Bullying: "Hay algo que tenemos que modificar los adultos, la sociedad es violenta"

Tan solo quien ha sufrido el bullying sabe lo que significa. A muchos, les ha costado varios años de terapia poder sanar las heridas. Pero sanar, transformar, implica un desafío: dejar el odio, abrazar el amor, la paz, la ética, y mirar también a los victimarios, porque en ellos algo pasa. Es una situación compleja, cuyo abordaje necesita el acompañamiento de todos. Porque en sí, la sociedad está enferma. En ese sentido, Julieta Baraldini, compartió una profunda reflexión que invita a mirar más allá de nuestros ojos. Justamente, a mirarse en el otro.

 

 
El punto de partida, o mejor dicho, lo que tomó trascendencia, fue lo que pasó con su hijo Francesco, de 11 años, quien estuvo desaparecido algunas horas el miércoles. En medio, algo ocurrió. No viene al caso exponerlo. Pero sí es constructivo pensar a partir de ello. ¿Qué nos está pasando?

 

"No son hechos aislados. Hoy, no solo en nuestra provincia, sino en el país, hay un fenómeno y se da en diferentes niveles educativos. Es un fenómeno social, que responde a un montón de cosas. Después está cómo afecta en lo personal a un niño. Para mí, el bullying es como lo que se ve de todo el malestar que hay. Cada niño responde de manera diferente frente a una situación de violencia. La escuela es el lugar de pertenencia, donde tendrían que tener un espacio de conocimiento, de juego, incluídas algunas tensiones, pero lo que pasa es que es un lugar de agresión. Lo que ocurre no es solamente el niño afectado, que lo han presionado o golpeado. Es un todo. Hay que correr la mirada y el dedo acusador de los niños que llevan a cabo la violencia, porque son niños a los que les está pasando algo", expresó en diálogo con El Diario de la República.

 

En ese sentido, remarcó la necesidad de dejar de lado la venganza o la exclusión. Muchas veces puede ocurrir que frente a estos casos se echa a un alumno de la escuela, o se lo señala de alguna manera, se lo castiga, o lo que es peor, se toma "justicia" por mano propia. Pero son justamente los lugares donde una sociedad no debe caer. Basta de odio.

 

"Los que pegan y son pegados forman parte de un todo, lo que ambos están mostrando es un malestar. Grandes y serias dificultades que forman parte de cómo estamos viviendo las familias y las sociedades en conjunto. Muchas veces se piensa que al niño se lo educa en la casa y va a la escuela y se tiene que portar como un príncipe. El niño puede estar educado en la casa, pero si hay problemas, crisis, dificultades, los padres que se separaron o cualquier otra cosa que altere la vida intrafamiliar, es lógico que ese chico va a llegar a la escuela y algo va a pasar. Son interacciones, no todo es culpa de padres o de maestros, somos una sociedad", subrayó.

 

"Lo que pasa en instituciones, cómo están los docentes que son seres humanos y también tienen una familia, la comunidad, los que somos mamás o papás y estamos criando chicos, todo repercute. Esto es un tejido, donde hay una falla repercute en todo. Hay que cuidar y salir de los lenguajes de violencia. Hay que ver qué le pasa al otro. No es la primera vez que sucede, hace mucho tiempo que pasa esto en el país. Me lleva a pensar que hay algo que tenemos que modificar los adultos. La cultura del amor, la paz, la ética del cuidado. Estamos fallando los adultos. Les estamos exigiendo que sean solidarios, buenos, bondadosos, pero si después nosotros tenemos un vocabulario donde estamos hablando mal, si vemos que papá le pega a mamá, o mamá le pega a papá, si hay una mamá sola recargada con todo y el papá se fue, si los chicos están viendo esos engranajes de violencia continua, algunos reales, otros simbólicos, no podemos exigirle nada a los chicos", agregó.

Empezar a actuar

Baraldini siente que lo que pasó y pasa, puede ser el puntapié para ir en busca de un camino superador. Si bien está estresada por lo que ocurrió, piensa que de todo va a salir algo bueno. En ese sentido, está pensando en un proyecto del cual va a formar parte y se hará eco de las necesidades de otras mamás y chicos, para "formular en conjunto", para generar un lugar de escucha, donde se indague cómo se puede intervenir, tratar de dar paz a donde no la hay, tratar de que el amor sea la clave en medio de una sociedad castigada por el odio y el rencor. El camino, recién empieza.