La oscuridad de la noche es el contexto ideal para transgredir las leyes, así lo pensaron cuatro adolescentes que entraron a la escuela Nº 357 “Máximo Camargo”, ayer a la madrugada, en la que robaron, causaron destrozos en las puertas y se llevaron equipos de música. Uno de ellos fue detenido y según el comisario José Antonio Rosales habían tomado vino. El menor estaba escondido en un gabinete de gas.
Fue en la “Máximo Camargo” de la Toma.
La tranquilidad de la guardia policial fue interrumpida a las cinco y media de la mañana cuando sonó el teléfono. “Algún vecino nos avisó que afuera de la escuela había dos muchachos y adentro dos más. Cuando los agentes fueron hasta la institución no había nadie, de todas formas entraron al predio para constatar que estuviera todo bien. Pero al ingresar observaron que frente a la puerta del jardín había vasos con vino”, explicó.
A medida que los oficiales inspeccionaban el predio encontraron ventanas abiertas que habían sido forzadas, la del jardín no tenía puesto el pasador y la puerta trasera tenía el policarbonato roto.
“A primera vista lo que había era mucho desorden, cables de un equipo de música desparramados en el piso y la cocina toda desordenada”, dijo.
Cuando el director de la escuela, Aldo Ferrari, llegó al establecimiento encontró el vidrio de la ventana de su oficina roto, aunque los menores no pudieron ingresar por la ventana porque tiene rejas.
“El monto de lo que nos robaron no es exorbitante, sino el daño que produjeron en vidrios, material de policarbonato y una puerta. Aún así pudimos limpiar todo y tuvimos clases normalmente”, afirmó Ferrari.
Según el relato del comisario, los menores de 17 años permanecieron un rato dentro de las aulas porque tuvieron tiempo de escribir sus nombres y realizar dibujos en los pizarrones de dos aulas.
“Habían dibujado, parece, unas plantas de marihuana, y escribieron sus nombres”, contó el comisario y agregó: “Pudimos encontrar a uno de ellos siguiendo las huellas que habían dejado sobre el agua de rocío que había caído a la noche. Los rastros nos condujeron hasta un gabinete de gas, que está entre el jardín y la primaria, en el que estaba escondido uno de los chicos. Es el que demoramos en la comisaría, aparentemente no pudo escapar”.
Al llegar a la comisaría con el detenido, la jueza de menores ordenó los exámenes médicos correspondientes y el chico fue entregado a sus padres, que fueron citados nuevamente la semana que viene para hablar con ella.


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