Otra prueba contra Quevedo fue el arma que empuñaba en el asalto. Era un revólver calibre 38 cromado. Lo hallaron en la casa de su madre, días después del robo.
Marcelo Sebastián Quevedo tiene su casa en el barrio Maximiliano Toro, en el sur de San Luis. Pero las últimas semanas alternó sus noches entre su domicilio, el de su padre en el barrio Félix Bogado y el de su madre, en la calle Leandro Alem, cerca de Martín de Loyola.
“Sabía que había una orden judicial en su contra y trataba de evitar que lo localizáramos”, señaló el subjefe de la división Investigaciones de la Policía, oficial principal Pablo Irusta.
El joven de 29 años, que se declaró desocupado ante los policías que lo apresaron el viernes a la madrugada, era buscado desde fines del año pasado como presunto cómplice en al menos uno de los asaltos a mano armada por los que está preso Ariel Fernando “El Indio” Guardia.
La jueza Penal Nº 1, Carina Gregoraschuk, había ordenado la captura de Quevedo, apodado “El Puro”, el 2 de diciembre del año pasado, informó el principal Irusta.
Lo buscaban por el atraco a la papelería “Sabino”, de Belgrano y Maipú, cometido el viernes 1º de noviembre, a las dos y media de la tarde.
Dos hombres entraron armados, amenazaron a los empleados, robaron y se fueron. Pero sus caras no quedaron grabadas sólo en las retinas de las víctimas, también en las cámaras de seguridad del negocio. Esa fue una prueba crucial contra Quevedo y Guardia, detenido dos semanas después, el jueves 14, luego de dos asaltos a otro comercio.
“El Indio” ya está en la cárcel, con prisión preventiva.
Como sabía que lo buscaban, durante un tiempo “El Puro” Quevedo se ocultó en el norte de la provincia, según los datos que obtuvieron los policías que lo rastreaban. Luego regresó a la capital.
El viernes a las dos y media de la mañana, bajo el temporal, el sospechoso dormía en la casa de su padre, en la manzana N del Félix Bogado. A esa hora, apoyados por los efectivos del cuerpo táctico COAR, los investigadores llegaron a la vivienda. “Quevedo no se lo esperaba, sobre todo porque llovía y no pensó que en esas condiciones la Policía fuera a buscarlo, menos a esa hora. Pero la jueza había autorizado a hacer el allanamiento en horas inhábiles”, informó el jefe de la división Investigaciones, comisario Walter Olguín. Las horas nocturnas son inhábiles.
Durante el allanamiento, sentado en la cabecera de la mesa, el padre de Quevedo lloró cuando lo notificaron de que se llevarían a su hijo porque una jueza había ordenado su detención por un asalto.
El mismo día que apresaron a “El Puro” Quevedo, la jueza Penal Nº 1, Carina Gregoraschuk, lo llamó a dar una declaración indagatoria. Al día siguiente, el sábado pasado, lo procesó por robo calificado por el uso de arma y le dictó la prisión preventiva.
La filmación que los muestra a Guardia y Quevedo cometiendo el asalto fue una prueba clave, le confirmó Gregoraschuk a El Diario de la República.
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