Mario y Valeria: de policías a héroes de la ciudad

Son bastante diferentes entre ellos. Mario Escudero es oficial principal y Valeria Maldocena, alférez ayudante. Él tiene diecisiete años de servicio y ella apenas diez meses. Valeria es más seria y la incomodan los flashes, Mario, en cambio, bromea y ríe mucho más relajado. Ambos tuvieron  el mismo sentimiento inevitable de salvar la vida de una joven que había decidido suicidarse al colgarse de un cinto en la casa donde vive. La reanimaron con masajes cardíacos y hoy sigue recuperándose. Eso les valió el reconocimiento de la sociedad mercedina, de la sanluiseña en la figura del Ministerio de Relaciones Institucionales y mañana será el turno del Concejo Deliberante local.

"Tenía un primo policía y me gustaba el uniforme. Entré con gran vocación y ganas"

 Ambos coinciden en que entrar a la fuerza policial fue pura vocación. “Siempre me propuse ser militar, policía federal o de la provincia, eran las únicas tres cosas que tenía como objetivo desde chica, y se me dio, en mi familia no tengo ningún pariente, pero me apoyaron en la decisión así que salí de la escuela y ahí nomás entré al instituto”, relató la joven de 22 años.

Mario coincidió respecto a las ansias tempranas, pero en su caso “tenía un primo policía y me gustaba ver su uniforme. Entré con gran vocación y ganas, me gustó y acá estamos, todavía firmes. Para que te guste tenés que estar unos dos o tres años, tenés que hacerte”, sugirió.

El espíritu solidario en Valeria es bastante elocuente y ni ella pudo evitar decir que ingresó a la Policía porque “quería ayudar a la gente, el estar cuando nos necesitan”, y que en su vida cotidiana “uno se siente satisfecha por más que se exija día a día, cuesta pero se llega a sentir”, reflexionó.

Aunque el oficial principal tiene sólo 36 años registra muchas anécdotas. Recibió un balazo en uno de sus muslos cuando acudió como refuerzo mientras un grupo comando asaltó el banco de la Zona Estación. “Estuve en rehabilitación un mes y medio y volví a la policía a los tres meses”, cuenta. Tuvo que defenderse de los disparos y bombas molotov en un intento de robo a un camión blindado cerca de Vizcacheras. Pero el episodio más doloroso fue en 2004 cuando con otros efectivos entraron al búnker del delincuente “Pepa” Sánchez, quien mató a su compañero Sergio Pereira.

“Era el cumpleaños de su hijo y tenía que ir al asado pero cuando allanamos el lugar el 'Pepa' sacó un 32 largo, yo me abalanzo y comienza a efectuar disparos. En uno lo mata a Sergio, cuando entra por la ventana. Eso me quedó para toda la vida, fue terrible”, recordó apenado.

Para Valeria sus meses de servicio han sido más tranquilos, sólo ha intervenido en robos y detenciones menores. Si no hubiera sido interrumpido, sería el primer suicidio al que asistía la alférez, pero fuera de ser una novata, "actuó muy bien" según la opinión de su superior.

Por su destacada labor

Son los primeros efectivos reconocidos de 2014 por el buen desempeño durante el 21 de mayo pasado. El destino quiso que estuvieran de guardia en la Comisaría de La Ribera y, a la hora de relatar, el principal tomó la iniciativa y, repentinamente, cambió el modo simpático para hablar en el léxico policial que todos en la fuerza terminan por adoptar.

“Llaman al 911, siendo aproximadamente las 15:50, circunstancia en que andábamos recorriendo el barrio de la jurisdicción y nos dan conocimiento que en un sector del complejo había una persona sin vida, que estaba ahorcada. Vamos al lugar y antes de llegar a la casa había una gran multitud de vecinos llorando que nos decían que había fallecido. Ingreso a la morada acompañado del tío  y en una de las habitaciones puedo ver a una chica de un 1,70 aproximadamente, colgada de un cinto de cuero del techo de madera”, recordó.

Con ademanes contó que buscó signos vitales en la muñeca de la joven de 18 años pero como no sintió el bombeo de la sangre, ubicó su mano en el cuello donde constató que aún vivía. "Trato de descolgarla y la llevo afuera, para hacerle RCP (Reanimación cardiopulmonar) hasta que llegó la ambulancia", describió.

La alférez se conmovió con la adolescente y logró calmarla en el acto. "Es poca la diferencia que tenemos, un problema que ella tuvo yo también lo pasé que fue la pérdida de un bebé, entonces la supe entender y llegué más a ella para tranquilizarla", detalló.

Casi quince días después, Valeria volvió a la casa para hablar con la joven. Le contó que volvería a Córdoba a vivir con sus padres, "porque acá estaba con sus tíos y el novio, y se lo lleva a él con ella", precisó.

Escudero está casado con Nancy y tiene dos varones adolescentes y una niña de nueve. Maldocena no tiene hijos, y su familia está compuesta por papá Aníbal, mamá María y su hermana Analía. Los dos son creyentes y por momentos pensaron que pudo haber una mano sagrada ese 21 de mayo.

"Nada es cierto hasta que no llegamos a lo último, hacemos lo máximo por ayudar. Uno siempre llega con la mejor expectativa. Es raro que me reconozcan lo que hice cuando fue sólo por vocación", señaló Valeria. A lo que Mario agregó que "el hecho de salvar esa vida nos da más ganas de seguir trabajando".