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Está grave un joven que fue baleado por un "patotero"

Por redacción
| 15 de abril de 2014
El agresor sorprendió a Matías en un playón. | José Morales

Matías Pereyra había ido hasta ese barrio con la intención de ver a su nene. Le pidió a su amigo que lo acompañara. Pero en el camino los dos decidieron continuar la curda que habían empezado más temprano en casa. En uno de los tantos trayectos que hicieron en búsqueda de más vino se toparon con una patota, en ella estaba un conocido con el que él no se llevaba bien. Cruzaron un par de palabras, pero nada más. Nada lo hizo suponer lo que pasó después: ese chico, con el que ya había discutido otras veces, se fue detrás de él y, sin decirle nada, le disparó a quemarropa. Desde entonces, el muchacho de 22 años no logra salir de la sala de terapia intensiva del policlínico "Juan Domingo Perón".

 

La víctima, su amigo y los supuestos agresores son conocidos en el ámbito delictivo. Pesarían sobre ellos causas por lesiones y robos, informó la Policía.


Según comentó una fuente policial, hasta ayer el pronóstico médico para Matías era reservado. Ninguna de las dos balas que recibió salió de su cuerpo. Una lo hirió en una pierna, cerca de los genitales, y la otra en el costado derecho de la espalda. Ese segundo impacto es el que hace pender de un hilo su vida. "Le afectó un pulmón y el hígado", refirió la fuente.
El altercado, al que todavía los investigadores no le encuentran un motivo claro, sucedió la víspera del domingo. Según contó el amigo de la víctima, Horacio “Bin Laden” Carranza, ambos se juntaron a tomar unos tragos. Lo hicieron en Bélgica y Venezuela, en la casa de Matías. Allí el muchacho reside, provisoriamente, con una hermana y de vez en cuando con su madre. 
Alrededor de las 21 y después de un par de vasos, a "Chami", como le dicen algunos, lo invadieron las ganas de ver a su hijo. El pequeño vive con su mamá y su abuela en el barrio 960 Viviendas. 
De acuerdo a lo que comentaron sus allegados, la víctima y la madre del nene están separados desde que la criatura nació. Pese a que la pareja se disolvió, la mujer  admite al ex en su departamento, siempre y cuando sea para ver al nene. El problema es que muchas veces el joven llegaba borracho y, en esos casos, tenía que quedarse con las ganas de visitar a su hijo porque no era bienvenido en lo de su ex. Según contó la mujer, eso pasó el viernes. Por eso, Pereyra quiso probar si tenía mejor suerte esa noche de sábado.
Horacio relató que desde su barrio, el San José, caminaron hasta el otro. Pero cada vez que pasaban por un negocio paraban, compraban vino, bebían y seguían. Se detuvieron en varios quioscos, entre ellos, uno de la calle Buenos Aires y uno de las 960 Viviendas, llamado "El Osito". 
En una de esas paradas, Matías fue hasta el monoblock 45, donde vive su ex pareja. Pero no encontró a nadie en el departamento.
Cuando la plata se les acabó a él y a su compinche, pensó que tal vez si iban a hablar con un tío,  que estaba cerca de ahí, el hombre los entendería y les facilitaría  un par de pesos para seguir la farra. 
Ilusionada, la dupla fue hasta la esquina de Buenos Aires y Besso, a la iglesia evangélica que frecuenta ese familiar. Pero ante la negativa del pariente, tuvieron que emprender la vuelta.
No salieron tan rápido como pensaron. Al frente del templo evangélico había una patota, eran tres y como de la misma edad de ellos. A uno, según afirmó Carranza, lo conocían. "Tenía un problema de vieja data con la víctima. Pero todavía no podemos establecer la razón", dijo Diego Busto, el jefe de la Comisaría 10ª.
Ambos grupos de amigos discutieron, pero la pelea no pasó a mayores. "Chami" y "Bin Laden" siguieron su recorrido. La idea era regresar al monoblock 45, para ver si ya había llegado alguien al departamento. No alcanzaron a hacerlo.
Cuando atravesaban el playón, que está entre calles Hipólito Yrigoyen, Buenos Aires, Olloqui y Tallaferro, a sólo 30 metros del quiosco "El Osito", tuvieron que parar. Tenían en frente a los "patoteros" con los que habían peleado un rato antes, sólo que esta vez uno de ellos, el que conocían mejor, empuñaba un arma de fuego.  
Tal vez no se dieron cuenta del peligro que corrían. Es que, según constató la Policía, estaban muy borrachos. El agresor le gatilló, al parecer, sólo a Matías. Lo hizo tres veces. El balazo en la pierna lo recibió de frente y el de la espalda, casi de costado. Los investigadores todavía no pueden determinar dónde fue a parar el tercer proyectil. "No sabemos aún qué tipo de arma usó y tampoco hemos podido analizar las balas porque están en el cuerpo del lesionado", indicó Busto.
Después de ver que el chico sangraba, los agresores escaparon. Horacio lo sostuvo, pero su camarada logró caminar sólo unos pocos metros y cayó.
El oficial principal indicó que tienen ubicado al principal sospechoso. El domingo allanaron tres domicilios, uno en la esquina de Besso y Buenos Aires, otro que está en esa última calle y un tercero que prefirió no revelar. "Secuestramos algunas prendas de vestir que podrían estar vinculadas a la causa y serían del supuesto agresor", detalló. Otra fuente señaló que sólo restan algunas averiguaciones, pero que sobre todo esperan la orden del juez Penal N° 2, Leandro Estrada, para irrumpir donde -presumen- estaría el hombre sobre el que recaen todas las sospechas.

 


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