Vecinos de San Luis reclaman que les cobran multas por los medidores rotos

“No es que yo no quiera pagar, sino que pretendo abonar lo que corresponde. Estoy esperando la próxima boleta a ver qué pasa. Y si no, iré a la Intendencia”. Ésa fue la decisión que tomó Silvia Perdomo, después de que la Dirección de Servicios Básicos (SerBa) le cobró una tarifa de agua tres veces mayor a la que estaba pagando, como multa por la rotura de un medidor y, a pesar de que hizo el reclamo y le prometieron una solución, volvieron a mandarle una factura más alta por una falla que no le informaron antes de la sanción. Pero la vecina del barrio Amppya no es la única. Varios puntanos recibieron una cuota de casi $100, cuando habitualmente es de $30. Y, sólo a los que se acercaron a la sede de la dependencia municipal, les explicaron que era por los medidores y no por aumento del servicio.

Las boletas llegan más caras, pero la Dirección de Servicios Básicos no les informa que es por una sanción.

Si bien no precisó cuántos fueron los afectados, Edgar Magallanes, director de  Administración y Gestión de Redes de SerBa, admitió que a un grupo de usuarios les llegaron multas sin aviso de que estaban cometiendo una infracción. Pero aseguró que la mayoría de las personas que pasaron por la delegación pudieron resolver su inconveniente. No es el caso de Silvia, que presentó dos notas porque después de la primera volvieron a mandarle una boleta con sanción, y aún no logra respuesta; ni el de Gustavo Wolansky, que también vive en el Amppya, y se quejó personalmente por el cambio en el monto del suministro. Aunque la variación del precio no es el único dolor de cabeza que el servicio les trae a los puntanos. Ayer se quedaron sin agua potable 14 barrios de la capital, debido a la rotura de un caño.

Para Silvia, todo comenzó en abril, cuando vio que el resumen del suministro municipal era de $99. Le pareció raro que aumentara tanto de un mes a otro y decidió llamar por teléfono a la dependencia a cargo del servicio para saber por qué lo habían subido. Así se enteró que la variación en la cifra no era un incremento de la prestación, sino una sanción que le cobraban por la rotura del medidor de la casa en 2006. Además, le comunicaron que debía comprar el aparato e instalarlo y asumir todos los costos de ese trámite.

Un par de días después, la vecina envió una nota dirigida al director de Administración y Redes para detallarle lo que le habían dicho e informarle que ella había comprado la casa en 2012, por lo que no era la propietaria en el momento en que se produjo el inconveniente. E incluso, al adquirir la vivienda, sacó un libre deuda del servicio de agua y nunca saltó la falta de pago.

“Me lo reconoció personalmente Magallanes. Aparentemente, en 2006 hubo una pérdida, SerBa vino, retiró el aparato y puso la conexión directa. Y así lo dejaron, de hecho la vereda está rota todavía”, explicó Silvia, quien comentó que 48 horas después de mandar su queja por escrito, el funcionario fue hasta su hogar y le prometió resolver el problema. Los dos meses siguientes, la boleta volvió a los habituales $30. Pero en julio aumentó nuevamente, así que la mujer decidió comunicarse con el director para reiterarle el reclamo y exigirle una solución. Magallanes le recomendó que no la pague (lo mismo le dijo el personal de Ingresos Públicos), pero en agosto apareció nuevamente la deuda. El dinero se acumuló y la vecina aún no tiene respuesta ni arreglo del medidor.

 “Nos tienen que explicar por boleta que los $90 es una multa, porque no te lo dicen. Yo primero pensé que era un aumento”, dijo la usuaria. Y agregó: “Me parece que están queriendo volcar en la gente el gasto que le corresponde a SerBa. Si las casas no tienen medidores, no es un problema de los vecinos”.

Gustavo también aseguró que el error del Municipio es no informarles que están en falta y mandarles directamente una factura más alta. “El que hace la lectura del medidor si pasa y lo encuentra roto, tiene que  tocar el timbre y avisarnos. Es más, yo me vengo a enterar ahora que es responsabilidad del dueño de la casa cambiarlo”, aseguró.

Si bien el hombre notó hace unos tres o cuatro trimestres que cada dos cuotas de $30, le llegaba un resumen de casi $100; recién decidió ir a la dirección hace un mes, porque tuvo que pagar dos veces seguidas el valor más alto. En la delegación, le explicaron que era porque el dispositivo que permite calcular el consumo de agua no andaba y no tenían cómo saber la cantidad de suministro que utilizaba.

“Yo no sé cuándo se rompió y tengo mis dudas si realmente es así. Si al levantarle la tapa, está lleno de tierra”, afirmó el vecino del Amppya, quien destacó que no va a comprar el aparato hasta corroborar que no funciona. Pero mientras tanto pagará las cifras que el Municipio establezca por el suministro. “No les voy a dar el gusto de decir que me cobran de más porque no pago”, añadió.

Reclamo general

Gustavo destacó que consultó con las familias que viven cerca de su casa y la mayoría tuvo el mismo problema que él con el precio del servicio de agua potable. Aunque no todas presentaron su queja en SerBa. Lo mismo comentó Silvia: “Me inquieta porque no soy la única. Las dos veces que fui a SerBa, vi gente que se quejaba de que le llega el mismo importe que a mí. Y la última vez, una señora me dijo que no lo podía pagar porque era pensionada. Y lo que menos averiguan es de dónde vienen esos $100. Pasa en barrios enteros”, dijo la vecina. Y agregó que la mujer con la que había dialogado en la sede de SerBa, también tenía la multa por una falla en 2006: “Parece que ese año se rompieron todos los medidores”.