Policía herido por el choque de una patrulla con una camioneta

Para ellos, el éxito en las ventas radica en gran medida en estar atentos al semáforo. Conocer la secuencia y ver cuándo le corta el paso a una fila de autos para tener tiempo de acercarse a los conductores y ofrecerles la mercancía. Por eso, segundos antes de que una camioneta Peugeot 504 blanca con cúpula se estrellara contra el costado derecho de un patrullero del Comando Radioeléctrico, Ramón había mirado el indicador. Le daba luz verde a la camioneta, que iba por Aristóbulo del Valle hacia el este.

A los dos conductores les harían un control de alcoholemia, informó el comisario Darío Neira.

El impacto le causó lesiones graves al conductor del patrullero Chevrolet Classic LS, interno 1-631 de la Policía, alférez ayudante José Martínez, que fue llevado en ambulancia al Hospital San Luis.

El policía sufrió un golpe fuerte en la cabeza, lo que le produjo la pérdida del conocimiento y una hemorragia profusa.

“Quedó en el asiento del acompañante. Tiritaba y abría los ojos, pero no hablaba”, contó Franco Soloa, cuñado de Sullivan.

“Sufrió un corte importante en el parietal derecho”, informó el subjefe de la Unidad Regional Uno Metropolitana, comisario inspector Darío Neira.

“Perdió el conocimiento y mucha sangre. Al principio nos preocupó mucho su estado, pero sabemos que ya está mejor”, dijo el jefe del Comando Radioeléctrico, comisario Willy Morán.

Afirmó que en el transcurso de la tarde o la noche lo iban a derivar al sanatorio privado Rivadavia, por la cobertura de la Aseguradora de Riesgos del Trabajo (ART).

Neira y Morán explicaron que el patrullero había sido convocado a un accidente ocurrido en la calle Ciudad del Rosario, al este de la Jefatura Central de Policía, y hacia allá acudía cuando se produjo el choque.

Impacto sin moderación

El impacto se produjo a las cuatro de la tarde.

“Yo había salido del trabajo y como se me había roto la camioneta, le pedí prestada la suya a mi papá y me iba para mi casa”, contó José Luis Garro, conductor de la Peugeot patente AJL 376, que vive en el barrio 142 Viviendas, Puertas del Sol, a media cuadra de la escuela autogestionada que lleva el nombre del barrio.

Iba por Aristóbulo del Valle hacia el este. Antes de llegar al cruce con Riobamba “el semáforo me abrió y avancé, aceleré porque tenía luz verde”, se justificó.

De pronto, frente a su camioneta se le cruzó el vehículo policial. No tuvo tiempo de intentar frenar o esquivarlo. La trompa de la Peugeot golpeó al medio al Chevrolet, en el costado derecho.

“Lo chocó un poquito más allá (al sur) de donde está el cono”, contó Sullivan, el testigo, señalando un indicador naranja ubicado en el centro de la bocacalle. Y “lo levantó y cayó donde está”, dijo.

El patrullero quedó sobre la vereda, con la cola apoyada contra el cerco perimetral de la ochava, perteneciente a la ferretería “Quirogas”, y la trompa hacia el noroeste. Su costado izquierdo, pegado a una columna doble de hormigón que sostiene el cableado eléctrico. El derecho, doblado, completamente destruido.

En la misma posición, tres metros al norte, quedó la Peugeot. Con la cola quebró la base de un poste de madera del tendido telefónico.

Garro asegura que no escuchó la sirena del patrullero. “No sé si la traía encendida, pero no la oí. Las balizas estoy seguro que no, porque apenas fue el choque, cuando miré la patrulla, estaban apagadas”, relató el automovilista.

“Yo venía con las luces encendidas y el cinturón puesto, por eso no me pasó nada”, detalló. “Supongo que el policía no lo traía puesto, porque quedó en el asiento del acompañante”, dijo.

Su presunción fue confirmada por Sullivan, que estaba a tres metros de donde impactaron los vehículos, en la ochava noreste, y corrió a auxiliar al alférez ayudante Martínez. “El policía no llevaba puesto el cinturón”, dijo el verdulero.

Momentos antes del choque, interesado en ubicar la mercadería entre los conductores, Ramón pispeaba a cada rato el semáforo. En Riobamba se detuvo un automovilista que iba al sur. El vendedor se cercioró al mirar el semáforo: le daba paso a los que iban por Aristóbulo del Valle hacia el barrio AMPPyA. Fue a cruzar Riobamba para ofrecerle una bolsa al conductor del auto detenido. Pero escuchó una sirena hacia el norte y al mirar vio un patrullero que ya había pasado Martín de Loyola hacia el sur, con las balizas apagadas.

Entonces se quedó en la vereda.

Casi al mismo tiempo vio avanzar la Peugeot desde el oeste.

El verde para la camioneta, la sirena del patrullero y la velocidad a la que avanzaban los dos le dieron mala espina. Pero no tuvo tiempo ni de hacer una seña. Lo primero que pudo hacer fue llamar para que mandaran una ambulancia, cuando vio el estado en que había quedado el policía.