21°SAN LUIS - Jueves 04 de Diciembre de 2025

21°SAN LUIS - Jueves 04 de Diciembre de 2025

EN VIVO

El empleo asalariado en Chile cierra 2025 con señales de recuperación tras un año de caída

Se observan señales de estabilidad y crecimiento en el último trimestre. Algunos programas están empezando a mostrar su impacto. 

Por redacción
| 02 de diciembre de 2025

Al contrario que en agosto de 2025, el empleo asalariado en Chile registró una baja del 0,4%, lo que equivale a 37.100 trabajadores menos. Es un retroceso que no pasó desapercibido. Esto especialmente en el sector privado. Aquí se evidenció una contracción de 0,2% (11.100 personas menos). Y no solo ahí: el sector público también experimentó una baja de 0,5% (15.900 empleos menos). En cambio, el trabajo en casas particulares se redujo en 2,3%, lo que se traduce en 10.200 personas menos con empleo.

 

Y es que, desde septiembre de 2023, el panorama laboral comenzó a oscurecerse. Sucedió de forma sostenida. Por ejemplo, el empleo formal privado inició una etapa de destrucción neta. Venía marcada por una caída mensual promedio de 0,4% durante el primer trimestre de 2025. Esta tendencia coincidió con un contexto económico que, sin duda, era desafiante. Y es que hay factores como la inflación persistente, por ejemplo, o la desaceleración del consumo y la incertidumbre política, que fueron calando hondo en las decisiones empresariales.

 

Por si fuera poco, la desconfianza también se trasladó a los mercados financieros. Algunos inversionistas optaron por desviar su atención hacia activos más líquidos y menos expuestos a la volatilidad local. Y, por otra parte, quienes siguen de cerca el comportamiento de la bolsa chilena o se aventuran en plataformas como TradingVew lo saben bien: en periodos de ajuste, los gráficos tienden a hablar claro. El empleo, en este caso, actuó como un termómetro adicional de un sistema que mostró fatiga. Porque, aunque las inversiones en acciones o divisas puedan dar señales anticipadas, cuando el empleo cae, es la señal más tangible de que la economía real también está en alerta.

 

Ahora bien, aunque no cabe duda de que el arranque de 2025 fue complejo, los meses siguientes trajeron consigo una pausa necesaria. A partir de abril, la contracción del empleo comenzó a moderarse. Ya no se hablaba de despidos masivos. Se hablaba de cierta estabilidad. Y en el tercer trimestre, la caída finalmente se detuvo. Tanto es así que este punto de inflexión fue valorado por diversos analistas. Ellos veían con cautela el desempeño del mercado laboral, pero que también reconocían señales de una posible reactivación.

 

Ya en el cuarto trimestre del año, comenzó a percibirse una leve recuperación. La tasa de crecimiento mensual del empleo fue de 0,1%, una cifra modesta, sí, pero significativa si se considera el contexto previo. Y para muchos, esto representa el primer paso hacia un 2026 con mejores perspectivas. Y es que el mercado laboral no se recupera de la noche a la mañana; necesita políticas públicas estables, confianza empresarial y, sobre todo, tiempo.

 

El sector asalariado privado, que había sido uno de los más golpeados, mostró algunos síntomas de revitalización. Por ejemplo, las empresas medianas volvieron a contratar personal, especialmente en rubros como comercio, transporte y servicios. Por otro lado, el sector público mantuvo una postura cautelosa, sin grandes incorporaciones, pero también sin recortes adicionales. En cuanto al trabajo doméstico, si bien sigue por debajo de los niveles prepandemia, tuvo un leve repunte gracias a la reactivación del empleo femenino y al alza de los cuidados domiciliarios.

 

Pero no todo depende de las cifras. También hay un factor psicológico que influye. La percepción de mejora, aunque sea incipiente, puede empujar a más personas a reinsertarse en el mercado laboral, a capacitarse o incluso a emprender. En este sentido, algunos programas de apoyo al empleo juvenil y femenino están empezando a mostrar impacto, al menos en las regiones metropolitanas y en polos urbanos como Valparaíso o Concepción.

 

Aunque todavía queda camino por recorrer, la foto de cierre de 2025 deja algunas luces encendidas. Por ejemplo, la informalidad laboral no creció con la misma fuerza que en años anteriores, y eso es una señal positiva. También el hecho de que el empleo asalariado se haya estabilizado en la segunda mitad del año refleja una resiliencia que no se había visto en los primeros meses.

 

Sin embargo, los desafíos siguen siendo muchos. La brecha salarial entre hombres y mujeres persiste, el empleo juvenil sigue por debajo del promedio nacional y la rotación laboral continúa siendo alta en sectores como el retail o la hotelería.

 

Además, las proyecciones económicas para 2026 apuntan a un crecimiento moderado, por lo que las expectativas deben mantenerse aterrizadas.

 

Por lo pronto, el cierre del año trae consigo algo de alivio. Los trabajadores comienzan a ver cierta estabilidad en sus ingresos, y las empresas, aunque todavía cautas, evalúan nuevas contrataciones para el primer trimestre del próximo año. Todo indica que el país transita por una lenta pero firme recuperación, aunque esta vez, con lecciones aprendidas. Y, por otra parte, con una ciudadanía más atenta a cómo los vaivenes económicos afectan su día a día.

 

Porque al final, más allá de las cifras macroeconómicas o de los indicadores financieros, lo que importa es cómo se traduce todo eso en empleo digno, estable y bien remunerado

 

Y ese sigue siendo uno de los grandes desafíos para el próximo año.

 

LA MEJOR OPCIÓN PARA VER NUESTROS CONTENIDOS
Suscribite a El Diario de la República y tendrás acceso primero y mejor para leer online el PDF de cada edición papel del diario, a nuestros suplementos y a los clasificados web sin moverte de tu casa

Suscribite a El Diario y tendrás acceso a la versión digital de todos nuestros productos y contenido exclusivo