Leones que dejaron la vida

Juventud dejó el alma. Los jugadores, el cuerpo técnico y los dirigentes no tienen que reprocharse nada. Como los árboles murieron de pie. Con corazón, garra y esa estirpe puntana se llevaron por delante a Guaraní, pero no le alcanzó.
La postal de la noche fue cuando el árbitro Córdoba hizo sonar el silbato decretando el final. La primera imagen fue el Gringo Imbesi con las rodillas en el piso. Mirando el césped. Masticando bronca y preguntándose por qué: El fútbol tiene estas cosas. Tiene razones que el corazón no entiende. Juventud fue más que Guaraní en los ciento ochenta minutos, pero la "maldita" ventaja deportiva en favor de los misioneros, lo dejó con las manos vacías. Imbesi juega al fútbol como siente la vida. Deja el alma en cada pelota. Y cuando el ascenso se le escapó como espuma de las manos, las lágrimas recorrieron sus mejillas. Tombolini vino a consolarlo. Lo levantó.  El Pini Aguirre juntó las manos y le pidió perdón al centenar de puntanos que desafiaron los 1.500 kilómetros que separan a San Luis de Misiones. El Leche Ojeda miró el cielo y buscó respuestas. Mauro Aguirre se levantó del banco de suplentes para consolar a sus compañeros. Así es este grupo. Unidos y tirando todos para el mismo lado. Hicieron una segunda parte de campeonato de novela. Jugaron ocho partidos. Ganaron cinco. Empataron dos y perdieron solo uno. Nada para reprochar.
Ahora hay que barajar y dar de nuevo. Hay que mantener el cuerpo técnico y los jugadores. En trece años en el Argentino A nunca estuvo tan cerca de ascender. Tempesta armó un equipo bárbaro. Les bajó el mensaje que sus muchachos entendieron a la perfección. Ilusionaron a todo un pueblo. Si ascendía Juventud ascendía el fútbol de San Luis. Hay que aplaudir a este grupo de valientes que dejaron todo en la cancha. Jugaron dos finales bárbaras. El termómetro es que cuando se retiraron del estadio, los propios hinchas misioneros los aplaudieron.
Juventud demostró que se puede. Con un equipo sólido. Un técnico trabajador y conocedor de la categoría. Con dirigentes idóneos y con ganas de conseguir cosas importantes. El fútbol sanluiseño goza de buena salud.
Los jugadores tienen que estar con la frente en alto. Los hinchas tienen que estar orgullosos de estos gladiadores. Jugaron en una cancha difícil con quince mil misioneros metiendo presión, pero no se achicaron. Salieron a competir con valentía y le hicieron pegar más de un revolcón al arquero local.
El fútbol, al igual que la vida, siempre da revancha. Y el Juve la tendrá. Cuando se hacen bien los deberes, las metas llegan, los objetivos se cumplen. Los sueños se hacen realidad.
Las luces del estadio se apagaron. En el medio de un griterío infernal de los hinchas de Guaraní, se fueron retirando los actores de esta película que tuvo a Juventud como protagonista. Estos jugadores nunca quisieron un papel de reparto. Fueron y serán protagonistas. Es un grupo que se merecía el ascenso, pero por esas cosas que tiene la vida, no se pudo.
No hay nada que reprocharse porque la pelota no entra, o la saca el arquero, no hay que desviarse de la idea principal. Ésta es la senda. El fútbol puntano pegó un enorme salto de calidad. Juventud estuvo muy cerca del ascenso. No pudo, pero trabajando de esta manera, el Nacional B llegará más temprano que tarde.