La percusión total rompió la paz de la tarde del domingo

Fiel a los años que pegó fuerte en "Divididos", o gentil en "Lito Vitale Cuarteto" -con los dos grupos visitó la provincia-, Jorge Araujo no se guardó nada en la clínica de batería que brindó el domingo en "La Pulpería".
La paz de la tarde del último día del fin de semana largo se alteró por el encuentro rítmico celebrado golpe a golpe, con pedales y escobillas entre hi-hats agudos y bombos graves. Fue en el salón de eventos del bar de la calle Pringles, un lugar que creció en demanda de shows y siempre abre sus puertas a todo tipo de espectáculos musicales.
En los afiches eran tres los que figuraban para demostrar su talento y dar a conocer secretos de varios géneros. Gonzalo Zavaroni (de "Ponchotarántula"), Maxi Rodríguez (de "Smoking Troncho") y ‘Tola’ Ponce Rodríguez, de "La Manija de don Níspero" se anotaban entre los disertantes. Pero como los baqueteros son una comunidad de amigos, tuvieron la agradable participación de Marcelo Herrera, baterista de Algarroba.com y gerente de "La Pulpería", y del rockerito Tomás Fernández quien toca en "Requiem", un pibe que demostró estar a la altura de la situación aunque apenas llegaba al banquito.
Con todos ellos es destacable el desempeño en el bajo de Boris Luco, quien acompañó en las zapadas. La mayoría improvisó pero se colaron algunas pistas pregrabadas.
Hubo chicos que hacen sus primeros pasos en la música, amateurs, profesionales, productores musicales y público aficionado que en cuatro horas recibieron info y tips desde la experiencia de cada orador, que hasta recomendaron sus sitios web favoritos para consultar.
Luego de un breve descanso, las clases de batería y percusión continuaron con Luis Ocampo, un camaleónico sesionista que participó con diferentes artistas nacionales.
Radicado en Merlo, Ocampo contó que comenzó en el folclore de chico, por mandato familiar, paralelamente en la danza y la música. Con el tiempo se volcó exclusivamente a la interpretación y al repique del tambor.
Humilde, Luis enseñó lo que sabe de cajón peruano y cómo una escobilla se puede transformar en un elemento rockero. Mucho de todo lo que dijo está en su disco-libro ‘Drumbeando folklore’, donde muestra diferentes ritmos argentinos para ejecutar en batería. En sus manos, las raíces nacionales y en el pecho una remera de los "Doors". Es la misma pasión.
Y así pasó un nuevo Drum Show ejecutado por aquellos que se ganan la vida a los golpes de bombo.