojo desde el 19 de noviembre, obligando a los barcos a tomar rutas más largas en un golpe al comercio mundial.
El camino de la diplomacia se impone en un escenario complejo en el que la violencia puede escalar hacia niveles dramáticos.
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