Por redacción
| 26 de agosto de 2024
Entre fines de septiembre e inicios de octubre, el Cometa C/2023 A3 Tsuchinshan-ATLAS promete un espectáculo celestial memorable cuando su camino lo acerque al Sol y luego a la Tierra.
Actualmente está más allá de la órbita de Júpiter y solo es posible distinguirlo con potentes telescopios gracias a su especial brillo.
Este cometa no se había acercado a la Tierra en 26.000 años y le lleva 200 años orbitar. Astrónomos y aficionados con telescopios y cámaras fotográficas lo esperan, cercano y bien luminoso, para tenerlo en la mira el 2 de octubre, cuando esté a tan solo 0.56 unidades astronómicas de la Tierra, equivalentes a unos 83.774,807 kilómetros.
El hemisferio sur tendrá mejores oportunidades para observar su brillo máximo de magnitud 2, que deberá ser buscado entre las constelaciones de Virgo y Leo, apenas por sobre el horizonte, con la orientación sudoeste y oeste, justo debajo de Heze y al norte de Spica, la estrella más luminosa de esa constelación. Proviene de la Nube de Oort, una región lejana del sistema solar, y su brillante núcleo, que varía entre 6 y 15 kilómetros, viaja a una velocidad de 290.664 kilómetros por hora.
Pero los científicos permanecen alertas sobre qué sucederá cuando alcance su perihelio (el punto más cercano al Sol) el 27 de septiembre, a una distancia de 58 millones de kilómetros, similar a la de Mercurio y el Sol, según detalla el portal Science.
Un artículo técnico, publicado el 9 de julio por el reconocido experto en disolución de cometas, Zdenek Sekanina, señala que se partirá antes de que llegue a aproximarse a nuestro planeta.
Los cometas son cuerpos celestes compuestos principalmente de hielo, polvo y rocas, que orbitan alrededor del Sol en trayectorias elípticas. Sus colas brillantes son producto de la cercanía al Sol, cuando el calor sublima el hielo, liberando gas y polvo al espacio.
El experto señala que estas afirmaciones están basadas en el desarrollo que ha tenido el cometa hasta el 9 de julio. El primer problema identificado es la incapacidad de este cometa para brillar a una distancia heliocéntrica superior a 2 UA, unos 160 días antes del perihelio, acompañado de una fuerte caída en la producción de polvo (Af\rho ).
Para Sekanina, la anomalía de la curva de luz que es posible observar en el cometa, es porque el núcleo del Tsuchinshan-Atlas (C/2023 A3) está fracturado a causa de una aceleración no gravitacional.
También hay expertos que aseguran que el cometa está en perfectas condiciones y que no hay evidencia de aceleraciones no gravitacionales. Y publicaciones astronómicas indican que “algunas imágenes revelan una cola de iones, pero es bastante débil. Lo que indica que el núcleo del cometa está saludable”.
Hay antecedentes que abonan el optimismo. En noviembre de 2011, el astrónomo amateur, Terry Lovejoy, descubrió un pequeño cometa, cuyo núcleo apenas alcanzaba los 500 metros de diámetro, y que pasaría a 140.000 kilómetros del sol. Nadie en el mundo científico esperaba que sobreviviera y, a pesar de eso, sí lo hizo.


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