La Municipalidad ya no sabe qué hacer con los vendedores ambulantes. Y es que la semana pasada realizó varias inspecciones para sacarlos del microcentro, pero los comerciantes volvieron a asentarse en las veredas más transitadas de la ciudad y la Intendencia debió repetir los controles ayer a la mañana. Jorge Jofré, responsable de la Guardia Urbana de la Comuna, aseguró que si bien no logran erradicarlos definitivamente con los controles, continuarán con la vigilancia y el decomiso de la mercadería, aunque les pidió a los vecinos que no compren para evitar que la sigan ofreciendo de manera ilegal.
Según la Intendencia, los vendedores se agrupan para poder comerciar.
“El éxito de los operativos previos a Navidad es relativo. Sí logramos sacarlos e hicimos algunos decomisos, pero son insistentes y han vuelto a colocarse. Estamos nuevamente quitándolos. Lo que pasa es que hay dos o tres personajes que llevan la batuta y son violentos. Con la ayuda de la Policía, que por lo menos nos acompaña, estamos tratando de que se retiren”, dijo el funcionario municipal.
Además, admitió que hay nuevos vendedores y otros que abrieron “sucursales” y tienen hasta cinco o seis puestos distribuidos en las calles céntricas. Lo mismo había advertido El Diario en un recorrido que realizó hace una semana, en el que encontró unos 29 carros de ambulantes colocados a unas dos cuadras a la redonda de plaza Pringles. El 60% ocupaban las veredas de la Junín y la Pringles y casi un tercio del total comercializaba lentes de sol.
Jofré destacó que a pesar de que la estrategia de los manteros es juntarse en grupos de seis o siete para protegerse entre sí y ofrecer sus productos, la Intendencia no dejará de controlar el centro para impedir la venta ilegal. Pero reconoció que después de una inspección en setiembre que terminó en pelea, con heridos y mobiliario municipal destrozado, decidieron hacer una pausa, para evitar otro episodio similar. “Fue un esfuerzo solamente de la Intendencia. Ellos siguieron ejerciendo la violencia, amenazando a los inspectores, incluso cuando no están en horario de trabajo”, afirmó.
En las recorridas de la Guardia Urbana, decomisan la mercadería que venden los puesteros y luego se la entregan al juez de faltas que, según Jofré, no se las devuelve a los ambulantes. A pesar de esa pérdida de artículos, los comerciantes no abandonan las calles y si bien el funcionario comentó que el personal municipal también labra multas, es muy difícil entregarlas porque los puesteros se niegan a dar nombre o número de documento y no tienen domicilio fijo para remitirles el acta de infracción.
Tampoco funcionaron las alternativas de la Comuna de trasladarlos a otro sector de la ciudad: primero al predio de la vieja terminal y después a un espacio que la Intendencia construiría en calle Las Heras, entre Chacabuco y San Martín. “Quieren vender en el centro, donde puedan”, dijo.
“Los comerciantes que están establecidos como corresponde están muy enojados y tienen razón, porque ellos pagan sus impuestos y además manifestaron que los empleados que ellos tienen están en serio riesgo de perder sus puestos por los manteros, porque si no venden, no pueden pagar sueldos”, contó Jofré. Y le solicitó a los puntanos que no se transformen en clientes de los ambulantes, para impedir que obtengan buenas ganancias y eso los impulse a expandirse aún más por el centro.


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